diminuta figura por la escala de Jacob. Sono la sirena y el barco se puso otra vez en marcha, pasando Sandy Hook a traves de Lower Bay hacia Narrows. Hubo otra parada en el lugar cerca de Staten Island llamado Quarantine y alli subieron los oficiales de inmigracion. Y con ellos la prensa.

El ayudante del comisario de a bordo se acerco a Walter a preguntarle si iba a atender a los periodistas. Walter dijo que no. Que era muy dificil hacer algun comentario en ese momento y que iria a su camarote a preparar las maletas. Pero al darse la vuelta una voz estallo en su interior. Keystone habia obtenido una foto del verdadero inspector Dew.

Manhattan brillaba sobre el agua y el Mauretania hizo sonar la sirena para anunciar su llegada. Los pasajeros que llegaban por primera vez identificaban con mucha excitacion el edificio Woolworth y otros lugares famosos. La estatua de la Libertad estaba mas cerca y dominaba el panorama.

En la cubierta se entregaban las ultimas propinas a los camareros y la gente que habia compartido mesas o partidas de cartas se despedia. La tripulacion arreglaba las cosas y el barco toco la sirena por ultima vez.

Alma estaba colgada del brazo de Johnny mientras el le explicaba la rutina del desembarque. El equipaje seria llevado a distintos puntos del muelle identificados con las letras del alfabeto. Como la B de Baranov estaba a unos cincuenta metros de la F, tendrian que separarse.

– Pero no te preocupes, querida, todo lo que tienes que hacer es controlar tu equipaje y esperar que lo revise un vista de aduana. Cuando termines, esperame. Tengo que asistir a la descarga del Lanchester, pero no voy a tardar mucho. Y despues, un buen almuerzo en el Waldorf para ambos.

Durante la siguiente hora Alma descubrio uno de los fallos de Johnny: era demasiado optimista. Habian bajado por la pasarela y tomado posiciones en las letras correspondientes, pero el unico equipaje que estaba alli era el de los camarotes. El Lanchester seguia en la bodega. De todos modos disfruto de la escena, del crujir de los cabrestantes, el pulsar de las dinamos, los gritos de los hombres.

– ?Todavia esperando?

Se volvio y encontro a Walter de pie junto a ella.

– Vine a ver si te podia ayudar -explico.

Alma estaba agradecida. Siempre la habia tratado con bondad.

– Es que no ha llegado todo. Estan esos baules de Lydia.

– Tres -confirmo Walter-, Estan alli.

Estaban en un lugar adonde no habia mirado, unos metros mas alla de la letra B. Walter llamo a un mozo y los hizo colocar junto a las cosas que Alma habia dejado. Luego consiguio un vista para revisarlos. Mientras lo hacian, vieron como bajaban el Lanchester de la bodega numero 2 en el otro extremo. Parecia muy fragil suspendido sobre el muelle, pero lo apoyaron sin problema y Johnny se acerco para controlar que sacaran el aparejo sin danar la brillante carroceria.

– Vamos -dijo Walter-. Llevemos el equipaje de mano.

– ?Y tu equipaje?

– Puede esperar. Tengo que volver a subir a bordo para ver al capitan -levanto una maleta y acompano a Alma por entre las numerosas pilas de equipaje hasta donde habian descargado los coches. Johnny estaba inspeccionando el suyo para ver que no tuviera rayaduras.

– Es muy amable de su parte, inspector.

– No es nada -sonrio Walter-. ?La pongo en el portaequipajes?

– Dejelo, hombre todavia tengo que abrirlo -Johnny buscaba la llave en su bolsillo.

– No es necesario -replico Walter-, Creo que lo encontrara abierto -agarro la manija y levanto la tapa.

– ?Que demonios…? -exclamo Johnny sorprendido.

Dentro y medio oculto por una frazada, estaba Livy Cordell. Se sento parpadeando por el sol.

– Supuse que seria usted, inspector -saludo con resignacion.

Pero Walter miraba a Alma y era dificil decir si su sonrisa era de satisfaccion o de sorpresa.

23

– No se como expresarle mi agradecimiento, inspector -comento el capitan Rostron- es un triunfo de la investigacion. Creo que hasta sobrepasa el caso Crippen. Todo el mundo se va a enterar de esto.

– Gracias -exclamo Walter- pero no quiero ningun alboroto.

El capitan sonrio.

– Dudo que podamos evitarlo. La prensa de Nueva York lo espera. Tendra un recibimiento especial y lo merece de veras.

– Pues no lo quiero, capitan -Walter se paso el dedo por el cuello-. Quiero que me dejen en paz. ?No hay forma de poder evitarlo?

– Bueno, no tiene por que bajar a tierra.

Walter abrio los ojos.

– De veras -continuo el capitan- si quiere puede quedarse en su camarote.

– No me puedo quedar mucho tiempo o me llevaran de vuelta a Inglaterra.

– Ah -parecio recordar el capitan- iba a hablarle de eso.

– ?De que? -pregunto Walter alarmado.

– ?Otro whisky? Temo que tendre que pedirle que vuelva conmigo manana.

– ?Que?

– Dejeme explicarle. Yo se que no es policia.

Walter tomo el whisky de un trago.

– …desde que se jubilo -explico el capitan-. Asi que es un grave inconveniente para usted, ?pero que otra cosa puedo decirle? Cordell tiene que volver a Inglaterra por el juicio y como usted es el que se encarga de su caso…

– Pero el es norteamericano -alego Walter-. ?No pueden juzgarlo aqui?

– ?Ya no se acuerda de la ley? -pregunto el capitan con una sonrisa-. Cometio un delito a bordo de un barco ingles en alta mar. Tiene que volver. Por supuesto que cuando lleguemos a Southampton le pedire a la policia que se lo lleve. No es necesario que usted vuelva a ponerse en evidencia. Pero si lo necesitaremos para el juicio. A decir verdad sin su cooperacion no hay caso contra Cordell.

– Pero he hecho algunos arreglos aqui…

Walter lo contemplo en silencio.

– No tardaremos mucho -continuo el capitan, todavia tratando de suavizar el golpe-. Esta es una travesia rapida. Manana partimos -apoyo la mano en el brazo de Walter-, La policia lo recibira con los brazos abiertos.

VI El inmigrante

1

A la media noche siguiente el Mauretania fue remolcado hasta el canal de North River y volvio a encararse al oceano. En esta travesia llevaba menos pasajeros, porque la temporada de vacaciones en Europa estaba casi terminada para 1921. Los que viajaban eran en su mayoria hombres de negocios y en la lista de segunda clase aparecia el nombre del senor Walter Brown.

Walter comia en su camarote. Hacia ejercicio cuando sabia que la cubierta estaba vacia. Ya era famoso. La fascinante historia de como habia desenmascarado el inspector Dew al estrangulador del Mauretania estaba en las primeras planas de los diarios de Nueva York con su fotografia.

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