contaba con solo doce anos. Le narro sus experiencias cuando abrio la tienda y como eran sus dias habituales. Curiosamente no le conto nada acerca de Catherine.

Mientras charlaban, el cielo se oscurecio y la niebla comenzo a rodearlos. Mientras el velero se mecia ligeramente sobre las olas, una especie de intimidad descendio sobre ellos.

Al llegar a una pausa en la conversacion, Garrett se retrepo en el asiento y se paso las manos por el cabello. Cerro los ojos y parecio estar saboreando un momento de silencio solo suyo.

La ultima vez que navegaron juntos, Catherine sorprendio a Garrett con una cena acompanada con vino y a la luz de las velas en la que charlaron tranquilamente por horas. El mar estaba en calma y el suave subir y bajar de las olas los reconfortaba como si tratara de un viejo amigo.

Esa noche, despues de hacer el amor, Catherine estaba acostada al lado de Garrett y le acariciaba el pecho suavemente con los dedos sin decir nada.

– ?En que piensas? -pregunto el por fin.

– Solo en que no crei posible amar a alguien tanto como te amo a ti -susurro ella.

– Tampoco yo lo creia -respondio el con suavidad-. No se lo que haria si me faltaras.

– ?Puedes prometerme algo?

– Lo que quieras.

– Si algo me llegara a pasar, prometeme que buscaras a alguien para que este a tu lado.

– No creo que pueda amar a nadie mas que a ti.

– Solo prometemelo, ?si?

El tardo un momento en responder.

– Muy bien. Si eso te hace sentir mejor, te lo prometo. Catherine se apreto contra el.

– Soy muy feliz, Garrett.

Cuando el recuerdo se desvanecio por fin, Garrett se aclare la garganta

– Bien, me parece que ya es hora de emprender el viaje de regreso -dijo.

Minutos despues el velero se encontraba de nuevo en camino. Garrett permanecio en el timon, manteniendo al Happenstance en rumbo. Theresa estaba de pie cerca de el, con la mano en la barandilla. Ninguno de los dos hablo durante un largo rato y Garrett Blake comenzo a preguntarse por que se sentia tan confundido.

Las luces de los edificios situados al borde de la costa parpadeaban en la niebla que poco a poco se hacia mas espesa. Conforme el Happenstance se aproximaba a la orilla, Theresa se dio cuenta de pronto que era poco probable que se vieran de nuevo. En unos cuantos minutos estarian de regreso en los muelles y se despedirian.

Llegaron hasta la caleta y dieron vuelta hacia el puerto. Garrett mantuvo izadas las velas casi hasta el mismo lugar en que las habia desplegado cuando partieron; luego las arrio con el mismo ahinco con el que guio la nave durante toda la velada. El motor cobro vida de nuevo y en unos cuantos minutos pasaron entre los botes que habian estado atracados toda la tarde. Al llegar al muelle, mientras Garrett descendia de un salto para asegurar al Happenstance con una soga, Theresa permanecio de pie en la cubierta.

Theresa se dirigio hacia la popa del bote para recoger la canasta y su chaqueta, pero se detuvo. Lo penso un instante y tomo canasta, pero en lugar de recoger su chaqueta, la empujo para que quedara oculta a medias bajo el cojin del asiento. Se dirigio hasta el costado del bote y Garrett le tendio una mano. De nuevo sintio la fuerza de aquella mano cuando la sujeto al dar el paso para bajar al muelle.

Se miraron por un momento, como si se preguntaran que pasaria despues; luego Garrett se acerco al velero.

– Como tengo que dejarlo cerrado y voy a tardar algunos minutos. ?Puedo acompanarte a tu auto primero?

– Claro -respondio ella y comenzaron a caminar juntos por el muelle. Cuando llegaron al auto, Garrett la miro mientras ella quitaba el seguro de la puerta y la abria.

– Pase una velada maravillosa -comento ella.

– Tambien yo.

Por un momento las miradas de ambos se encontraron.

– Es mejor que me vaya -dijo el a toda prisa-. Manana tengo que levantarme temprano -ella asintio y, sin saber que otra cosa hacer, Garrett le tendio la mano-. Theresa, me dio gusto conocerte. Espero que disfrutes el resto de tus vacaciones.

– Gracias por todo, Garrett. Fue un placer conocerte.

Tomo asiento tras el volante y encendio el motor. Garrett cerro la puerta y espero a que ella arrancara. Theresa le sonrio por ultima vez, echo un vistazo al espejo retrovisor y lentamente movio el auto marcha atras. Una vez que se alejo, Garrett regreso a los muelles, preguntandose por que se sentia tan intranquilo.

Veinte minutos mas tarde, Theresa estaba de vuelta en su habitacion del hotel. Despues, tendida en la cama, penso en Garrett. Apago la lampara de la mesa de noche y cuando se acostumbro a la oscuridad, miro hacia el espacio entre las dos cortinas que no estaban totalmente cerradas. La Luna, en cuarto creciente, brillaba en el cielo y un poco de su luz se filtraba e iluminaba la cama. Al contemplarla se sintio incapaz de quitarle la vista de encima, hasta que por fin se relajo y cerro los ojos para dormir.

Capitulo Cinco

– Hijo, me gustaria que me lo contaras todo de una vez, ?que fue exactamente lo que paso despues?

Jeb Blake se inclino sobre su taza de cafe; tenia la voz aspera. A sus casi setenta anos de edad, era delgado, alto y de rostro curtido. Con escasos cabellos blancos y la nuez de Adan sobresaliendole en el cuello como si se tratara de una pequena ciruela. En los brazos tenia tatuajes ademas de cicatrices y los nudillos siempre se le veian hinchados por tantos anos de trabajo rudo en la pesca del camaron.

– Nada. Se subio a su auto y se marcho.

Jeb Blake miro a Garrett mientras enrollaba el primero de los doce cigarrillos que fumaria ese dia.

– Bueno, eso suena como desperdiciar una oportunidad, ?no te Parece, hijo?

Garrett se sorprendio ante su franqueza.

– No, papa. No fue un desperdicio. Paso un buen rato anoche. Disfrute de su compania.

– Pero no volveras a verla.

Garrett tomo un sorbo de cafe y nego con la cabeza.

– Lo dudo. Como ya te dije, esta aqui de vacaciones.

– ?Por cuanto tiempo?

– No se. No le pregunte. Y de cualquier manera, ?por que estas tan interesado? Sali a navegar con alguien y pase un buen rato. No hay mucho mas que pueda decir al respecto.

Jeb se inclino de nuevo sobre su taza de cafe.

– Te gusto, ?no es cierto?

– Si, papa, si, pero como te dije, es probable que no vuelva a verla. No se en que hotel se hospeda y hasta es posible que se marche hoy mismo.

Su padre lo miro en silencio durante un momento antes de plantearle con cuidado la siguiente pregunta.

– Pero, si ella siguiera aqui, y tu supieras donde se hospeda, ?crees que te interesaria?

Garrett miro hacia otro lado sin responder y Jeb estiro la mano por encima de la mesa para tomar a su hijo por el brazo.

– Hijo, han pasado tres anos. Se que la amabas, pero la vida sigue adelante.

Unos cuantos minutos mas tarde terminaron sus tazas de cafe. Garrett dejo caer un par de dolares sobre la mesa y siguio a su padre por la salida de la cafeteria, hasta su camion en el estacionamiento.

Cuando por fin llego a la tienda, en su mente se arremolinaban las ideas. Incapaz de concentrarse en el papeleo en el que tenia que trabajar, decidio volver a los muelles para terminar la reparacion del motor que habia comenzado un dia antes. Ciertamente tenia que pasar algun tiempo en la tienda ese dia, pero en ese momento necesitaba estar a solas.

Al quitar la cubierta del motor, penso en la charla que habia sostenido con su padre. El tenia razon, pero

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