El le quito la bolsa y la puso a un lado.

– ?Ocurre algo? Se que no te has sentido bien ultimamente.

– Estoy bien -respondio ella-, pero no creo que pueda navegar esta noche.

– Te pasa algo malo, ?verdad?

Catherine sonrio de nuevo y se inclino para sacar un pequeno paquete de la bolsa. Garrett la miro y ella comenzo a abrirlo.

– Cierra los ojos -le pidio- y te lo contare todo.

Todavia sin saber que hacer, Garrett cerro los ojos y oyo como se rompia un papel de China.

– Muy bien, ya puedes abrirlos.

Catherine sostenia frente a ella una prenda de bebe.

– ?Que es eso? -pregunto sin comprender.

Estaba muy animada.

– Estoy embarazada -explico con emocion.

– ?Embarazada?

– Si. Oficialmente tengo ocho semanas.

– ?Ocho semanas?

Sorprendido y titubeante, Garrett tomo la ropita de bebe y la sostuvo delicadamente en la mano; luego se inclino hacia delante y le dio a Catherine un abrazo.

– ?No puedo creerlo!

– Pues es verdad.

Una amplia sonrisa se le dibujo en los labios cuando por fin comprendio lo que le estaba diciendo.

– ?Estas embarazada!

Catherine cerro los ojos y le susurro al oido:

– Y tu vas a ser padre.

Los pensamientos de Garrett fueron interrumpidos por el chirrido de la puerta. Su padre metio la cabeza en la habitacion.

– Vi tu camion afuera -le dijo-. No esperaba que volvieras hasta esta tarde -al ver que Garrett no le respondio, su padre entro y descubrio la fotografia de Catherine en la mesa-. ?Estas bien, hijo? -pregunto con cautela.

Se sentaron en la sala mientras Garrett le explicaba la situacion desde el principio: sus suenos recurrentes, los mensajes que habia estado enviando en botellas, y por fin, la discusion sostenida con Theresa la noche anterior. Cuando termino, su padre le quito las cartas de la mano.

– Debe de haber sido una verdadera sorpresa -dijo al tiempo que miraba las hojas de papel-, pero, ?no crees que te portaste un poco duro con ella?

Garrett movio la cabeza con cansancio.

– Ella sabia todo sobre mi. Ella lo planeo todo.

– No, no fue asi -lo contradijo su padre con suavidad-. Tal vez haya venido a conocerte, pero no hizo que te enamoraras de ella. Eso lo hiciste solo.

Garrett desvio la cara antes de volver a mirar la fotografia que tenia sobre la mesa.

– Pero, ?no crees que estuvo mal que no me lo dijera? ?Crees que estuvo bien que lo ocultara?

Jeb suspiro.

– Tal vez no te dijo lo de las cartas, de acuerdo, y tal vez si debio hacerlo. Pero eso no es lo que te molesta ahora. Estas enojado porque te hizo darte cuenta de algo que no deseas admitir.

Garrett miro a su padre sin tener nada que responder. Luego se levanto del sofa y se dirigio a la cocina, con la repentina urgencia de escapar de aquella conversacion. En el refrigerador encontro una jarra de te y se sirvio un vaso. Abrio el congelador y tomo la bandeja de metal con hielos para sacar un par de cubos. En un arranque repentino de frustracion, tiro de la palanca con demasiada fuerza y los cubos de hielo salieron volando sobre el mostrador y cayeron al suelo.

Mientras Garrett murmuraba maldiciones en la cocina, Jeb camino hasta la puerta corrediza. La abrio y miro como los vientos frios de diciembre, provenientes del Atlantico, hacian que las olas rompieran con violencia; el ruido hacia eco por toda la casa. Jeb contemplo el mar, lo miro agitarse y revolverse, hasta que oyo que llamaban a la puerta.

Se volvio, preguntandose quien podria ser. Entonces se dio cuenta de que todas las veces que estuvo antes en casa de su hijo nadie lo habia ido a visitar.

Garrett estaba en la cocina y, aparentemente, no habia oido que llamaban.

Jeb fue a abrir.

– ?Ya voy! -grito.

Cuando abrio la puerta del frente, una rafaga de viento se colo en la sala, lanzando las cartas al suelo. Sin embargo, Jeb no lo noto. Toda su atencion se centro en la visitante que estaba en el porche.

Frente a el se encontraba una mujer joven, de cabello oscuro a la que nunca habia visto. Se detuvo un instante y supo exactamente de quien se trataba. Se hizo a un lado para dejarla pasar.

– Pase -murmuro en voz baja.

Cuando entro y cerro la puerta a sus espaldas, el viento ceso de pronto. Theresa miro a Jeb incomoda.

– Usted debe de ser Theresa -dijo Jeb-. He oido hablar mucho de usted.

Ella se cruzo de brazos, sin saber que hacer.

– Se que no me esperaba, pero…

– No se preocupe -la animo Jeb.

– ?Esta Garrett en casa?

Jeb asintio y le indico la cocina con la cabeza.

– Si, aqui esta. Fue a servirse algo de beber.

– ?Como esta?

Jeb se limito a encogerse de hombros y con cierta lentitud esbozo una sonrisa ironica.

– Tendra que hablar con el.

Theresa asintio, preguntandose de pronto si habria sido una buena idea ir alla. Miro a su alrededor y de inmediato vio las cartas tiradas en el piso y, por encima del hombro de Jeb, la fotografia de Catherine.

Por lo general aquella fotografia estaba en el dormitorio y, por alguna razon, ahora estaba ahi, a la vista, y ella no podia quitarle los ojos de encima. Todavia la miraba cuando Garrett volvio a la sala.

– Papa, ?que ocurrio aqui…?

Se quedo inmovil. Theresa se enfrento a el, insegura. Durante un largo rato ninguno de los dos dijo nada. Luego Theresa aspiro profundo.

– Hola, Garrett -dijo.

Garrett no contesto nada. Jeb tomo sus llaves de la mesa.

– Ustedes dos tienen mucho de que hablar, asi que me marcho. Jeb se dirigio a la puerta del frente y, mirando de lado a Theresa, murmuro:

– Fue un placer conocerla -enarco las cejas y se encogio de hombros, como si le deseara suerte. Un momento despues se encontraba afuera.

– ?A que viniste? -pregunto Garrett con suavidad una vez que estuvieron solos.

– Queria volver a verte -respondio ella en voz baja.

– ?Por que?

Ella no respondio. En vez de ello, tras un leve titubeo se acerco a el mirandolo a los ojos. Cuando estuvo cerca le puso un dedo en los labios y movio la cabeza para evitar que hablara.

– Chiton -susurro-. No hagas preguntas ahora. Por favor. Lo abrazo. Con cierta renuencia el tambien la abrazo y Theresa descanso la cabeza en el. Le beso el cuello y lo acerco mas a ella. La boca de Theresa paso poco a poco a la mejilla y despues a los labios. Sin darse cuenta, el comenzo a responder. Las manos de Garrett le recorrieron la espalda, apretandola contra el.

En la sala, con el rugido del mar haciendo eco por la casa, se abrazaron con fuerza. Por fin, Theresa se separe y le dio la mano. Sujeto la de el y lo guie hasta el dormitorio.

Mas tarde, Garrett desperto solo. Al darse cuenta de que la ropa de Theresa tampoco estaba, tomo sus pantalones vaqueros y su camisa. Todavia se estaba abotonando cuando salio de la habitacion y Comenzo a buscar a Theresa por la casa.

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