La encontro en la cocina, sentada a la mesa. Tenia una taza de cafe frente a ella, casi vacia. La cafetera ya estaba en el fregadero.

Theresa lo miro por encima del hombro.

– Ven a sentarte conmigo -pidio-. Tengo mucho que decirte.

Garrett se sento a la mesa.

Sin mirarlo, ella busco en su regazo, saco las cartas y las coloco lentamente sobre la mesa. Al parecer las habia recogido del suelo mientras el dormia.

– Encontre la botella cuando corria, el verano pasado -comenzo con voz firme pero distante-. Despues de leerla, me solte a llorar. Era muy hermosa. Supongo que me identifique con lo que escribias porque yo tambien me sentia muy sola.

Lo miro.

– Esa manana se la mostre a Deanna. El publicarla fue su idea. Al principio yo no queria. Pensaba que era demasiado personal, pero ella considero que no le haria mal a nadie. Creia que era un bello documento humano que la gente podria leer, asi que cedi.

Suspiro.

– Cuando volvi a Boston recibi la llamada de una persona que habia leido la columna. Ella me envio la segunda carta; la habia encontrado algunos anos antes.

Se detuvo.

– ?Alguna vez has oido hablar de la revista Yankee?

– No.

– Es una publicacion regional de Nueva Inglaterra. Ahi fue donde encontre la tercera carta.

Garrett la miro sorprendido.

– ?La publicaron ahi?

– Si. Tenia tres cartas, Garrett, y cada una de ellas me habia hecho el mismo efecto que la primera. Asi que con la ayuda de Deanna averigue quien eras y vine aqui a conocerte -sonrio con tristeza-. No vine a enamorarme de ti, ni a escribir una columna. Vine a ver quien eras. Eso era todo, pero luego hablamos y si lo recuerdas, me invitaste a navegar. De no haberlo hecho probablemente habria vuelto a casa ese mismo dia.

Theresa se acerco y coloco la mano sobre la de Garrett.

– Pero ?sabes que? La pasamos tan bien esa noche, que entonces me di cuenta de que queria volver a verte. No por las cartas sino por la forma en que me trataste. Y desde ahi todo parecio darse de manera natural.

El permanecio en silencio un instante, contemplando las cartas.

– ?Por que no me dijiste que las tenias? -pregunto.

– Hubo veces en que quise hacerlo, pero supongo que me convenci a mi misma de que no importaba como nos habiamos conocido, sino lo bien que nos llevabamos -se detuvo-. Ademas, pense que no lo comprenderias. No queria perderte.

– Si me lo hubieras dicho antes, lo habria entendido.

Ella lo miro con atencion mientras el hablaba.

– ?En verdad, Garrett? ?Realmente lo habrias comprendido?

El sabia que era el momento de la verdad. Al ver que el no respondio, Theresa movio la cabeza y desvio la mirada. Se enjugo una lagrima en el rabillo del ojo, tratando a todas luces de no llorar, decidida a no derrumbarse.

– Cuando me hablaste por primera vez de Catherine vi tu expresion. Era evidente que todavia la amabas. Y anoche, a pesar de tu furia, volvi a ver ese gesto en tu rostro. A pesar de todo el tiempo que hemos pasado juntos, todavia no la olvidas. Y luego… lo que dijiste… -ella aspiro profundo y de manera irregular-. No solo estabas enojado por haber encontrado las cartas; estabas furioso porque sentias que yo amenazaba lo que Catherine y tu compartieron… y todavia lo crees.

Otra vez se acerco para tocarle la mano.

– Eres quien eres, Garrett. Eres un hombre que ama profundamente, pero tambien que se enamora para siempre. Sin importar cuanto me ames, no creo que puedas olvidar alguna vez a tu esposa y yo no puedo vivir siempre preguntandome si soy tan buena como ella.

– Podemos tratar -comenzo a decir el con voz ronca-. Quiero decir, puedo intentarlo. Se que puedo hacer que sea diferente…

Theresa lo interrumpio con un breve apreton de mano.

– Se que lo crees y parte de mi quiere creerlo tambien. Si me abrazaras ahora y me pidieras que me quedara, estoy segura de que no podria negarme. Y seguiriamos como hasta ahora lo hemos hecho, los dos creyendo que todo esta bien; pero no puede ser ?no lo ves? -se detuvo-. Garrett, no puedo competir con ella. Y por mas que quisiera seguir con esto, no puedo, porque tu mismo no permitiras que continue.

– Pero te amo.

Ella sonrio con dulzura. Le solto la mano para acariciarle suavemente la mejilla.

– Yo tambien te amo, Garrett. Solo que a veces el amor no es suficiente.

Garrett, con el rostro palido, guardo silencio cuando ella termino. En aquella larga pausa entre ellos, Theresa comenzo a llorar.

– No puedo quedarme, Garrett. A pesar de lo mucho que los dos lo deseemos, no puedo.

Las palabras lo golpearon con fuerza. De pronto Garrett sintio que la cabeza le daba vueltas.

– No… -dijo con voz entrecortada.

Theresa se levanto con decision, a sabiendas de que debia marcharse antes de que perdiera el valor. Afuera comenzaba a ligera lluvia con bruma.

– Tengo que irme.

Se coloco el bolso al hombro y comenzo a caminar hacia la puerta. Por un momento Garrett permanecio demasiado sorprendido para poder moverse.

Por fin, aturdido, se levanto y la siguio por la puerta. La lluvia caia ya con mas fuerza. El automovil alquilado estaba estacionado en la entrada. Garrett la vio abrir la puerta, incapaz de pensar en nada que pudiera decirle.

En el asiento del conductor, ella busco entre las llaves un momento y luego coloco la adecuada en el interruptor de encendido. Se obligo a sonreir debilmente mientras cerraba la puerta del auto. A pesar de la lluvia, bajo la ventanilla para verlo una vez mas con claridad. Dio vuelta a la llave y el motor arranco.

– Te extranare, Garrett -le dijo en voz baja, sin saber si el podria oirla o no. Dio marcha atras.

Garrett se quedo de pie, sin poder moverse.

– Por favor -dijo en tono desgarrador-, ?no te vayas!

Ella no respondio. Sabiendo que romperia a llorar de nuevo si permanecia ahi mas tiempo, subio la ventanilla y comenzo a retroceder. Garrett dio un paso hacia el auto y puso la mano sobre el techo en movimiento y los dedos se le resbalaron sobre la superficie mojada que lentamente retrocedia hasta la calle.

Sentia que se le escapaba su ultima oportunidad.

– ?Theresa! -le grito-. ?Espera!

El ruido de la lluvia impidio que ella lo oyera. El auto ya se alejaba de la casa. Garrett corrio hasta la calle.

– ?Theresa! -volvio a gritar. Estaba a mitad de la calle y corria detras del auto, metiendose en los charcos que comenzaban a formarse. Las luces de los frenos parpadearon un instante y el auto se detuvo. Garrett sabia que ella miraba por el retrovisor y lo veia acortar la distancia. Todavia tenia una oportunidad…

De pronto las luces de los frenos se apagaron y el auto comenzo a avanzar una vez mas. Garrett siguio corriendo detras, persiguiendolo por la calle. La lluvia caia con fuerza, convertida en tormenta que le empapaba la camisa y le hacia dificil ver.

Por fin disminuyo la carrera a un trote y luego se detuvo. Mientras la lluvia caia a su alrededor, el se quedo de pie en medio de la calle, mirando como el vehiculo de Theresa se alejaba cada vez mas y desaparecia.

Se habia marchado.

Momentos mas tarde un automovil hizo sonar su claxon tras el y Garrett sintio que su corazon revivia. Se volvio con rapidez y se limpio la lluvia de los ojos, casi esperando ver el rostro de Theresa tras el cristal, pero de inmediato vio que se habia equivocado. Garrett se hizo a un lado para dejar pasar al auto y, al sentir la mirada de

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