peor error fue casarse con su prima Helen, una mojigata escualida, consentida, una esnob de pies a cabeza. Peter y ella se odiaban cordialmente, pero el siempre podia refugiarse con su madre en Dower House.
Y entonces, durante el ultimo ano en Oxford, Peter se enamoro de una nina de diecisiete anos y se olvido enseguida de todo lo que le habia ensenado. Trataba a esa chica como si fuera de muselina y a mi como a un viejo monstruo insensible y depravado que lo habia incapacitado para acercarse a su delicada pureza. No negare que formaban una pareja exquisita, todo blanco y oro, un principe y una princesa de claro de luz de luna, aunque habrian dado mejor la talla de lunaticos. Nadie se molesto en preguntarse, salvo su madre y yo, que haria Peter al cabo de veinte anos con una esposa sin cerebro ni personalidad, y el, por supuesto, estaba perdidamente enamorado. Por fortuna, los padres de Barbara llegaron a la conclusion de que era demasiado joven para casarse, asi que Peter termino los estudios con el temple de un sir Eglamore que vence su primer dragon, puso el titulo a los pies de su dama como si fuera la cabeza del dragon y se sometio virtuosamente a un periodo de prueba.
Entonces estallo la guerra. Naturalmente, el muy tonto estaba loco por casarse antes de ir al frente, pero sus escrupulos y su honradez lo derritieron como cera en manos de otras personas. Le hicieron comprender que si volvia mutilado seria una injusticia para la chica. Yo no tuve nada que ver; me alegre de las consecuencias, pero no soportaba los medios.
Le fue muy bien en Francia; era un buen oficial y los soldados le tenian carino. Y despues, ?que creen que ocurrio? Al volver de permiso en 1916, con el grado de capitan, resulto que la chica se habia casado con un calavera recalcitrante, el comandante Nosecuantos, a quien habia estado atendiendo en el hospital, y cuyo lema con las mujeres era «a por ellas rapido y luego a tratarlas mal». Fue terrible, porque la chica no habia tenido valor para contarselo a Peter. Se casaron deprisa y corriendo cuando se enteraron de que Peter volvia, y al desembarcar lo unico que recibio fue una carta que anunciaba el hecho consumado y le recordaba que habia sido el quien la habia liberado de su compromiso.
En honor de Peter, he de decir que vino inmediatamente a verme y reconocio que habia sido un imbecil. «De acuerdo. Ya has aprendido la leccion -dije yo-. No vayas a hacer el imbecil en el otro sentido.» Asi que volvio a su trabajo, estoy seguro de que con la intencion de lograr que lo mataran, pero lo unico que consiguio fuer que lo ascendieran a comandante y una condecoracion por una temeraria accion de espionaje tras las lineas alemanas. En 1918 lo hirieron y lo encerraron en un agujero cerca de Caudry, lo que le produjo una grave crisis nerviosa que se prolongo, de manera intermitente, durante dos anos. Despues se instalo en un piso de Piccadilly, con Bunter (que habia sido sargento a sus ordenes y estaba y sigue estando a su servicio), y empezo a recuperarse.
No tengo inconveniente en reconocer que yo estaba preparado para casi cualquier cosa. Peter habia perdido su encantadora franqueza, no confiaba en nadie, ni siquiera en su madre ni en mi, habia adoptado una actitud de impenetrable frivolidad y una pose de diletante y, en definitiva, de autentico payaso. Como tenia dinero, podia hacer lo que le viniera en gana, y yo disfrutaba burlonamente al observar los esfuerzos femeninos del Londres de la posguerra para atraerlo. «No puede ser bueno para el pobre Peter vivir como un ermitano», me comento con preocupacion una distinguida dama bienintencionada. «Senora, si viviera asi, no lo seria», replique yo. No; no me causaba inquietud en ese sentido, pero no podia sino considerar peligroso que un hombre con tantas aptitudes no tuviera un trabajo con el que distraerse, y asi se lo hice saber.
En 1921 acontecio el robo de las esmeraldas de Attenbury. El asunto no llego a la prensa, pero se formo un gran revuelo, incluso en aquella epoca de enormes revuelos. El juicio contra el ladron fue una sucesion de escandalos, el mas terrible de los cuales se produjo cuando lord Peter Wimsey se presento como principal testigo de la acusacion.
Eso le dio una verdadera mala fama. No creo que la investigacion le hubiera supuesto grandes dificultades a un agente secreto experimentado, pero un «sabueso de la aristocracia» era una autentica novedad. Denver se puso furioso; personalmente, no me importaba que hiciera Peter, siempre y cuando hiciera algo. Me parecia que estaba mas contento desde que trabajaba, y me agradaba el hombre de Scotland Yard que habia conocido en el transcurso de la investigacion. Charles Parker es un tipo tranquilo, sensato y distinguido, y buen amigo cunado de Peter. Posee la valiosa cualidad de apreciar a las personas sin pretender cambiarlas.
El unico problema con el nuevo pasatiempo de Peter consistia en que tenia que ser algo mas que un pasatiempo si habia de ser un pasatiempo propio de un caballero. No se puede ahorcar asesinos por puro entretenimiento. Su intelecto lo impulsaba hacia un lado, sus nervios hacia otro, y lo que yo me temia es que acabaran por empujarlo al abismo. Al final de cada caso, otra vez a vueltas con las antiguas pesadillas y la neurosis de guerra. Y de pronto, a Denver -precisamente a Denver, el mayor de los imbeciles, cuando mas diatribas lanzaba contra las degradantes actividades policiales de Peter-, se le ocurre caer bajo la acusacion de asesinato y se enfrenta a un juicio en la Camara de los Lores, en medio de un autentico despliegue de fuegos de artificio publicitarios al lado de los cuales las actividades de Peter parecian petardos mojados.
Peter saco a su hermano de aquel embrollo y vi con alivio que seguia siendo lo bastante humano para emborracharse a su salud. Ahora reconoce que ese «pasatiempo» es su legitimo trabajo como aportacion a la sociedad, y ha llegado a interesarse tanto por los asuntos publicos que de vez en cuando acepta pequenos encargos de caracter diplomatico bajo la direccion del Ministerio de Asuntos Exteriores. Ultimamente parece mas dispuesto a mostrar sus sentimientos y un poco menos asustado de tener alguno que mostrar.
Por lo ultimo que le dio fue por enamorarse de esa chica a la que libro de la acusacion de haber envenenado a su amante. La chica se nego a casarse con el, como habria hecho cualquier mujer con personalidad. El agradecimiento y el humillante complejo de inferioridad no son fundamentos para un matrimonio; era una situacion absurda desde el principio. En esta ocasion Peter demostro un poco de sentido comun y siguio mi consejo. «Hijo mio -le dije-, lo que no era bueno para ti hace veinte anos ahora si lo es. No es a las criaturas jovenes e inocentes a las que hay que tratar con delicadeza, sino a las que han sido heridas y tienen miedo. Empieza otra vez desde el principio… pero te aseguro que necesitaras toda la autodisciplina que hayas adquirido hasta ahora.»
Y la verdad es que lo ha intentado. Creo que no he visto a nadie con tanta paciencia. La chica es lista, es honrada y tiene personalidad, pero el tiene que ensenarle a recibir, que es mucho mas dificil que aprender a dar. Creo que acabaran por encontrarse, si pueden evitar que las pasiones se adelanten a la voluntad. Se que Peter comprende que en este caso no puede haber otro consentimiento que el libre consentimiento.
Peter tiene cuarenta y cinco anos, y ya va siendo hora de que siente la cabeza. Como ven, yo he sido una de las influencias mas importantes en su formacion, y creo que, en lineas generales, puedo sentirme orgulloso. Es un Delagardie, con muy poco de los Wimsey, salvo (tengo que ser justo) ese hondo sentido de responsabilidad social que impide que la aristocracia terrateniente de Inglaterra sea un erial absoluto, desde el punto de vista espiritual. Tanto si sigue en su papel de detective como si no, Peter es un autentico erudito y un autentico caballero, y estoy deseando ver como se las apana como marido y padre. Yo me estoy haciendo viejo, no tengo hijos (que yo sepa) y me gustaria ver feliz a Peter, pero como dice su madre, «Peter siempre lo ha tenido todo excepto aquellas cosas que realmente queria», y supongo que es mas afortunado que la mayoria de la gente.
Paul Austin Delagardie
Dorothy L. Sayers
[1] En este libro se considera que Mansfield Lane discurre desde Mansfield Road hasta Saint Cross Road, detras de Shrewsbury College y cerca del cruce entre el Balliol y los campos de criquet de Merton tal y como existen en la actualidad.