«descansen». Tenia las sienes estrechas y, a pesar de ser un soldado, un rostro ascetico; las mejillas bronceadas y surcadas de arrugas se extendian desde los anchos pomulos hasta la punta de una fuerte barbilla; los ojos eran negros y firmes, tenia un pequeno bigote canoso y corto. Su rostro era quizas el mas inmovil de todos, en tanto que el de Adrian el mas intranquilo. Sir Lawrence Mont tenia cogida por el brazo a Emily, su esposa, y la expresion de su flaco semblante contraido parecia decir «Es un magnifico espectaculo… No llores, querida mia».

Las caras de Hilary y de Lionel, la una llena de arrugas y la otra lisa, ambas largas, enjutas y decididas, expresaban Una especie de doliente escepticismo, como si esperasen ver aquellos ojos abrirse de nuevo. Wilmet se habia puesto colorada, y sus labios se fruncian en una ligera mueca. Era una mujer alta y delgada. El vicario estaba con la cabeza ladeada, moviendo los labios como si, interiormente, rezara el rosario. Permanecieron asi durante unos tres- minutos; luego, conteniendo la respiracion, salieron uno tras otro y cada cual se dirigio hacia la habitacion que le habia sido destinada.

Volvieron a encontrarse durante la comida y en su transcurso hablaron una vez mas de cosas comunes a todos. El tio Cuthbert, salvo como cabeza nominal de la familia, jamas habia estado muy proximo a ninguno de ellos. Se discutio si debian enterrarle en Condaford, con los antepasados, o bien en la misma catedral. Probablemente su testamento lo decidiria. Todos, menos el general y Lionel, que eran los albaceas testamentarios del fallecido obispo, regresaron a Londres aquella misma noche.

Los dos hermanos, despues de haber leido el testamento, bastante breve, puesto que no era mucho lo que habia que heredar, permanecieron en silencio, sentados en la biblioteca, hasta que el general dijo

– Quiero consultar, algo contigo, Lionel. Se trata de mi hijo Hubert. ?Leiste el ataque de que fue objeto en la Camara antes de que suspendieran las sesiones?

Lionel, siempre parco en palabras, y mas ahora que se hallaba en visperas de ser nombrado juez, contesto

– Se que se hizo una interpelacion, pero no conozco la version de Hubert sobre el asunto.

– Puedo explicartela. Es una cosa diabolica. El muchacho tiene un temperamento algo fuerte, desde luego,- pero es indiscutiblemente recto. Se puede tener fe en todo lo que dice. Y debo asegurarte que, de hallarme en su lugar, probablemente hubiese -actuado de la misma forma.

Lionel asintio.

– Continua – dijo.

– Bien, como ya sabes, salio de Harrow para ir a la guerra y, despues de haber pasado un ano en la R. A. F., cuando no tenia aun la edad reglamentaria, fue herido, volvio a incorporarse y se quedo en el Ejercito una vez que la guerra hubo terminado. Fue a Mesopotamia, luego a Egipto y finalmente a la India. Cogio la malaria y el pasado mes de octubre le concedieron un ano de permiso, que finalizara a primeros de octubre proximo. Le recomendaron que hiciese un largo viaje. Pidio la necesaria autorizacion y, habiendola obtenido, atraveso el Canal de Panama y se llego hasta Lima. Alli conocio a Hallorsen, el profesor americano que vino aqui hace poco para dar una serie de conferencias sobre unos extranos restos hallados en Bolivia. Entonces estaba a punto de emprender una expedicion hacia aquellos lugares. Buscaba a un oficial para encargarse de los transportes cuando Hubert llego a Lima. Habiendose restablecido por completo durante el viaje, acepto gozoso la oportunidad que se le ofrecia. Ya sabes que no puede permanecer inactivo. Hallorsen le contrato exactamente el pasado mes de diciembre. Poco despues le dejo en el campamento base con gran numero de muleros mestizos.

Hubert era el unico hombre blanco y al cabo de unos dias sufrio un fuerte ataque de fiebre. Algunos mestizos, segun se dice, son unos verdaderos demonios; no tienen sentido alguno de la disciplina y se portan brutalmente con los animales. Hubert se puso a mal con ellos. Es un muchacho de temperamento fogoso, como ya te he dicho, y esta particularmente encarinado con los animales. Los mestizos se volvian cada vez mas indomables, hasta que uno de ellos, al que Hubert habia hecho azotar por maltratar a los mulos y por incitar a los demas a que se amotinasen, le ataco con un cuchillo. Afortunadamente, Hubert tenia el revolver al alcance de la mano y logro matarle. A consecuencia de ello, aquel grupo de benditos, excepto tres, le abandono, llevandose consigo las mulas. Cuando esto sucedio estaba solo desde hacia casi tres meses, sin socorros ni noticias de Hallorsen. Finalmente este regreso y, en vez de comprender sus dificultades, la emprendio con el. Hubert no lo pudo tolerar. Le dijo sin rodeos lo que pensaba de el y le dejo. Se vino derecho a casa y ahora esta con nosotros en Condaford. Por fortuna, la fiebre ha desaparecido, pero todavia se halla bastante agotado. Ahora bien, el hecho fundamental es que Hallorsen le ataca en un libro que ha escrito. Practicamente, le atribuye toda la culpa del fracaso de la expedicion. Deja entender que se porto como un tirano y que no sabia tratar con los hombres. Le llama aristocrata irascible y, en general, sus patranas son de las que hoy en dia la gente se traga de buena gana. El caso es que un miembro del Servicio de Informacion Militar oyo la historia y formulo una interpelacion en el Parlamento. Uno ya esta acostumbrado a que los socialistas se pongan desagradables, pero cuando un miembro del Servicio comienza a hacer alusiones a proposito de la conducta inconveniente de un oficial britanico, la cosa cambia de aspecto. Hallorsen ha regresado a los Estados Unidos. Aqui no hay nadie que pueda emprender una accion en contra de sus afirmaciones y, ademas, Hubert no puede presentar ningun testigo. Tengo la sensacion de que este suceso le arruinara la carrera.

El largo rostro de Lionel Cherrell se alargo afin mas.

– ?Ha sondeado al Estado Mayor?

– Si, lo hizo el miercoles. Los encontro reservados y extraordinariamente frios. Hoy en dia se asustan cuando la gente se desganita a proposito de la prepotencia de los nobles. Estoy seguro de que se dejarian convencer si no se hablase mas del asunto, pero ?es posible conseguirlo? Hubert ha sido criticado publicamente en ese libro y en el Parlamento practicamente le han acusado de conducta violenta impropia de un oficial que, por ende, es caballero. Hubert no puede pasar por alto todo esto; ?que debe hacer?

Lionel aspiro una larga bocanada de humo de su pipa.

– Me parece – dijo – que lo mejor seria no darle demasiada importancia.

El general cerro los punos.

– ?Que diablos, Lionel, yo no lo creo asi!

– Pero el admite lo de los azotes y la muerte. El publico no tiene imaginacion y, por lo tanto, jamas vera las cosas desde el punto de vista de Hubert. Todo lo que recordara es que durante una expedicion de caracter civil disparo sobre un hombre y le produjo la muerte. No puedes esperar que comprenda las condiciones y las dificultades en que se hallaba.

– ?Entonces le aconsejas en serio que acepte sumisamente la acusacion?

– Como hombre, no; como hombre de mundo, si.

– ?Dios me valga! ?En que se esta volviendo Inglaterra? Me pregunto que hubiese dicho tio (Cuffs) de todo esto. Siempre estaba pensando en conservar la dignidad de nuestro nombre.

.- yo tambien. Pero, ?que puede hacer Hubert para salir del enredo?

El general permanecio silencioso durante unos momentos. Finalmente dijo

– La acusacion contra Hubert es una ofensa para el ejercito y, sin embargo, parece que tu hijo tenga las manos atadas. Si presentase su dimision podria sostener sus derechos, pero su corazon esta en el ejercito. Es un mal asunto. Por cierto, Lawrence me estuvo hablando de Adrian. Diana Ferse era Diana Montjoy, ?verdad?

– Si, prima segunda de Lawrence. Es una mujer muy hermosa. ?No la has visto nunca?

– Si, cuando era soltera. ?En que condiciones se halla ahora?

– Enviudo y se caso de nuevo. Tiene dos ninos y un marido que esta en una clinica mental.

– ?Vaya situacion! ?Es incurable? Lionel asintio.

– Eso dicen. Pero, por supuesto, son cosas que no se saben a ciencia cierta.

– ?Valgame Dios!

– Si, asi es. Ella es pobre y Adrian mas pobre todavia. Por parte de el se.trata de un viejo amor, anterior a matrimonio de Diana. Si cometiera alguna tonteria, perderia su puesto en el partido conservador.

– ?Quieres decir que se fugara con ella? ?Pero si Adrian tiene ya cincuenta anos!

– Si, pero ella es una criatura muy atractiva. Las Montjoy son conocidas por su hechizo. ?Te haria caso si le hablaras, con?

El general meneo la cabeza.

– Es mas facil que quiera escuchar a Hilary.

– ?Pobre Adrian! Es uno de los mejores hombres que existen sobre la tierra. Hablare con Hilary, pero, ?esta siempre tan atareado!

El general se levanto.

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