turno, para no aparecerse al otro dia con un aparato nuevo.

Ante el cliente ganado a pedal, mimado por su madre, pero que despues de recibir las consabidas atenciones anuncia su necesidad de marcharse a atender compromisos, reuniones, etc., e insiste en invitar a Alicia a su hotel, ella se mantiene en sus trece. Finalmente, acuerdan una cena en la casa. El cliente traera todas las provisiones.

– Y por la noche, si quieres, te puedes quedar a dormir aqui

– le dice Margarita, con la mayor naturalidad.

(En verano, esa variante les permite fingir la rotura del aire acondicionado, o el congelador de la modesta neverita sovietica. ?Ay, por tu vida, que verguenza contigo!)

Para cenas programadas, en que el cliente quiere ostentar su conquista y propone llevar invitados, la culinaria de Margarita ofrece dos alternativas cosmopolitas, como plato central: la fondue bourguignonne (con toda su vajilla pertinente); o la supreme de pollo a la Maryland. En realidad, el fuerte de Margarita es el pollo. En cuarenta minutos lo deshuesa, rellena y cose con agujas de madera. Y en olla de presion, lo asa en otra media hora. Pero eso pertenece al repertorio de lo improvisado.

Algunas veces, cuando el cliente elogia la comida criolla, tal como la ha comido en La Bodeguita del Medio, la madre de Alicia suelta una carcajada de soprano.

– ?Que dices? ?Comer bien en La Bodeguita?

Ya ella lo tutea, desde luego; lo palmea, se burla, y lo invita a probar su cocina criolla que, por supuesto, es mucho mejor.

Y hasta cierto punto, lo es.

Sin embargo, como cocinera criolla, Margarita es una fraudulenta. Si el comensal es un europeo o conosureno, Margarita sustituye la yuca con mojo, por papas muy bien adobadas; sirve la carne de puerco muy seca, de un atractivo color rosado; prepara un arroz congri bien desgranado; y lo sazona con muchos ingredientes que no lleva el congri tradicional. Pero es indudable que logra un sabor de alta cocina, muy suave, ligeramente amaridulce, que todos le elogian.

Suele lucirse tambien con pastas italianas: caneloni, lasagna, fettucini, ravioli, gnocchi: y con salsas como il ragout bolognesa, il pesto, le vongole, l'arrabiata, la puttanesca, y cuando los comensales son mas de ocho, sale del paso con una paella.

Cuando Alicia atiende clientes timidos, impotentes, en fin, tipos trabajosos, se esmera especialmente. Cierto fatalismo de su naturaleza le dice que su Prometeo, el que la libere de los apagones y carencias del Periodo Especial, le vendra bajo la envoltura de un impotente. Y si a un tipo le falla el hierro cuando ya el preludio de Alicia ha llegado a un tercer grado de estimulacion, ella finge una prisa descontrolada, se desnuda para masturbarse un poco, e implora al cliente que aun no se ha desvestido, un cunnilingus que ella combina con maniobras digitales, hasta lograr un orgasmo autentico, con sacudones, gemidos y mordizcos.

Y si a pesar de eso, el hombre no logra su ereccion, ella no lo acosa y se le muestra agradecida por su propia satisfaccion; pero ante la minima respuesta favorable, ella se esmera hasta sacarle la medula. Nunca ha fallado. Y luego, se muestra hiperactiva, feliz, agradecida. Coge de nuevo la guitarra, canta, cocina. El cliente tiene que dejarse arreglar las unas de los pies, el pelo; dejarse banar; tolerar que ella lo peine de otra forma, que juegue con su munequito de loza china, con su pelotico plo-plop.

Alicia aprendio de su madre, que muchos hombres tienen vocacion de munecones. De esta variante, Alicia solo ha atendido dos casos (Guido y Jack) y ambos le han propuesto viajes al exterior. Y con ellos descubrio en si misma, una insospechada alma de geisha.

De la temible variante de los asquerosos (sadomasoquistas, alcoholicos, pedos en la cama, mal aliento, etc.), afortunadamente, no le ha tocado todavia (y ella toca madera) ni uno solo. Pero si alguna vez, por error, terminara en los brazos de un asqueroso, esta preparada para quitarselo de encima con una salida cinica:

– Papi: son doscientos fulas -le dira. Y en dias sucesivos, ya no estar disponible para el. Aducir compromisos con otros clientes.

5

Victor King, el hombre apuesto al que hemos visto en la reunion con el Ministro del Turismo, conduce ahora un Chevrolet rojo por las calles de La Habana.

Jan Van Dongen, el de la nariz descomunal, lo acompana. Con fondo musical de salsa, hablan ingles. Van Dongen explica a Victor las razones por las que cree que el gobierno cubano va a aceptar su proyecto del turismo vinculado a la busqueda de galeones hundidos.

– Shit! -Victor lo interrumpe con un rabioso golpetazo sobre el klaxon; y con un movimiento de cabeza le senala a cuatro ciclistas que ocupan todo el ancho de la calzada.

– Look at those assholes.

Toca otros dos bocinazos. Luego por cuarta vez, y los tipos ni se inmutan. Uno de ellos, que pedalea con indolencia, hace un gesto obsceno con la mano, sin darse vuelta.

– Pa' tu madre… -le grita Victor, y sigue en espanol-. ?Como se les ocurre, carajo!

En efecto, los ciclistas no van por su senda sino que ocupan toda la calzada del Malecon.

?Fuan fuan, fuaaan!

– Ni modo, ?puta madre!: Mira a los hijos de la chingada; van platicando, como si se pasearan por un pinche parque.

Cada vez que se irrita en espanol, Victor se vuelve mexicanisimo

Para adelantarlos, se decide a transgredir la divisoria y acelera con rabia sobre la senda opuesta. Cuando retoma la suya, en vez de alejarse, aminora bruscamente la velocidad y se aparea junto a otra ciclista que, ella si, avanza correctamente por la senda de las bicicletas. Consciente ya del soberbio accionar de aquellas nalgas que viera furtivamente de perfil, frena, la deja adelantar, y tan deslumbrado queda, que ni oye los insultos y protestas de los ciclistas desplazados.

Varios meses despues de aquella insolita maniobra, que marcaria su vida, Victor no habria podido explicar sus moviles.

?Lo hizo por fastidiar a los cuatro guevones? ?Por demostrarles que obstruccion con obstruccion se paga? ?Habria querido provocarlos?

Provocar a choferes y ciclistas no era habito suyo. Ni intercambiar insultos gratuitos.

Un nublado destello de su memoria subliminal le indujo varias veces a preguntarse si el insolito frenazo, no habria sido una mera reaccion hormonal, un imperativo emanado del fondo de sus testiculos, cursado desde el cerebro al pedal en milesimas de segundo. Recordaba incluso que tardo mucho en darse cuenta de por que los cuatro pendejos se le habian atravesado. ?Claro! Con semejante culo adelante, ninguno quiso alinearse sobre la senda de los ciclos. Y en cuanto su coche les vedo el espectaculo, los dos de la derecha se apretaron hacia el otro lado.

– Of course, yo hubiera hecho lo mismo -comenta Jan.

Victor sigue encandilado con el subibaja de las nalgas sobre el

sillin.

– ?Santo Dios! ?Crees que sea una puta?

– No creo. Parece una estudiante.

La nariz descomunal se le frunce al hablar.

– Hmmm… En todo caso, me gustaria mucho acceder a un culo como ese, Jan…

Victor vuelve a acelerar y se le pone al lado.

La muchacha, una rubia de piel muy quemada por el sol, tiene ademas un hermoso perfil.

Cuando Victor baja el cristal y le dirige su primera sonrisa de Alain Delon, ella lo mira sin aparente interes.

Pedalea con decision. Tiene senos firmes y labios excitantes. A la espalda se le bambolea una regla T y dos rollos de cartulina.

Cuando va llegando al Hotel Riviera, ella apresura su marcha, saca la mano, para indicarle que va a ocupar la senda izquierda, y se le ubica exactamente adelante, a la espera de posicionarse para doblar a su izquierda.

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