Queremos ver como se van.

La joven mujer se recobro de su ensimismamiento y empezo a gritar:

— ?Un momento, Tey, aguarde un momento! — y se fue corriendo a ver al capitan.

Tey quedo desconcertado. Pero Afra volvio en seguida en compania de Mut Ang, quien ordeno:

— ?Oiga, Tey, lleve otra vez el reflector a la galeria! ?Digales a los tecnicos que vuelvan a montar la pantalla!

Las ordenes fueron cumplidas apresuradamente, como si se tratara de un caso de averia. Un poderoso haz de luz penetro en el fondo de la galeria, apagandose y encendiendose con los mismos intervalos que el rayo del localizador del Telurio al encontrarse las naves por primera vez. Los desconocidos abandonaron sus ocupaciones para retornar a la galeria. Los terrenos encendieron la luz azulada del filtro « 430 ». Afra, toda tremula, se inclino sobre el tablero de dibujo, que reflejaba en la pantalla los rapidos esbozos que ella iba haciendo. En la suposicion de que los mecanismos de la herencia debian de ser iguales en los seres terrestres y en los del planeta fluorico, Afra dibujo las cadenas espirales dobles de los mismos. Acto seguido, trazo el diagrama del metabolismo en el organismo humano y, arrojando una mirada a las grises figuras que miraban inmoviles, tacho el signo del atomo de fluor con sus nueve electrones para reemplazarlo por el del atomo de oxigeno.

Los tripulantes de la nave blanca se estremecieron. Su capitan avanzo hacia la pared y pego la cara a ella para examinar con sus ojos inmensos los dibujos hechos a grandes rasgos por Afra. De repente levanto por encima de la frente las manos con los dedos entrelazados e hizo una profunda reverencia ante la mujer terrena.

Los del planeta fluorico habian comprendido la idea que asalto a Afra en los ultimos momentos y que ella exteriorizo bajo la triste impresion de la inminente despedida. En la mente de la joven mujer iba madurando el osado plan de modificar el proceso de transformaciones quimicas que se operaba en el complejisimo organismo humano: ?Reemplazar el fluor por el oxigeno en el metabolismo, accionando sobre el mecanismo de la herencia! ?Conservar todas las peculiaridades y todos los caracteres hereditarios de los hombres fluoricos, pero hacer que sus cuerpos recibiesen energias de otra fuente! La tarea era tan gigantesca, que ni siquiera los siete siglos de ausencia del Telurio en la Tierra, siglos de constante progreso de la ciencia, hubieran bastado para realizarla ni aun en parte.

Mas, ?cuanto podria lograrse uniendo los esfuerzos de ambos planetas! Sobre todo si los seres racionales de otros mundos se prestasen a colaborar tambien... La poblacion del planeta fluorico no seguiria siendo una sombra perdida en las profundidades del Universo.

Cuando los seres humanos de los diversos planetas de las incontables estrellas y galaxias se uniesen en el Cosmos, lo que ocurriria inevitablemente, los grises habitantes del planeta fluorico no quedarian separados del resto de la humanidad debido a la excepcional estructura de su organismo.

Y posiblemente fuese excesiva la sensacion de congoja producida por la separacion inminente. Siendo dos polos opuestos por la estructura de sus planetas y cuerpos, los hombres de la Tierra y los del planeta fluorico se parecian mucho, no obstante, por su genero de vida y mas aun por su desarrollo intelectual y sus conocimientos. Eso creyo haber leido Afra en los enormes ojos del capitan de la nave blanca. ?O fue, quiza, el simple reflejo de sus propios pensamientos? Sin embargo, los tripulantes de la nave blanca tenian, por lo visto, tanta fe en el poderio del intelecto humano como los hombres de la Tierra. Por eso, ante la chispa de esperanza encendida por la biologa, los gestos y ademanes de los que se iban no expresaban el pesar de la despedida definitiva, sino la firme seguridad de volver a encontrarse en el futuro.

Las dos astronaves separabanse lentamente por temor de ocasionarse algun dano la una a la otra con la fuerza de sus motores auxiliares. La nave blanca envolviose en una llamarada deslumbrante y desaparecio. Al cabo de un minuto no quedaba alli nada mas que la negrura del espacio infinito.

Entonces el Telurio reanudo su marcha. Aumentando poco a poco la velocidad, entro en la pulsacion, que era como un puente reductor de las distancias, antes invencibles, entre las estrellas. Los tripulantes, bien protegidos por sus cascos, no veian ya como se acortaban los quanta luminicas que volaban hacia ellos ni como los astros que azuleaban en lontananza iban cobrando gradualmente un matiz violaceo oscuro. La astronave sumergiose de pronto en la oscuridad impenetrable del espacio-cero, mas alla del cual la vida agitada y floreciente de la Tierra esperaba su retorno.

FIN

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