caer en el egocentrismo, por supuesto, sino dentro de limites razonables. Quieres que fuera del escenario tus actores tengan personalidades con sus lados buenos y complejos pero que nada mas salir de los bastidores se despojen de esa armazon interior y se conviertan en el barro que tu puedas moldear a tu antojo. ?Es esto lo que pretendes? Te sugiero que incluyas en la nomina de la compania a un psicologo.

– Bueno… a lo mejor… creo que tienes razon -balbuceo Grinevich, que habia escuchado a Nastia sin dejar de observar a los actores encima del escenario-. Aunque no estoy seguro de que sea correcto desde el punto de vista del arte dramatico. ?Victor! ?Sergadeyev! ?Ven aqui!

Un joven musculoso, que interpretaba el papel del labrador retriever negro, bajo del escenario, se dejo caer pesadamente sobre una butaca de la primera fila y se seco la cara y el cuello con una toalla.

– ?Que pasa, Guen? -dijo jadeando un poco-. ?He vuelto a hacerlo mal?

– Has vuelto a hacerlo mal. No entiendo por que no te sale la escena con el caniche cojo. ?Hay algo que te estorba?

Victor encogio los poderosos hombros empapados en sudor.

– No lo se. No acabo de comprenderlo. Yo soy joven y tonto, el caniche es viejo y cojo. Soy inconsciente de que soy mas joven y mas fuerte, y le persigo por todo el escenario como si fuera mi igual. Pero el caniche tiene su pequeno orgullo y no quiere que se vea lo que le cuesta jugar conmigo. Solo cuando se derrumba exhausto debo darme cuenta y avergonzarme. Es asi, ?no?

– Asi es. ?Que te estorba pues? ?No sabes como hacer ver que te da verguenza?

– No se trata de eso. Simplemente no siento la verguenza. Oye, Surik corre por el escenario con tanta ligereza que, cuando se desploma, no se por que pero no me da lastima.

Surik, que interpretaba el papel del caniche viejo y cojo, en realidad era un atleta medio profesional, corria con ligereza y elegancia, y cuando se caia y quedaba inmovil, daba la impresion de fingimiento y burla.

Grinevich miro a Anastasia con ojos llenos de desesperacion.

– ?Otro que tal! Estamos en las mismas.

Nastia no era actriz, y su actividad profesional no tenia nada que ver con el teatro. Anos atras habia vivido en la misma escalera que Guena Grinevich, en el mismo rellano, y desde que el hombre empezo a trabajar en teatro, iba a ver los ensayos con cierta regularidad, tres o cuatro veces al ano. Iba con un solo proposito: mirar y aprender como los minimos matices mimicos y de plastica corporal intervenian en la encarnacion de los personajes mas variados. Grinevich no tenia nada en contra de esas visitas, por el contrario, se ponia muy contento cuando su vieja amiga venia al teatro a verle. Bajito, con incipiente calvicie y cara de trol feo pero risueno, Guennadi llevaba muchos anos secretamente enamorado de Nastia Kamenskaya y estaba muy orgulloso de que hasta el momento nadie lo hubiese adivinado, ni siquiera la propia Nastia.

– Todos mis actores son Madonnas y Van Dammes -prosiguio el retomando sus malhumorados grunidos-. Se aman a si mismos por guapos y por deportistas mas de lo que aman el oficio de actor y el teatro. Como no; despues de tantos anos de trabajo tenaz, entrenamientos, sudor, disciplina y regimenes, les sabria mal si nadie lo viese ni lo valorase. ?Descanso, media hora! -grito.

Grinevich y Nastia fueron a la cafeteria, donde cada uno se tomo un cafe insulso y tibio.

– ?Que hay de tu vida, Nastiusa? ?Que tal te van las cosas en casa, en el trabajo?

– Lo mismo que antes. Mama esta en Suecia, papa sigue dando clases, de momento no piensa jubilarse. Una persona mata a otra y por alguna razon no quiere que se la castigue por esto. No hay nada nuevo en mi vida.

Grinevich le acaricio una mano con un movimiento breve.

– ?Estas cansada?

– Mucho -asintio Nastia con la cabeza, la vista fija en la taza.

– ?Tal vez te aburre ese trabajo?

– ?Pero que dices! -Nastia alzo los ojos y dirigio al director segundo una mirada de reproche-. ?Como se te ocurre decirlo! Mi trabajo me cansa terriblemente, es muy sucio, tanto en el sentido directo como figurado, pero me gusta. Ya sabes, Guena, se hacer muchas cosas, incluso ganaria bastante mas si trabajase como traductora, sin hablar ya de dar clases particulares. Pero no quiero trabajar en nada mas.

– ?No te has casado?

– ?La preguntita de rigor! -se rio Nastia-. Me la haces cada vez que nos vemos.

– ?Y cual es la respuesta?

– La respuesta tambien es de rigor. Ya te lo he dicho: en mi vida no hay nada nuevo.

– ?Pero tienes a alguien?

– Ya lo creo. A Liosa Chistiakov, el de siempre. La presencia de rigor.

Grinevich dejo de lado la taza y miro a Nastia con mucha atencion.

– Escucha, ?no crees que te aburre la monotonia de tu vida? Hoy no me gustas nada. Es la primera vez que te veo asi y te conozco desde… si mal no recuerdo…

– Veinticuatro anos -le ayudo Nastia-. Cuando os mudasteis a nuestra casa, yo tenia nueve y tu, catorce. Tenias que ingresar en el Komsomol justamente entonces pero al cambiar de domicilio tambien tuviste que cambiar de colegio, y en el nuevo te dijeron que no te conocian de nada y no podian avalar tu admision en el Komsomol. De modo que todos ingresaron cuando estudiaban octavo y tu tuviste que esperar hasta noveno. Te dio una angustia terrible.

– ?Como lo sabes? -se asombro Guennadi-. En aquel entonces no hablabamos casi nunca, para mi eras una pequenaja. Recuerdo muy bien como nos hicimos amigos cuando nuestros padres nos compraron cachorros identicos, de la misma camada. Pero antes de aquello creo que no estuve ni una sola vez en vuestro piso.

– Pero tus papis si. Y nos lo contaban todo de ti. Lo del Komsomol, lo de la chica del decimo curso, lo del examen de fisica.

– ?Que examen? -se desconcerto el director segundo.

– Al que no querias presentarte. Tomaste una ducha caliente, te lavaste el pelo y saliste en pijama y descalzo al balcon cubierto de nieve, en pleno febrero. Tus padres te pillaron alli.

– ?Y que paso?

– Nada. Tenias una salud de hierro, asi que tuviste que presentarte al examen.

– ?Caray! -exclamo Grinevich, que se desternillaba de risa-. No recuerdo nada de eso. Oye, por casualidad, ?no estaras mintiendo?

– No estoy mintiendo. Ya sabes que tengo buena memoria. En cuanto a que me aburre la monotonia de mi vida, te equivocas. Yo no me aburro nunca. Siempre hay cosas en que pensar, por monotona que sea la vida de una.

– Y sin embargo, te veo algo baja, Nastasia. ?Alguien te ha hecho enfadar?

– Ya se me pasara -respondio sonriendo con tristeza-. El cansancio, las tormentas magneticas, el alineamiento de los planetas… Todo pasara.

?Habia algo mas absurdo que unas vacaciones en noviembre? En los meses de nieve se podia esquiar, en marzo y abril el sol vivificante de las playas del Caucaso devolvia las fuerzas al cuerpo debilitado por la avitaminosis invernal. Indiscutiblemente, tenia sentido hacer vacaciones en cualquier mes desde mayo hasta agosto, o en setiembre y octubre, en la llamada temporada de terciopelo de los litorales de los calidos mares del sur. Pero ?que se podia hacer en noviembre? Noviembre era el mes mas desangelado de todos, cuando la gracia dorada del otono habia desaparecido ya y la inminencia de la llegada de dias frios, oscuros y largos se volvia dolorosamente obvia. Noviembre era el mes mas triste, ya que la lluvia y el barro, que en marzo y abril auguraban el calor y los placeres, en visperas del invierno solo traian congoja y desconsuelo. No, ninguna persona en su sano juicio cogeria las vacaciones en noviembre.

La inspectora jefe de la Policia Criminal de la DGI, Direccion General del Interior, de Moscu, comandante de policia Anastasia Pavlovna Kamenskaya, de treinta y tres anos de edad y diplomada en Derecho, conservaba su sano juicio en perfecto estado. No obstante, le tocaba irse de vacaciones precisamente en noviembre.

A decir verdad, al principio la idea de tener vacaciones en otono se le habia presentado bajo un aspecto muy diferente. Por primera vez en su vida, Nastia iba a pasarlas en un balneario, un balneario muy caro por cierto, un balneario que se preciaba de sus excelentes servicios y tratamientos terapeuticos. Pero dos semanas mas tarde tuvo que marcharse porque en aquel balneario se habia perpetrado un asesinato, a causa de lo cual se vio obligada a entablar relaciones complicadas y enrevesadas, primero con la policia criminal de aquella ciudad, y luego con la mafia local. La resolucion de aquel asesinato, a primera vista nada llamativo, condujo al

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