– No, no personalmente. ?Dios mio, no! -Hizo una pausa-. Me dijiste que una amiga te lo habia sugerido. ?No conoce a nadie?
– Ya me mando una. Era horrible.
De nuevo el silencio.
– Tienes que conocer a alguien, Philip.
– Puedes buscar en las paginas amarillas
– Por favor, Philip, portate con seriedad.
Hubo otro silencio; Alex escucho con toda atencion tratando de oir cualquier cosa, lo que fuera. Se volvio a mirar la puerta. Le parecio que el pomo de la cerradura se movia, giraba.
Dejo escapar un grito, un grito mortal, agudo, penetrante, que ceso de modo tan repentino como habia comenzado. El pomo no se movia en absoluto, nada. Lo que se movia eran las persianas agitadas por el aire del radiador, enviando sombras a traves de la puerta.
– ?Alex? ?Que pasa?
– Hay alguien rondando por aqui, en este edificio, escuchando esta conversacion telefonica. Por favor, llama a la policia, creo que voy a ser atacada.
Colgo el telefono y vio como se apagaba la luz del panel. Luces. Respiraba a grandes bocanadas intermitentes. Luz: alli habia solo una luz encendida. Si hubiera alguna otra persona escuchando, tendria que haber otra luz encendida en la centralita, ?no era asi? Primero miro la puerta despues la ventana, las persianas que se agitaban. De pronto algo que habia sobre la mesa capto su mirada: el calendario. Lo observo y de pronto sintio que la invadia la sensacion de que un chorro de agua helada caia sobre ella y llenaba cada uno de los vasos sanguineos de su cuerpo.
La fecha en el calendario era martes 4 de mayo.
– ?Oh, Dios -dijo-, no dejes que me vuelva loca! Por favor, no dejes que me vuelva loca.
Miro de nuevo las letras, las cifras y despues comprobo la fecha en su Rolex: 22 de abril. Miro a su alrededor por la habitacion, esperando ver algo, un fantasma, un espectro, un… Vacilo al pensar en el olor de huevos fritos, la rosa en el parabrisas de su automovil. Asustada, miro a su derecha, a la pantalla de su ordenador que estaba cubierta por su funda; deseaba quitar la funda, mirar la pantalla apagada. Y entonces, de repente se sintio furiosa, tuvo ganas de levantarse, abrir la puerta de par en par y gritar: «?Estoy aqui! Tomame. Haz de mi lo que quieras.» Pero en vez de eso se vio sacando el listin telefonico de las paginas amarillas.
Hojeo varias paginas del listin. Mediums. No habia nada bajo esa denominacion. ?Donde mirar? ?Psiques? Paso unas paginas mas. Tampoco encontro nada. Probo en clarividentes. Por fin hallo algo: «Vease quiromanticos y clarividentes.»
La lista era corta. Habia un nombre que parecia indio que se repetia dos veces y otro nombre mas. Vacilo. Ninguno de aquellos nombres le parecio bien. Se fijo en el original de Stanley Hill,
Pronto se dio cuenta de que las palabras se hacian confusas; no podia leerlas. Vio que sus manos temblaban incontrolables y volvio a dejar el manuscrito sobre la mesa.
Un nombre capto la atencion de sus ojos: Morgan Ford. Lo vio de nuevo unas cuantas paginas mas adelante y otra vez, como si atrajera su mirada como un iman. «Morgan Ford, un modesto medium que actua bajo trance, niega que frecuentemente haya preparado sesiones para miembros de la realeza en su piso de Cornwall Gardens.»
«Modesto.» Le gusto esa palabra. Tomo el listin telefonico de la estanteria que habia detras de su mesa.
Tomo el telefono y oyo un sonido seco, despues el zumbido de la linea. Espero que volviera a sonar de nuevo el clic de la extension, observando el panel para ver si se encendia alguna luz, pero no paso nada. Su linea estaba libre de escuchas. Marco el numero y espero.
El tono de la voz del hombre la sorprendio. Por alguna razon habia esperado que fuese una voz amable, calida, acogedora, pero en vez de ello oyo una voz fria, irritada, con un acento gales que aun la hacia mas extrana. Habia creido que el hombre le diria: «Si, Alex, habia estado esperando tu llamada. Sabia que me ibas a llamar, los espiritus me lo habian dicho.» Pero en vez de ello el hombre dijo:
– Aqui Morgan Ford, ?quien habla?
«No le digas tu nombre. Piensa un nombre falso.»
– Espero que no le moleste que le llame a estas horas -dijo Alex nerviosa, insegura de como debia reaccionar, escuchando atentamente en espera de oir el sonido del telefono de la extension extrana-, pero se trata de algo extremadamente urgente.
– ?Quien es usted, por favor?
– Necesito ayuda, necesito ver a un medium. Lo siento. ?Es usted medium?
– Si -le respondio como si estuviera loca.
– ?Es posible que vaya a visitarle?
– ?Le gustaria celebrar una sesion de espiritismo?
– Si.
– He cancelado una el lunes, a las diez de la manana. ?Le va bien?
– ?No hay ninguna posibilidad para manana?
– ?Manana? -Su voz sonaba indignada-. Me temo que es imposible. El lunes… si no es asi me temo que no podra ser hasta mayo. Veamos. Podria ser el cuatro de mayo.
El 4 de mayo. Volvio a mirar de nuevo el calendario que marcaba esa fecha. ?Que significaba aquello?
– No, no, el lunes. -Fue consciente del sonido de un coche que se acercaba rapidamente y se detenia fuera.
Oyo el ruido de un portazo, el ladrido de un perro.
– ?Puede darme su nombre, por favor?
– Es… -vacilo. ?Que nombre, que nombre debia dar?-. Shoona Johnson -dijo rapidamente.
Creyo apreciar un tono de cinismo en su voz cuando repitio el nombre, como si en cierto modo quisiera decirle que mentia y se sintio molesta y turbada.
– ?Podria darme su numero de telefono?
– Estoy de visita… -vacilo.
«No le des un telefono en el que pueda localizarte y averiguar tu nombre -se dijo a si misma-, no le des ninguna indicacion.» Miro a su alrededor buscando inspiracion. Leyo las palabras «South East Business System» en la base de su ordenador y le dio al medium el numero telefonico que figuraba bajo el nombre de la empresa.
– ?Nos veremos el lunes! -se despidio.
– ?Adios!
No le gusto el tono con que le habia hablado el medium, como si su llamada hubiese sido una molestia para el, como si le tuviera sin cuidado el que lo llamara o no. Eran las diez y cuarto de un sabado por la noche, se recordo a si misma. Tampoco ella se hubiera sentido muy complacida si alguien la hubiera llamado a esas horas para preguntarle si habia leido ya su original. Oyo un ruido sordo. ?Oh, Dios mio!, alguien estaba tratando de abrir la puerta.
Se dio la vuelta, pero no habia nada. De nuevo oyo el ruido, distante, abajo. Y de nuevo ladro el perro. Se dirigio a la ventana y miro a la calle. Vio un coche aparcando a medias sobre la acera; despues a Philip Main que miraba a la ventana lleno de ansiedad.
?Tan pronto? ?Como podia haber llegado tan pronto? Manipulo el cierre de la ventana, la abrio y miro abajo. No, no, podia estar alli todavia, tan pronto, demasiado pronto.
– Alex, ?te encuentras bien?
Espacios de tiempo estaban desapareciendo. ?Que estaba pasando? ?Que demonios estaba ocurriendo?
– Alex, ?quieres que tire la puerta abajo?
– No -respondio debilmente-. Te dare las llaves.
Se las tiro a la calle, vio como golpeaban la fachada en su caida y oyo el debil ruido que producian al chocar contra el pavimento.
Suspirando aliviada cruzo su despacho. Oyo un grunido al otro lado de la puerta. La abrio y se encontro con un pequeno bullterrier negro que la miraba con aire beligerante, mostrandole los dientes y con un hilo de baba cayendole de sus negras encias. El perro dejo escapar un grunido ronco y agresivo.