– Ephialtes.
Aidan asintio.
– El queria dinero, asi que por eso, vendio a sus propios compatriotas y soldados y le hablo a los Persas acerca del pequeno paso de cabras que les permitiria matar a todos los hombres de Leonidas. Hombres que habian protegido su espalda en batalla. Hombre con familias que alimentar. Hombres que luchaban para proteger su propia patria y familia e hijos que el habia dejado atras igual que ellos. Una familia que sufriria bajo la ocupacion persa. Pero nada de eso le importaba al codicioso y egoista bastardo. Todo lo que queria era mas y al resto del mundo que lo maldijeran. Me horrorice cuando me entere de eso. No podia entenderlo entonces y todavia no puedo entender como alguien podria hacer tal cosa.
Desafortunadamente, ella lo entendia. Habia visto a las personas hacer eso una y otra vez a lo largo de la historia.
– Simple. Siempre hay algun lametable humano que quiere lo que otras personas tienen y no quieren tener que trabajar para ganarlo.
– Exactamente, y la parte que me mata es lo lejos que estan dispuestos a llegar y como se sienten tan justificados en su robo. Si hubiese aplicado la mitad del esfuerzo en ganar el dinero que gastan intentando robarlo, serian mas ricos que yo.
Leta no podia estar mas de acuerdo. Las personas asi siempre la enfadaron.
– La familiaridad cria el desprecio. Por mantenerlos cerca, se dan cuenta que solo eres tan humano como ellos. Ahi es cuando se asienta la locura. No pueden entender por que tu tienes mas que ellos cuando eres un simple humano al igual que ellos. Entonces te odian por eso.
– Si, ?Pero por que?
Leta suspiro.
– Realmente no lo se. Los humanos son capaces de tanta creatividad y bondad al mismo tiempo que son destructivos y crueles. Es como si los de tu clase necesitaran de la adversidad para conseguir algo.
– No, no lo somos. Eso es solo una mentira que la gente se dice a si misma para sentirse mejor acerca de toda la gente que les golpea en los dientes cuando es casi tan facil ayudar a un hombre a levantarse como patearlo hacia el suelo. Eso es por lo que me he retirado de este mundo. No quiero tener que mirar mi espalda todo el tiempo y estoy cansado de intentar imaginarme si la lealtad que alguien profesa es real y verdadera, o solo otra mentira que se desmoronara en el instante en el que prueben los celos.
– Yo soy incapaz de sentir celos.
– ?Lo eres?
Ella le cogio del menton y le obligo a encontrar su mirada.
– En serio, Aidan. En mi mundo, los celos son un hombre, Phthonos. Esta en el tribunal de Afrodita y nunca ha echado raices en mi corazon.
El tiro de ella para darle un beso tan condenadamente dulce que literalmente hizo que se le curvaran los dedos. Ese beso era el mas increible que habia conocido y su conocimiento no podia hacer sino que se doliera.
Como si el sintiera su temor, Aidan se puso rigido un instante antes de apartarse de ella.
– Acaba de ocurrirseme algo. ?Que pasara contigo cuando esto termine?
Leta aparto la mirada, incapaz de responder esa pregunta. El dolor era insoportable.
Aidan maldijo antes de que respondiera por ella.
– Te iras, ?No es verdad? Quiero decir, tu eres realmente una diosa. No puedo exactamente retenerte, ?verdad?
– ?Lo querrias?
El se levanto de golpe del sofa de modo que pudiera andar de un lado a otro delante de ella. Todo su cuerpo estaba tenso mientras se movia, y mostraba cada definido musculo en ese magro y duro cuerpo. Ella podia sentir su confusion.
– No lo se, Leta. Realmente no lo se. Pero tu eres la unica persona que no he querido echar de aqui en realmente mucho tiempo.
Ella le sonrio.
– Bueno, no fue porque no lo intentaras.
– Sip, pero te traje de vuelta.
– Cierto…-ella se puso seria cuando considero lo que tenian ante ellos.- Yo tampoco lo se. Personalmente creo que deberiamos centrarnos en sobrevivir los proximos dias y despues veremos donde estamos… si todavia estamos enteros.
El se detuvo antes de pasar su mano a traves de su pelo rubio.
– ?Que no me estas diciendo acerca de a lo que nos enfrentamos?
Ella tiro la pequena almohada de bajo de su brazo a su regazo.
– Nuestra unica opcion con Dolor quizas sea volver a ponerle a dormir otra vez.
– ?Y?
– La ultima vez que lo hice mis heridas fueron tan graves que tuve que ponerme en extasis para curarme. Eso fue hace casi doscientos anos.
Ninguna parte de el se movio a excepcion de su mirada, la cual cayo al suelo frente a ella.
– Ya veo.
Su corazon se hizo trizas ante el completo significado de esas dos simples palabras.
– No, Aidan. No lo mires asi.-Verlo dolido le hacia dano a ella-.Necesito tu rabia. Tu furia alimenta mis poderes y me hace fuerte. Cuanto mas fuerte sea yo, menos sera el capaz de herirnos a mi o a ti.
El sonrio ante la ironia.
– Ninguna mujer me habia pedido antes colera.
Ella dejo la almohada a un lado antes de levantarse y cruzar la corta distancia entre ellos.
– No soy la tipica mujer.
– En mas de un sentido.-el le levanto la mano que contenia el frasco.-Asi que, ?Que necesitamos?
– Necesitamos una cama.
El arqueo una ceja ante eso.
– ?De veras?
Ella se rio.
– Para eso. Ya sabes porque. Necesitamos estar comodos porque un chute de esto nos pondra fuera de combate toda una noche… o mas.
El hizo un puchero.
– Le quitas toda la diversion al asunto.
Sus palabras la confundieron.
– ?Luchar es divertido?
– Oh, si. La adrenalina se situa aqui mismo por encima del sexo.
Uh-huh…
– Eso es una cosa de hombres, ?no?
– Yo diria que si, pero he conocido a bastantes mujeres que dicen que esto no es unico a mi genero. Me he encontrado a muchos maratonianos fuertes subidos a tacones altos.
Ella puso los ojos en blanco. Dando la vuelta, le tendio la mano.
– Vamos, soldado. Alimentemos tu necesidad.
El deslizo su mirada avidamente por su cuerpo.
– ?Cual?
– Salvemos tu vida, despues nos preocuparemos por tu cuerpo.
El dejo escapar un sonido de disgusto.
– Hay algunos placeres por los que se puede morir.
– Si. Pero yo no quiero ser uno de ellos.
El todavia estaba haciendo pucheros cuando tiro de el hacia el dormitorio. Leta lo hizo acostarse primero de modo que pudiera depositar tres gotas de suero sobre su lengua.
Aidan puso mala cara.
– Ack, es amargo.
– Lo se.