– Si -De repente, todo se volvio negro. Aidan se movio bruscamente, intentando orientarse, pero no podia ver, sentir, u oir nada. Solo estaba oscuro-. ?Leta?
Esta vez ella no respondio. No habia ninguna mano amable para agarrarlo. Ninguna palabra de animo y la echaba de menos incluso mas.
Cuando la luz volvio, se vio como un nino cerca de un arbol de Navidad. Tenia once anos y estaba en casa de su tio. Aidan fruncio el entrecejo mientras trataba de recordar el acontecimiento exacto, pero no podia. Solo recordaba el decorado.
– ?Que conseguiste? -pregunto Donnie mientras iba donde Aidan estaba jugando.
Aidan levanto a su figura de accion.
– G.I. Joe y algunos dulces.
Donnie curvo el labio.
– Eso no es justo. Yo queria un G.I. Joe.
Aidan estaba desconcertado por su ira.
– No, no querias. Dijiste que querias un Optimus Prime y a Grimlock, lo que tienes.
Donnie se estiro a por el juguete en la mano de Aidan y se lo arrebato.
– ?Devuelvemelo!
Donnie se nego, y cuando Aidan lo intento con mas fuerza, le golpeo con todo lo que tenia. Aidan grito con furia, lo cual desperto a su tio de la siesta que tomaba en el sofa a unos pocos pies de ellos.
Dos segundos despues, con insultos llenando sus orejas, todos los juguetes estaban en la basura, y ambos molidos. Por no mencionar las magulladuras del enfado de su tio.
– Es todo por tu culpa -gruno Donnie, empujando a Aidan escaleras arriba mientras se dirigian al cuarto que compartian.
– Yo no cogi tus juguetes, tu cogiste el mio.
Donnie curvo el labio.
– Eso es porque necesitas aprender a compartir. Eres un cabronazo tan egoista. Te odio. Ojala hubieras muerto con mama y papa.
Aidan se congelo ante la hostilidad en la cara de su hermano mientras Donnie caminaba penosamente pasandole. Con el corazon pesado, invirtio el curso y volvio al salon. Se movio furtivamente hacia la esquina, temeroso de ser agarrado. Por suerte, su tio estaba otra vez en el sofa, desmayado por beber en la juerga de Navidad.
Tan calladamente como pudo, Aidan arrastro la lata de la basura y saco los juguetes. Luego, en silencio, volvio arriba donde entrego los juguetes a Donnie.
– Puedes tenerlos -dijo, no queriendo que su hermano lo odiara mas.
Donnie sonrio.
Pero aunque Aidan hubiera ganado a su hermano, no habia satisfaccion en ello. Solamente sentia alivio de que Donnie no lo odiara…
El Aidan adulto miraba la escena mientras finalmente recordo cada emocion enterrada de ese Dia de Navidad. Lo habia olvidado todo. Ahora cada parte estaba clara. Y recordaba otras veces donde Donnie habia actuado asi. Todas las veces habia intentado acallarlo porque Donnie no queria que el tuviera nada.
Se suponia que el mundo entero era de Donnie.
Entonces la escena cambio y vio a su agente Mori en casa con su ultima esposa. Alto, moreno, joven y guapo. Shirley estaba sentada en el sofa mientras Mori se sentaba enfrente de ella en una silla marron de cuero.
– ?Por que estas tan infeliz?-pregunto ella calladamente.
Mori le ofrecio una sonrisa llena de disculpas.
– Lo siento. Estaba pensando en Aidan otra vez.
Ella puso los ojos en blanco.
– No puedo creer que el se aleje de tanto dinero.
La mirada de Mori se volvio introspectiva mientras acunaba su copa de brandy. Su expresion decia que lo encontraba mas que plausible.
– El dinero no compra la felicidad.
Ella se burlo.
– Cualquiera que dice eso no compra en las tiendas correctas.
Mori no hizo comentarios acerca de eso.
– Odio en lo que se ha convertido. Es sin duda alguna uno de los mejores actores de su generacion. Desearia que hubiera algo que pudiera hacer por el.
– Mandale un jamon.
Mori la corto una mirada aburrida.
– No para un regalo. Cuando le conoci la primera vez, estaba tan lleno de vida y risas. Cuando otros actores se hartaban de la fama, el no. Siempre la disfruto. Incluso las partes que hacian que los actores menores se derrumbaran y cayeran. Ahora… ahora es un recluso agrio. Si tuviera un solo deseo por Navidad, seria verle feliz otra vez.
Aidan estaba asombrado por el hecho de que Mori no era tan sangre fria como pretendia. Uauh. Su agente habia estado guardando bastantes secretos. Habia realmente un corazon enterrado bajo todo ese pavoneo.
Pero eso no cambiaba nada. Alzo la mirada hacia la oscuridad.
– ?Se supone que esto significa algo para mi?
La respuesta vino mientras la escena se volvia blanca otra vez y reaparecia, no en su futuro como esperaba, sino en un lugar que nunca habia visto antes.
Parecia ser una caverna oscura con paredes que sangraban…
Debiles chillidos y gemidos resonaban mientras andaba hacia una gran abertura, y cuando la alcanzo, se congelo. Alli estaba Leta con una bata blanca, larga que flotaba, de pie ante dos hombres enfadados quienes la miraban mientras un tercer hombre de blanco estaba a su izquierda.
– ?Me pides misericordia para ella?-El hombre rubio alto se mofo del hombre de blanco-. ?Entiendes lo que ha hecho?
– Si, Zeus. Lo hago. Pero lo que ella hizo, lo hizo para proteger un humano inocente.
Zeus se mofo de la respuesta.
– Ninguno de ellos es inocente. ?Que es la muerte de otro humano mas en este mundo?
Leta empezo a contestar, pero el hombre al lado de ella la paro poniendole la mano en el brazo.
Cuando el hablo, su voz estaba desprovista de toda emocion.
– Ella fue asignada al humano por mi y llevo a cabo su tarea hasta el final. Fue Dolor quien…
– No te atrevas a defenderla -gruno Zeus-. Porque por su muerte, tenemos una ruptura en el universo. ?Tienes alguna idea de lo que podria haber sucedido? El mundo podria haber terminado.
– Pero no lo hizo.
Zeus le azoto.
– ?M’Adoc! -dijo Leta, apresurandose a donde el yacia en el suelo.
Zeus levanto la cabeza ante eso.
– ?Son emociones lo que oigo?
Aidan vio el panico en los ojos de Leta pero dado que estaba de espaldas a Zeus, no estaba seguro de que el dios lo hubiera advertido.
En su lugar una mirada extrana paso entre M’Adoc y el dios de pelo moreno parado al lado de Zeus.
– Ellos no tienen emociones, hermano-dijo el hombre de pelo oscuro-. Ha pasado un tiempo con los humanos y estos son los efectos residuales.
La mirada de Zeus se estrecho peligrosamente mientras M’Adoc se ponia de pie.
– ?Estas defendiendoles, Hades?
Hades se encogio de hombros.
– No realmente. Si quieres que la castigue, lo hare. Es para lo que vivo.
Aidan fruncio el entrecejo ante el tono sarcastico de la voz del dios.
Zeus asintio.
– Muy bien. Matala.
– ?No!-Aidan arremetio solo para chocar con una pared invisible.