– Brindales intimidad para que se digan adios.

Aidan vio la compasion en los ojos de M'Adoc antes de que este se desvaneciera. Hades actuo igual.

Ahora a solas, aspiro el olor del pelo de Leta.

– Desearia haber nacido humana-susurro ella contra su cuello.

– Yo no cambiaria nada de ti.

El sintio su sonrisa cuando ella cino el agarre en su pelo. Un instante mas tarde, expulso su ultimo aliento y cayo laxa en sus brazos.

Por tres latidos completos de corazon, Aidan no se movio. No podia. Le llevo mucho tiempo ajustarse a la realidad.

Leta estaba muerta. Habia dado la vida para salvar la suya.

Se negaba a creerlo. Atrayendola hacia si, la miro. Sus ojos estaban parcialmente abiertos, su cara grisacea. No habia ninguna vida en sus ojos. La sangre los cubria a ambos.

– Despiertate -dijo en voz baja, sabiendo que esto era una peticion imposible-. No me abandones, Leta. Por favor.

Pero todos los ruegos del mundo no cambiaron nada. Ella se habia ido y el estaba solo.

Su corazon se hizo pedazos, la arrastro contra el e hizo una cosa que no habia hecho desde la noche en que sus padres habian muerto. Sollozo.

Meciendola en sus brazos, la sostuvo por lo que parecio una eternidad mientras lloraba. Todo lo que queria era retroceder el tiempo y cambiarlo todo. Empezar de nuevo.

Para decirle que el tambien la amaba.

– Te amo, Leta-susurro en su oido, sabiendo que no podia oirlo.

?Por que no se lo habia dicho antes?

Pero claro, el lo sabia. Habia tenido miedo de expresarlo. Miedo a que ella lo utilizara de alguna forma para herirle. Ahora sencillamente nunca sabria cuanto habia significado para el. Era tan injusto.

– Ella lo sabe.

Aidan alzo la vista para encontrar una alta y hermosa mujer rubia que estaba de pie ante el.

– ?Quien eres?

– Persephone. -Se arrodillo a su lado con compasion en los ojos-. Siento tu perdida. Leta era una mujer maravillosa.-Sacando un pequeno panuelo negro, le enjugo los ojos-. Tienes que volver a casa ahora. Cuidare de ella por ti.

– ?No!

– Aidan -dijo quedamente-.No puedes quedarte aqui. Creeme, realmente no quieres. Me asegurare de que Leta este bien, pero tienes que irte.

Le dolia profundamente dentro del alma pero Aidan sabia que ella tenia razon. Presiono sus labios contra la fria sien de Leta antes de permitir que Persephone tomara el cuerpo de entre sus brazos.

– ?La enterraras con su familia? No le gusta estar sola.

Brotaban lagrimas de sus ojos cuando ella asintio con la cabeza.

– La amas, ?verdad?

– Mas que a mi vida. Le pido a Dios que me hubiera dejado morir en su lugar.

Persephone sorbio por la nariz mientras cogia a Leta de sus brazos.

– Deimos-dijo, convocando al dios para que apareciera ante ellos-.?Puedes llevarlo de vuelta a su mundo?

Deimos asintio con la cabeza antes de que ambos desaparecieran.

Tan pronto como estuvo en casa otra vez, Aidan se volvio contra el.

– ?Por que me llevaste alli?

– Queria que supieras cuanto se preocupa ella por ti.

– ?Por que? ?Para que esto me obsesionara para el resto de la eternidad? Sin animo de ofender, Deimos, pero como fantasma de la Navidad Presente, eres una mierda. Al menos a Scrooge le dieron una posibilidad para arreglar su vida. Yo no puedo arreglar esto. ?Por que diablos me lo mostraste?

Deimos se encogio de hombros.

– Zeus iba a matarla de todos modos. Como le dijiste a Persephone que a ella no le gustaba estar sola, pense que seria agradable si al menos tu estaba alli cuando muriese. Te necesitaba.

Tenia razon, pero eso no detuvo el dolor dentro de Aidan.

– Gracias, Demon. Por todo.

Vio la compasion en la cara del dios antes de que se marchara.

Solo, Aidan se quedo de pie en el centro del salon, sintiendose despojado. Si cerraba los ojos, podia sentir a Leta aqui. Oir su risa. Su chaqueta estaba todavia en el perchero donde ella la habia dejado.

Necesitando estar mas cerca de ella, fue hacia esta de modo que pudiera tocar su suavidad.

– Quisiera tenerte de regreso, Leta. Si pudiera, cuidaria mejor de ti, tanto como nadie que hubieras conocido jamas.

Y si los deseos fueran caballos, hasta los mendigos montarian.

Aidan saco el pequeno gorro de su bolsillo y se lo llevo a la nariz. Contenia su perfume y aquello le trajo otra tanda de lagrimas a los ojos. Con el pecho tenso, fue a la repisa de la chimenea donde tenia los retratos de Donnie, Heather, y Ronald. Uno por uno, los quito, los arrojo al fuego donde el cristal se calento y se rompio y los retratos ardieron.

La unica foto que dejo fue una de sus padres. Puso el gorro de punto de Leta al lado de esta y retrocedio.

Si. Era su familia, y solo ellos merecian un lugar de honor en la repisa.

Aidan se desperto con el sonido de alguien llamando a la puerta principal. Miro el reloj… apenas pasaba del mediodia del dia de Nochebuena.

– ?Leta?-musito, retirando el edredon para correr a la puerta principal. No llevaba puesto nada mas que un par de calzoncillos verdes flojos, se lanzo a abrir la puerta para encontrar a Mori y su esposa con una maleta de tamano mediano.

Shirley le barrio con una hambrienta y divertida mirada inspeccionando su cuerpo.

– Se que esto no vale nada para ti, Mor, pero para mi es precisamente esto lo que hace que subir a un avion y venir a este lugar dejado de la mano de Dios valga la pena. ?Gracias!

Mori puso los ojos en blanco mientras daba un empujon al pasar a su esposa y entraba en la casa.

– Feliz Navidad, Aidan.

Aidan retrocedio y permitio a Shirley deslizarse detras de su marido antes de que el cerrara la puerta.

– ?Que haceis aqui?

Apenas habia cerrado la puerta cuando sono otro golpe. Frunciendo el ceno, Aidan vio a Theresa y Robert en el porche, sujetando un pequeno arbol entre ellos.

Habia contratado a Robert para que fuera su gerente dos semanas antes de que Donnie hubiera comenzado a chantajearlo. Baja y menuda con pelo castano y brillantes ojos azules, Theresa era su publicista.

– Y de nuevo digo, sin animo de ofender, ?que haceis aqui?

– No podiamos soportar pensar en ti pasando una Navidad mas en solitario-dijo Robert-. Mori llamo y nos pregunto si podiamos salir para hacerte una comida decente en Nochebuena y estuvimos de acuerdo. Es momento de que te des cuenta de que hay gente en este mundo que realmente te quiere, Aidan.

Antes de que Leta hubiera entrado en su vida, los habria echado de su casa y habria cerrado con llave la puerta detras de ellos.

Hoy, eran mas que bienvenidos.

– Venga entrad. Dejadme ir a ponerme algo de ropa.

– No se -dijo Theresa con una risa.-Como que me gusta tu traje de Navidad.

Shirley se rio.

– Querras decir “Traje de Adan,” ?no?

Theresa puso el arbol en la esquina cerca de la chimenea.

– Me pareceria aun mejor, pero el esta vestido de verde para las fiestas. Traje Navideno.

Aidan sonrio antes de irse a su dormitorio y ponerse vaqueros y un jersey. Para cuando volvio, Shirley habia servido ponche de huevo a cada uno mientras Robert y Mori decoraban el arbol con el espumillon y Theresa

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