– Muy bonito. Se ve bien en ti. ?Te gusta?

El ni siquiera sabia como responder.

– Esta bien, -dijo, sabiendo que le estaba mintiendo. Estaba mucho mejor que bien. Queria abrazarla por el regalo.

Simone retrocedio cuando una extrana ola de deseo la recorrio y no sabia por que. Bueno, quizas si. Xypher se veia fenomenal con la chaqueta negra de motociclista que tenia un simbolo anarquista pintado en el hombro izquierdo y los Misfits en la parte trasera. Ella queria acariciar el cuero y sentir el duro cuerpo debajo. Se veia peligroso y fiero.

Cosa que realmente era.

Tuvo que hacer un gran esfuerzo para no ronronear.

– ?Cuantas camisas quieres? -Pregunto Jesse.

Simone parpadeo antes de retroceder, agradecida por la intervencion de Jesse.

– Por lo menos una docena.

– ?Una docena de que?-La dependienta la miro fijamente.

Simone se sonrojo cuando se dio cuenta de que la mujer no sabia que Jesse estaba a su lado.

– Lo siento, estaba pensando en voz alta.

– Ah, yo pense que estaban hablando en clave.- La mirada de la mujer se deslizo hacia el abdomen de Xypher. -Porque estoy segura de que tiene una docena mortal oculta ahi abajo.

Simone no tenian ni idea de por que, pero una rafaga de celos la recorrio. ?Que podia ser mas ridiculo? Sin embargo, cuando le contesto a la mujer, su voz estaba cortada por esa estupida e inesperada emocion.

– Ocho, en realidad.

La dependienta quedo impresionada.

– ?De verdad?

Ella asintio

– Demonios, eres una mujer muy afortunada. El mio solo tiene uno, pero de todos modos lo adoro.

Simone sonrio.

Xypher no.

– ?De que estan hablando vosotras dos?

Simone le dio una palmadita a Xypher en el brazo.

– Nada, carino. Hay que conseguirte un par de sueteres, algunas camisas y pantalones.

Jesse puso sus ojos en blanco.

– Te estan comiendo con los ojos, tio. Hablan sobre tus atractivos y el hecho de que estas nauseabundamente marcado, igual que yo habria estado si no me hubiera hecho polvo a los diecisiete. -Hincho su pecho, tratando de parecer mas musculoso. – Estoy atrapado para siempre en mi fase alta y desgarbada.

Xypher no hizo ningun comentario sobre su apariencia, estaba mas perturbado por las mujeres.

– ?Se supone que deben hacer eso? -Le susurro a Jesse.

– Solo si tienes suerte… o si la vas a tener. -Jesse le hizo extranos ruidos parecidos a un chasquido.

– ?Se supone que deben hacer que? – Pregunto la dependiente.

Simone aclaro su garganta.

– Conseguir su ropa. Si, carino, se supone que debe hacer eso. -Se inclino mas cerca a el. -Ignora a Jesse antes que nos encierren en una habitacion acolchada.- Y miro a Jesse mordazmente.

– Solo esta celosa porque puedo entrar en los vestuarios y no ser visto.

Simone lo corto.

– ?Eres un pervertido!

– No lo soy. Seria un pervertido si te espiara cuando te estas banando o cambiandote de ropa. -Se estremecio. -Eso seria como espiar a mi hermana. Prefiero morir.

– Ojala – murmuro Simone despacio.

Xypher estaba realmente divertido por su discusion. Le tomo un par de segundos comprender cual era la emocion que sentia.

Diversion. Nunca la habia experimentado antes, pero estaba bien. Su pecho se sentia mas ligero y tenia cosquillas en el estomago. No habia ira o la intencion de hacer dano en sus tonos. Simplemente estaban bromeando juguetonamente y disfrutando el uno del otro.

Le gustaba mirarlos.

Simone le envio a Jesse otra mirada de advertencia antes de que realmente la metiera en problemas. Aunque ella lo adoraba, odiaba cuando hacia eso. No le gustaba ignorarlo, pero tampoco queria que pensaran que estaba loca.

Alejandose de Jesse a fin de no animarlo aun mas, Simone siguio a la mujer hacia la parte trasera, pero se detuvo cuando vio los zapatos en el centro de la tienda que estaban en estantes pegados a la pared. La mayoria eran bastante funkys, incluyendo un par de stilettos claros con tacones de nueve pulgadas. Pero un par de botas de motociclista negras con calaveras y huesos cruzados como hebillas habian atrapado su mirada.

Una lenta sonrisa curvo sus labios mientras pensaba en la unica persona que les podia hacer justicia.

– ?Xypher?

– ?Si?

Ella senalo las botas.

– ?Te pondrias estas?

La amplia sonrisa que causo esta pregunta era absolutamente perversa. Y por primera vez, no fue fingida. Tenia un aspecto de puro placer que la calento completamente. Maldicion, el hombre es magnifico.

Aclarandose la garganta, llamo a la dependienta hasta donde estaban.

– Nos llevamos un par de estas.

La dependienta sonrio.

– Adoro cada vez que vienen los amigos de Simi. Ustedes compran como demonios.

Simone le echo un vistazo a Xypher, quien la observo con una mirada culpable. La mujer estaba casi en lo cierto.

En poco tiempo, habian elegido ropa, calzoncillos, y accesorios para el Senor Buenisimo Pero Detestable.

Simone tuvo que contener un quejido cuando entrego su tarjeta de credito. A pesar de que tenia mucho dinero, no era su estilo gastarlo en compras, especialmente en un invitado temporal. Pero tampoco lo podia tener caminado por ahi desnudo durante tres semanas. Claro que se veria fenomenal, pero los arrestarian a los dos.

Al menos eso fue lo que penso hasta que se percato de la descuidada expresion de alegria en la cara de Xypher mientras acariciaba la manga de su chaqueta nueva. Era obvio que nunca le habian dado algo igual.

Sip, eso hizo que valiera la pena.

Sonriendo, miro hacia la pared detras de la cabeza de la dependienta. Una percha de bufandas colgaba alli. Su sonrisa se amplio por una en particular.

– Disculpe, -le dijo a la dependienta,- ?Puedo ver la bufanda que esta detras del mostrador?

La dependienta cogio la negra con calaveras blancas.

– ?Esta?

– Si, por favor.

Tan pronto como la descolgo, Simone la agarro del mostrador, le quito la etiqueta, y la envolvio alrededor del cuello Xypher.

– ?Que estas haciendo?- La sospecha en sus ojos en realidad la quemo.

– Mantendra tu cuello caliente cuando estemos afuera.

Xypher no hablo mientras ella ocultaba los extremos de la bufanda dentro de su chaqueta, luego subio el cierre. Fue un gesto tan tierno que le provoco un dolor extrano en el pecho. No le gusto esa sensacion.

– No soy un nino.

Ella se rio.

– Creeme, bebe, que eso no se me ha escapado.

El la miro reprobatoriamente por sus palabras juguetonas.

– ?Te estas burlando de mi?

– Si.

Burlandose… nadie habia hecho eso antes. Al menos no juguetonamente. Miro a Jesse.

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