– Bien… asi sea. Y gracias por contribuir.

– Seguro. No hay ningun problema.

Cuando media hora mas tarde terminaron, Z fue el primero en abandonar el estudio, no quiso hablar con sus Hermanos sobre lo que habia ofrecido hacer o como se sentia. Sabia que ellos sentian curiosidad, probablemente buscaban signos de lo que lo habia redimido o alguna mierda.

Volvio a su cuarto para armarse. Tenia por delante una tarea dificil, una tarea larga, dificil, y queria terminarla pronto.

Excepto que cuando fue al gabinete de armas dentro del armario, sus ojos se volvieron al traje de saten negro que Bella tan a menudo habia llevado puesto. Hacia dias, el lo habia lanzado en la basura del cuarto de bano, pero obviamente Fritz lo habia recogido y lo habia colgado. Z avanzo y toco el vestido, luego lo tomo del gancho, lo cubrio con su brazo, y acaricio la tela lisa. Lo atrajo a su nariz y respiro profundamente, sintiendo tanto su aroma como el olor del lazo que compartian.

Estuvo a punto de tirarlo cuando vio que algo caia al suelo junto a sus pies. Se inclino, era el pequeno collar de Bella, lo habia dejado.

Toco la fragil cadena por un rato, solo mirando los diamantes centellear; entonces se lo puso y retiro sus armas. Cuando retrocedio al dormitorio pensando en dejarlo, sus ojos se posaron en el craneo de La Mistress que estaba al lado de la cama.

Cruzando el cuarto, se arrodillo frente al rostro y miro fijamente en las cuencas de los ojos.

Un momento despues fue al cuarto de bano, agarro una toalla, y se dirigio hacia el craneo. Cubriendolo con la toalla, lo recogio y se movio rapido, corriendo ligeramente bajo al pasillo de estatuas. Tomo la magnifica escalera a la primera planta, que conectaba directamente al comedor y a la despensa del mayordomo, luego cruzo la cocina.

La escalera del sotano estaba en la parte de atras, no encendio la luz cuando la bajo. Cuando descendio, el sonido rugiente del horno de carbon pasado de moda de la mansion se hizo mas fuerte.

Al acercarse a la gran bestia de hierro sintio su calor, como si estuviera viva y febril. Se inclino y miro la pequena ventana de cristal. Las llamas naranja lamian y roian el carbon que le habian dado, siempre hambriento de mas alimento, tiro del pestillo, abrio la puerta sintiendo una rafaga de calor en la cara. Sin vacilar sacudio el craneo junto con la toalla.

No espero, ni lo miro quemarse; girando, subio las escaleras.

Cuando llego al vestibulo hizo una pausa, luego fue al primer piso. En lo alto de la escalera tomo el camino de la derecha, siguio por el pasillo y llamo a una de las puertas.

Rhage abrio la puerta, con una toalla alrededor de su cintura. Parecia sorprendido de ver quien era.

– Hey, mi hermano.

– ?Puedo hablar con Mary un minuto?

Hollywood fruncio el ceno, pero dijo sobre su hombro:

– Mary, Z quiere verte.

Mary cerraba una bata de seda y la ataba con una faja cuando llego a la puerta.

– Hola.

– ?Te opones si hago esto en privado? -dijo Z, echando un vistazo a Rhage.

Cuando el hermano fruncio el seno, Z penso. Si, a los machos vinculados no les gustaba que sus hembras estuvieran a solas con alguien mas. Sobre todo con el.

Froto su craneo.

– Estara solo aqui en el pasillo. No tomara mucho tiempo.

Mary camino entre ellos y dio un codazo a su hellren.

– Esta bien, Rhage. Ve a ver si consigues tener lista la banera.

Los ojos de Rhage destellaron mientras su bestia reaccionaba. Hubo una pesada pausa; entonces beso a Mary profundamente en la garganta y cerro la puerta.

– ?Que pasa? -pregunto ella. Z podia oler su miedo, pero ella lo miro a los ojos.

Siempre le habia gustado, penso

– Oi que ensenaste a ninos autistas.

– Ah… si, lo hice.

– ?Ellos eran lentos en el aprendizaje de cosas?

Ella fruncio el ceno.

– Bien, si. A veces.

– Esto te… -El limpio su garganta-. ?Altero esto tus nervios? ?Quiero decir, te sentiste frustrada?

– No. Si yo me sintiera decepcionada, seria conmigo por no encontrar el modo en que ellos tenian que aprender.

Mientras el asintio con la cabeza, tuvo que mirar lejos de sus ojos grises. Se concentro en el panel de la puerta al lado de su cabeza.

– ?Por que preguntas, Zsadist?

El respiro hondo y luego se lanzo en picado. Cuando termino de hablar, se arriesgo a mirarla.

Su mano estaba sobre su boca y sus ojos eran tan amables que parecian la luz del sol sobre el.

– Ah, Zsadist, si… Si, lo hare.

Phury sacudio su cabeza cuando el entro en el Escalade.

– Tiene que ser el ZeroSum.

El realmente tenia que ir ahi esta noche.

– Me lo imagino -dijo V cuando se deslizo detras de la rueda, Butch salto atras.

Los tres iban en silencio mientras realizaban el viaje a la ciudad. Solo se oia la musica que sonaba en el coche.

Tanta muerte, tanta perdida, penso Phury. Wellsie. Aquella hembra joven, Sarelle, cuyo cuerpo V habia devuelto a sus padres.

Y la desaparicion de Tohr parecida tambien a una muerte. Asi como Bella.

La agonia de todo esto lo hizo pensar en Z. Queria creer que Zsadist estaba en camino a una especie de recuperacion o algo asi. Pero la idea de que el macho podria cambiar era completamente infundada. Solo era cuestion de tiempo antes de que la necesidad del dolor volviera a su hermano y el infierno comenzaria otra vez.

Phury se froto la cara. Esa noche se sentia como si tuviera mil anos, en realidad los tenia, pero ademas se sentia ansioso y alterado… aunque su piel se hubiera curado, en su interior, estaba traumatizado. Sencillamente no podia funcionar bien. Necesitaba ayuda.

Veinte minutos mas tarde, Vishous llego a la parte de atras del ZeroSum y aparco la SUV de forma ilegal. Los gorilas los dejaron entrar enseguida, y los tres se dirigieron a la seccion VIP. Phury pidio un Martini que cuando llego se lo termino de un solo trago.

Ayuda. El necesitaba ayuda. El necesitaba ayuda… o iba a explotar.

– Perdonenme, muchachos -murmuro. Se dirigio hacia la parte de atras, a la oficina del Reverendo. Los dos enormes moros lo saludaron con la cabeza, y uno hablo por su reloj. Un segundo mas tarde lo dejaron pasar.

Phury camino en la cueva y se concentro en el Reverendo. El macho se sentaba de forma primitiva detras de su escritorio, mas hombre de negocios que motivador.

El Reverendo sonrio con satisfaccion.

– ?Donde infierno esta todo tu hermoso pelo?

Phury echo un vistazo detras de el, asegurandose que la puerta exterior estuviera cerrada. Entonces saco tres Benjis.

– Quiero algo de H.

Los ojos violetas del Reverendo se estrecharon.

– ?Que dijiste?

– Heroina.

– ?Estas seguro?

No, penso Phury.

– Si -dijo.

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