Hubo un gran silencio. Entonces un golpe de frio surgio del cuerpo de Z y miro sobre sus hombros. Sus ojos negros eran glaciales, su cara oscura como las infundadas sombras del infierno.
– Se acabo el ser ayudado. Jamas. Pero seguro como la mierda que hay esperanza para ti. Asi que toma a la mujer que quieres tan desesperadamente. Cogela y mete algo de sentido comun en ella. La echaria de mi habitacion si pudiera, pero ella simplemente no quiere irse.
Z se alejo a zancadas, sus botas de montana golpeando el suelo.
Horas mas tarde Bella estaba paseando por la mansion. Habia pasado parte de la noche con Beth y Mary, y aprecio su amistad. Pero ahora estaba todo en silencio, porque los Hermanos y todos los demas se habian ido a la cama. Solo ella y Boo recorriendo los pasillos mientras el dia pasaba, con el gato a su lado como si supiera que ella necesitaba compania.
Dios, estaba agotada, tan cansada que casi no podia tenerse de pie, y estaba sufriendo tambien. El problema era, que habia una agitacion que animaba su cuerpo; su maquinaria interna rehusaba a estar ociosa.
Mientras el rubor la atravesaba, como si alguien le hubiera puesto un secador de pelo en cada pulgada de su piel, supuso que estaba poniendose enferma, aunque no sabia como. Habia estado con el
Llego a una esquina y se detuvo, dandose cuenta de que habia vuelto al pasillo de las estatuas. Se pregunto si Zsadist estaria en su habitacion ahora.
Y se desilusiono cuando abrio la puerta y no estaba.
Aquel hombre, noto, era como una adiccion. No era bueno para ella, pero no era algo de lo que pudiera alejarse.
– Hora de acostarse, Boo.
El gato le hizo un maullido, como si abandonara sus deberes de escolta y se fue trotando por el pasillo, silencioso como la nieve que cae igual de elegante.
Bella cerro la puerta mientras la atrapaba otro sofoco. Lanzando la prenda de lana que llevaba fue a abrir la ventana, pero por supuesto las persianas estaban bajadas: eran las dos de la tarde. Desesperada por calmarse, se dirigio a la ducha y se metio bajo el agua fria durante solo Dios sabe cuanto tiempo. Se sentia incluso peor cuando salio, le picaba la piel y le pesaba la cabeza.
Envolviendose en una toalla, se fue a la cama y arreglo las mantas arrugadas. Antes le echo un ojo al telefono y penso que deberia llamar a su hermano. Necesitaban encontrarse cara a cara, y necesitaban hacerlo pronto, porque el periodo de gracia de Wrath no iba a durar mucho mas. Y como Rehv nunca dormia, podria ser ahora.
Sin embargo, mientras otra oleada de calor la atravesaba, supo que no podia tratar con su hermano ahora. Esperaria hasta que cayera la noche, despues de descansar algo. Cuando el sol se pusiera podria llamar a Rehvenge y encontrarse con el en algun sitio publico y neutral. Y lo persuadiria de que cortara el rollo.
Se sento en la orilla de la cama y sintio una extrana presion entre las piernas.
El sexo con Zsadist, penso. Habia pasado mucho tiempo desde que habia tenido a un hombre dentro. Y el unico otro amante que habia tenido no habia estado asi de dotado. No se habia movido asi.
Las imagenes de Zsadist balanceandose sobre ella, su cara tensa y oscura, su cuerpo duro esforzandose, enviaron un pulso que la dejo temblando. Rapidamente una sensacion aguda le traspaso su propio centro, como si el estuviera penetrandola de nuevo, una combinacion de miel y acido recorriendole las venas.
Fruncio el ceno, aparto la toalla, y miro su cuerpo. Sus pechos parecian mucho mas grande de lo normal, las puntas de un profundo rosa. ?Vestigios de la boca de Zsadist?
Con una maldicion, se echo y se tapo con una sabana. Mas calor bullo en su cuerpo, y se giro sobre el estomago. Abriendo las piernas. Intentando calmarse. A pesar de eso, el dolor parecio volverse mas agudo.
Cuando la nieve empezo a caer en serio y la luz de la tarde comenzo a debilitarse un poco, O condujo su camion hacia el sur por la Ruta 22. Cuando llego al lugar correcto se bajo y miro a U.
– El Explorer esta a 100 yardas en linea recta desde aqui. ?Sacalo ya de esos bosques! Despues empieza a comprar todos los materiales que necesitamos y fija los dias de entrega. Quiero esas manzanas localizadas y el arsenico listo.
– Excelente. -U bajo desabrochando el cinturon del asiento-. Pero, escucha, necesitas dirigirte a la Sociedad. Es lo habitual para el
– Lo que sea.
O miro por el parabrisas, observando como los limpiaparabrisas apartaban los copos de nieve. Ahora que ya tenia a U organizando la gilipollez del festival del solsticio, volvio a atormentar su cerebro con las respuestas a su principal problema: ?como demonios iba a encontrar a su mujer ahora?
– Pero el
Cristo, la voz de U estaba empezando realmente a sacarle la mierda que llevaba dentro. De modo que era del tipo de mentalidad de ‘ir por el libro’.
– O, necesita…
– Callese la jodida boca, tio. No estoy interesado en organizar encuentros.
– Ok. -U alargo la palabra, su desaprobacion era obvia-. Asi que ?donde quiere a los escuadrones?
– ?Donde cree? En el centro.
– Si encuentran civiles mientras luchan con los Hermanos, ?quiere que los equipos hagan prisioneros o solo que los maten? y ?vamos a construir otro centro de persuasion?
– No me importa.
– Pero necesitamos… -la voz de U era monotona.
?Como iba a encontrarla? Donde podria…
– O.
O miro a traves del camion, listo para explotar.
–
La boca de U parecio la de un pez por un momento. Abriendo. Cerrando.
– Nada.
– Esta bien. Ni una mas de sus tonterias. Ahora saque de aqui mi camion y mantengase ocupado haciendo algo que no sea cotorrear conmigo.
Apreto el acelerador en el segundo en que las botas de U tocaron la grava. Pero no fue muy lejos. Giro por la vereda de la granja e hizo un reconocimiento a la casa de su mujer.
No habia huellas en la nieve fresca. No habia luces. Estaba desierta.
O se dio la vuelta y se dirigio al centro. Tenia los ojos secos por la falta de sueno, pero no queria malgastar las horas nocturnas recargandose
CAPITULO 30
Zsadist paso el dia en el centro de entrenamiento. Trabajo contra el saco de boxeo. Levanto pesas. Corrio. Levanto mas pesas. Practico con las dagas. Cuando volvio a la casa eran casi las cuatro y estaba listo para salir a cazar.
En el momento que puso un pie en el vestibulo, se paro. Algo iba mal.
Miro alrededor del vestibulo. Levanto la vista hacia el segundo piso. Escucho los misteriosos sonidos. Cuando olio el aire, todo lo que pudo oler era que el desayuno que se estaba sirviendo en el comedor y fue hacia alli, convencido de que algo estaba mal, pero incapaz de encontrar que era. Encontro a los Hermanos sentados y demasiado quietos, a pesar de que Mary y Beth estaban comiendo y hablando tranquilamente. Bella no estaba a la vista.