Myron los acompano a la puerta. Claire le hablo al oido.

– He oido que las chicas estaban en tu antigua habitacion.

– Si.

Ella le sonrio con malicia.

– ?Les has contado que…?

– Por Dios, no.

Claire meneo la cabeza.

– Eres un mojigato.

El y Claire eran buenos amigos en el instituto. A el le encantaba su espiritu libre. Se portaba como un chico, a falta de una definicion mejor. Cuando iban a una fiesta, intentaba ligar con alguien, normalmente con bastante exito porque, vaya, era una chica atractiva. Le gustaban los musculitos. Salia con ellos una vez, tal vez dos, y cambiaba.

Ahora era abogada. Ella y Myron habian ligado una vez, en aquel mismo sotano, durante unas vacaciones escolares, en el ultimo ano. Myron habia reaccionado peor que ella. Al dia siguiente, Claire estaba tan tranquila. Sin escenas, ni tratamiento de silencio, ni «tal vez deberiamos hablar de esto».

Tampoco hubo bis.

En la facultad de derecho Claire conocio a su marido, «Erik con K», segun se presentaba siempre. Erik era delgado y muy puesto. Casi nunca sonreia. Casi nunca se reia. Sus corbatas eran siempre maravillosamente elegantes. Erik con K no era el hombre con quien Myron habria imaginado que acabaria Claire, pero parecian llevarse bien. Debia de ser por aquello de que los opuestos se atraen.

Erik le dio un fuerte apreton de mano y le miro a los ojos.

– ?Nos veremos el domingo?

Solian jugar partidos improvisados de baloncesto los domingos por la manana, pero Myron habia dejado de ir hacia meses.

– No, esta semana no ire.

Erik asintio como si Myron hubiera dicho algo profundo y se fue a la puerta. Aimee sofoco la risa y se despidio.

– Me alegro de haberte visto.

– Lo mismo digo, Aimee.

Myron intento mirarla de forma que transmitiera «Recuerda la promesa». No supo si lo habia conseguido, pero Aimee asintio levemente con la cabeza antes de salir al jardin.

Claire le beso en la mejilla y volvio a susurrarle al oido:

– Pareces feliz.

– Lo soy -dijo.

Claire sonrio.

– Ali es estupenda, ?eh?

– Lo es.

– ?Soy la mejor casamentera del mundo?

– Como salida de una produccion barata de El violinista en el tejado -dijo el.

– No quiero apremiarte. Pero soy la mejor, ?a que si? Esta bien, puedo asumirlo, la mejor del mundo.

– Sigues hablando de tu faceta de casamentera, ?no?

– Claro, en lo otro ya se que soy la mejor.

– Eh -dijo Myron.

Ella le pellizco un brazo y se marcho. La vio alejarse, meneo la cabeza y sonrio. En cierto modo, siempre tienes diecisiete anos y esperas que tu vida empiece.

Diez minutos despues, Ali Wilder, el nuevo amor de Myron, llamo a sus hijos. El los acompano al coche. Jack, de nueve anos, llevaba encantado el uniforme de los Celtics con el viejo numero de Myron. Era lo mas en moda hip-hop. Primero habian sido los uniformes retro de las estrellas favoritas. Ahora, en un sitio web llamado Big- Time-Losahs.com o algo por el estilo, vendian uniformes de jugadores que habian sido estrellas o que no habian llegado a serlo, jugadores que se lesionaron.

Como Myron.

Jack, a su edad, no entendia la ironia.

Cuando llegaron al coche, Jack dio un gran abrazo a Myron. Inseguro de como reaccionar, Myron se lo devolvio, pero fue breve. Erin se quedo aparte. Le saludo con la cabeza y subio al asiento trasero. Jack imito a su hermana. Ali y Myron se quedaron de pie y se sonrieron como un par de adolescentes en su primera cita.

– Ha sido divertido -dijo Ali.

Myron seguia sonriendo. Ali le miro con sus maravillosos ojos marron verdoso. Tenia el cabello rubio rojizo y conservaba restos de pecas infantiles. Su cara ancha y su sonrisa le cautivaban.

– ?Que?

– Estas guapisima.

– No quiero jactarme, pero si. Soy guapa.

Ali miro hacia la casa. Win -nombre real: Windsor Horne Lockwood III- estaba de pie con los brazos cruzados, apoyado en el umbral.

– Tu amigo Win -dijo-. Parece simpatico.

– No lo es.

– Lo se. Pense que siendo tu mejor amigo y eso, debia decirlo.

– Win es complicado.

– Es guapo.

– Lo sabe.

– Pero no es mi tipo. Demasiado guapo. Demasiada pinta de chico rico.

– Tu prefieres a los machos -dijo Myron-. Lo comprendo.

Ella se rio disimuladamente.

– ?Por que no deja de mirarme?

– Lo mas probable es que te este evaluando el culo.

– Es agradable saber que alguien lo hace.

Myron se aclaro la garganta y aparto la mirada.

– ?Quieres que cenemos manana?

– Me encantaria.

– Te recogere a las siete.

Ali le puso la mano en el pecho. Myron sintio algo electrico al contacto. Ella se puso de puntillas -el media metro noventa y cinco- y le beso en la mejilla.

– Cocinare yo.

– ?En serio?

– Nos quedaremos en casa.

– Bien. Entonces sera algo familiar. ?Para que conozca mejor a los chicos?

– Los chicos pasaran la noche en casa de mi hermana.

– Oh -dijo Myron.

Ali le miro intensamente y subio al coche.

– Oh -repitio Myron.

Ella arqueo una ceja.

– Y no querias fanfarronear sobre tu elocuencia…

Se marcho. Myron vio desaparecer el coche, todavia con la sonrisa de zombi en la cara. Se volvio y fue a la casa.

Win no se habia movido. Habia habido muchos cambios en la vida de Myron -sus padres se habian mudado al sur, el nuevo hijo de Esperanza, su empresa, incluso Big Cyndi- pero Win seguia siendo una constante. El cabello de un rubio ceniza se le habia vuelto gris en las sienes, pero aun era un blanco privilegiado prototipico. La mandibula noble, la nariz perfecta, los cabellos peinados por los dioses: olia, merecidamente, a privilegio, zapatos blancos y bronceado de golf.

– Seis coma ocho -dijo Win-. Lo dejare en siete.

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