reposa sus colores sobre el mundo. ?Como sera la eternidad que ahora gana tiempo? ?Como seran los anos que no quedan? La vida se entreabre, solo a mi me presagia con las rosas perdidas que tejen en las ramas su encanto solitario sin saber que es la vida. (Distancia: 44 anos-luz. Dos soles)
Sali a mirar el cielo. Mi hijita dormia. – Duerme, mi nina, que no te destape el viento, ni la lluvia, ni el aullido de los lobos del bosque. Duerme, mi vida, duerme-. Le esparcia la tarde sus estremecimientos a la luz solitaria. Se deshacian las nubes sin piedad y sin miedo. Ah, pobre enebro que tiene el corazon desnudo y no sabe cual ha de ser su parte del cielo. Ah, ?que sera de mi?, ?adonde iran mis suenos?, ?y quien recogera lo que quede de ellos cuando la nieve borre mi rastro, o el aire que desprenden las alas de los pajaros, cuando nadie, mi nina, vigile ya el vaiven de tu cuna, ni cuente los ruidos de tu cuerpo? Diciembre es de marfil nevado
De nuevo el mismo cielo, pero en otro diciembre, cielo desnudo y algo oscurecido, tan solo, a simple vista. Una lumbre ha nacido de la Espada de Orion. Leve espuma de un periplo sin retorno, indicio de frialdad y firmamento. Fue en un campo de Escocia. Solia, a medianoche, tumbarme boca arriba sobre la hierba e ir midiendo los angulos de las estrellas con cuentas que ensartaba en hilo de coser. El Cinturon de Andromeda bajo el arco del cielo fue una cinta con la que hice dos lazos: astronomia y musica. Tiempo abajo. Por entre eternidades
cuyo horizonte humea como fuego
Georg Heym
Guardo dentro de mi el resplandor del cosmos, su azul de madrugada y su horizonte, y acaso pueda detener la noche, hacer una amapola con sus brumas.