alrededor del cuello de la loba; la abrazo con fuerza, incapaz de hablar durante algunos minutos, hasta que al fin la sofocante intensidad de sus emociones disminuyo un poco y se sento de nuevo.
—?Cuanto... ? —La garganta de Indigo estaba hinchada y reseca, y la voz se le ahogo cuando intento hablar; lo probo de nuevo—. ?Cuanto tiempo?
Indigo recordaba muy poco de aquellas ultimas y enloquecidas horas. El recuerdo regresaria, estaba segura, pero no aun; y se alegraba de aquel pequeno respiro.
—Aszareel... —dijo—. Esta muerto,
—?El ser brillante?
Asi que el emisario no se habia olvidado de
La tranquila voz mental de la loba interrumpio sus lugubres pensamientos, y comprendio que habia leido lo que pasaba por su mente.
—Me averguenzas,
?Era asi?, se pregunto Indigo. Penso en Fenran:
La muchacha se puso en pie despacio, y anduvo vacilante hacia la entrada de la cueva y hacia la manana anegada en sucio humo que habia al otro lado. Su cuerpo habia sido maltratado hasta el limite de su resistencia. Sin embargo, todo lo que sentia era una embotada sensacion de dolor. Tenia sed, pero era una sed soportable, aunque tanto
Llego a la entrada, y salio a la ladera de la montana. Estaban cerca de la cima de un pico elevado, y a traves de las nubes de azufre distinguia la cordillera que se extendia en todas direcciones. Ennegrecidas por la ceniza, vacias, silenciosas, las cumbres se alzaban por entre la fantasmal luz como imagenes de una pesadilla. No se oia ningun sonido procedente de las minas, y no habia ningun resplandor verdoso que ensuciara el cielo con su corrompido fulgor. Solo se percibia una tenue luz en la distancia, un parpadeo de fuegos rojo anaranjados, mientras veteados rios de magma todavia fundido se movian con lentitud por los arrasados valles.
?Cuantos habian muerto en aquel infierno? La venganza de la Diosa del Fuego no habia hecho distinciones entre los culpables y los inocentes; aunque se habia erradicado del mundo un terrible mal, el precio de la victoria era feroz. E Indigo supo que los fantasmas de aquellas victimas se
pasearian por sus suenos durante mucho tiempo.
Escucho el suave sonido de las patas de
—Lo se.
Indigo recordo a Chrysiva, y el tormento que la inocente criatura habia soportado mientras esperaba la llegada de la muerte. Pero en su actual estado de animo, le resultaba dificil consolarse con el hecho de que ya no habria mas victimas como ella.
Las lagrimas afloraron a los ojos de Indigo y enturbiaron la deprimente vista que se ofrecia ante ella. Si; Jasker habia comprendido: sabia cual debia ser el sacrificio, y por su diosa, y por aquellos cuyas vidas estaban siendo destrozadas por el horror que habitaba en el valle de Charchad, habia estado dispuesto a convertirse en parte de aquel sacrificio.
Repuso en voz baja:
—?Me hablaras de Jasker,
—No. Aun no.
Indigo se seco los ojos, y durante unos instantes contemplo el revuelto cielo. Alla en lo alto, una debil mancha de un color mas claro se proyectaba por entre las nubes de ceniza, y comprendio que se trataba del sol, perdido todavia detras del espeso manto, pero dispersando —despacio pero inexorable— la lobrega oscuridad para traer de nuevo la luz a la tierra. Y volvio a escuchar las palabras que el hechicero, que habia probado ser un amigo autentico e inquebrantable, pronunciara en su mente durante su sueno.
Deseo haberlo podido llorar en la forma adecuada, con musica y una elegia para despedir a su espiritu en su ultimo viaje. Pero su arpa, junto con todas sus posesiones materiales —excepto la ballesta y el cuchillo, que los secuaces de Quinas le habian quitado— estaban enterradas bajo una montana de escombros y lava en las ruinas de la caverna de Jasker. El pensamiento le hizo sentir ganas de llorar otra vez. Llorar por el arpa era vergonzoso, cuando habia mayores perdidas que soportar; pero habia sido muy valiosa para ella, pues se trataba
Indigo lanzo un suspiro, y aparto la mirada de la lejana mancha de luz para dirigirla ladera abajo, donde unas apenas perceptibles sombras empezaban a rozar las rocas. Y lo que vio alli la dejo atonita y sin respiracion.
El arpa era real. Las cuerdas dejaron escapar un dulce sonido melancolico cuando las pulso, y mientras los ecos del acorde resonaban suavemente por las montanas supo que aquel pequeno milagro era urja senal y un tributo del emisario de la Madre Tierra, un simbolo de esperanza en un lugar que no habia conocido mas que