ruinas de la casa que en una ocasion perteneciera a la familia que su antepasado habia masacrado. Si; alli delante estaba el familiar punto de referencia, el lugar donde el bosque extendia un brazo aislado en direccion a las aguas heladas. Y en medio de la nieve, recortandose con nitidez sobre la ininterrumpida blancura habitual de la zona cercana a la orilla del lago, se veia la silueta de la vieja pared desmoronada.
El caballo aflojo el paso cuando le tiro de las riendas, y se detuvo.
Indigo vacilo unos segundos. Luego respondio:
«No,
Golpeo ligeramente con los talones los ijares del caballo y este siguio avanzando. Cuando llegaron a la altura de los viejos cimientos, las orejas de
Indigo volvio la cabeza. A unos quince metros de distancia, cerca de los primeros arboles, estaba el tigre de las nieves. Habia surgido del bosque, y permanecia inmovil, contemplandolas. Su aliento formaba una nube en el aire gelido.
Indigo volvio a detener al caballo y la emocion le produjo un nudo en la garganta. Habia deseado el encuentro, pero ni siquiera sono que pudiera suceder, que el felino viniera a despedirse. Su montura piafo, oliendo algo que temia, pero ella la mantuvo bajo control tirando con fuerza de las riendas, al tiempo que miraba en direccion a la magnifica criatura que fuera un amigo tan leal. Inopinadamente,
Indigo no supo cuanto tiempo permanecio sentada sobre el caballo, sin moverse, la mirada fija en el lugar donde habia estado el tigre de las nieves... Hizo caso omiso del inquieto cabecear de su caballo, del campanilleo de la brida, del movimiento de sus musculos bajo su cuerpo mientras pateaba el suelo, nervioso. Solo cuando la sensacion de ahogo que aun se aferraba a su garganta empezo a aflojarse, se estremecio como si se despertara de un sueno, sacudio la cabeza y permitio que su montura siguiera adelante.
No dijo nada. Pero