La miro con ira, todo su encanto habia sido sustituido por una colera crujiente.
– No voy a jugar a las preguntas contigo, Gracie. Acabo de dejar plantadas a un monton de personas que me estan haciendo un favor y quiero saber por que elegiste esta noche para avergonzarme.
– Hoy me entere de que eres tu quien paga mi sueldo.
El primer indicio de cautela aparecio en sus ojos.
– ?Y que mas da?
El hecho de que el tratara quitarle importancia a eso, mostraba lo poco que la entendia e hizo que el dolor fuera mas afilado. ?Como habia podido creer, aunque fuera por un momento, que la amaba?
– ?Me mentiste!
– No recuerdo haber comentado nunca quien pagaba tu sueldo.
– ?No juegues conmigo! Tu sabes como me siento sobre aceptar tu dinero, pero te dio exactamente lo mismo.
– Estabas trabajando para mi. Te lo ganaste.
– ?No habia trabajo, Bobby Tom! Tuve que buscar cosas que hacer.
– Eso es una locura. Has estado trabajando un monton de tiempo para organizar el torneo de golf.
– Solo eso. ?Que pasa con el tiempo de antes de que me dedicara a eso? ?Me pagabas por no hacer nada!
El lanzo el sombrero sobre una silla
– Eso no es cierto, y no se por que le das tanta importancia. Iban a despedirte, y, a pesar de lo que digas, necesitaba un ayudante. Es asi de simple.
– Si es tan simple, entonces, ?por que no me lo ofreciste sin rodeos?
El se encogio de hombros y se dirigio rodeandola hacia la pequena cocina del fondo de la sala.
– ?Tienes Alka-Seltzer?
– Porque sabias que diria que no.
– Esta es una conversacion ridicula. Willow te iba a despedir por mi culpa. -Abrio la alacena de encima del fregadero.
– Asi que me contrataste por piedad, porque pensabas que era demasiado incompetente para cuidar de mi misma.
– Eso no es asi. ?Estas tergiversando mis palabras! -Dejo de buscar en la alacena-. Trato de entenderlo, pero sigo sin ver el problema.
– Sabias lo importante que era para mi y no te importo nada.
Fue como si ella no hubiera abierto la boca. El rodeo el mostrador que separaba la cocina de la sala de estar, quitandose la chaqueta mientras hablaba.
– Quiza sea mejor que todo se haya aclarado por fin. He estado considerando la idea y este es probablemente tan buen momento como cualquier otro para que hagamos unos arreglos mas permanentes. -Lanzo la chaqueta sobre una silla-. Salimos para Los Angeles en un par de semanas y he decidido contratarte como ayudante a jornada completa por el triple de lo que cobras ahora. Y no comiences a actuar como si no te fueras a ganar el sueldo. No voy a tener tiempo de atender mis asuntos si me paso diez horas diarias en un estudio de sonido.
– No puedo hacerlo.
– Lo cierto es que estaba pensando en que te fueras tu antes y buscaras algo agradable donde pudieramos vivir. -Se sento en el sofa y apoyo las botas en la mesita de cafe-. Creo que estaria bien que tuviera una bonita piscina, ?no te gustaria? y que tambien tenga buena vista. Comprate un coche mientras estes alli; Vamos a necesitar otro.
– No hagas esto, Bobby Tom.
– Y deberias tener mas ropa, asi que te abrire una cuenta de gastos. Nada de comprar en outlets, Gracie. Te vas a
– ?No voy a ir a Los Angeles contigo!
El se saco la camisa de la cinturilla de los pantalones y comenzo a abrir los botones brillantes.
– Y esa idea tuya, la de la Fundacion, no es que me vaya a comprometer por ahora porque aun pienso que es una locura, pero dejare que intentes convencerme a ver si lo consigues. -Puso los pies sobre el suelo y se abrio la camisa lavanda sobre su pecho desnudo-. Me tengo que levantar a las cinco de la manana, carino, asi que a no ser que me quieras ver hacer el ridiculo en el campo de golf, sera mejor que nos vayamos ya a la cama.
– Acortando la distancia entre ellos, empezo a desabotonar la blusa de Gracie.
– No estas oyendo nada de lo que digo. -Trato de alejarse, pero el la sujeto firmemente.
– Eso es porque hablas demasiado. -Le bajo la cremallera de la falda y la empujo al dormitorio.
– No voy a ir a L.A.
– Claro que si. -Casi la tiro para sacarle los zapatos, tirandolos a un lado junto con la falda. Despues tironeo de sus pantys. Ella se quedo delante de el con bragas, sujetador y la blusa abierta.
– Por favor, Bobby Tom, escucha.
Sus ojos la acariciaron.
– Complaceme. Eso es lo que dijiste que querias hacer, ?verdad? -Se llevo las manos a la cremallera de sus pantalones y la bajo.
– Si, pero…
El agarro su brazo.
– No hables mas, Gracie. -Todavia vestido, aunque con la camisa y los pantalones abiertos, la derribo sobre la cama y cayo sobre ella.
El desasosiego se apodero de ella cuando el abrio sus piernas e introdujo la rodilla entre sus muslos.
– ?Un momento!
– No hay razon para esperar. -Sus manos tiraron de sus bragas y la libero de su peso mientras se las sacaba. Sintio sus nudillos contra su hueso pubico cuando el se libero.
– ?Esto no me gusta! -gimio ella.
– Dame un minuto y te gustara.
El estaba usando el sexo para evitar hablar con ella y lo odio por ello.
– ?Dije que no me gusta! Quitate de encima.
– Vale. -Atrapandola entre sus brazos, rodo sobre si mismo para colocarla encima de el, pero mantuvo su trasero tan apretado y empujo tan insistentemente contra ella que no se sintio mas libre.
– ?Asi no!
– Decidete. -El rodo para colocarla bajo el otra vez.
– ?Basta!
– No quieres que me detenga y lo sabes. -Su pecho musculoso la presiono contra el colchon mientras la cogia por la parte de atras de las rodillas y las separaba bruscamente, dejandola abierta y vulnerable. Cuando sintio que sus dedos la tanteaban, cerro la mano en un puno y le golpeo en la parte trasera de su cabeza tan fuerte como pudo.
– ?Ay! -El aullo de dolor y rodo para salir de encima de ella, llevandose la mano a la cabeza-. ?Y ahora por que haces eso? -gimio indignado.
– ?Gilipollas! -Ella fue a por el, golpeandolo con sus punos a pesar del dolor de su mano. El se tumbo en la cama y ella golpeo todo lo que tenia a su alcance. El levanto los brazos para evitar los golpes, gritando cuando daba en algun punto sensible, pero sin tratar de sujetarla.
– ?Basta! ?Eso duele, maldita sea!
– ?Maldito seas! -Sus manos palpitaban del dolor. Le dio un ultimo golpe y se sento sobre los talones. Jadeaba cuando agarro firmemente la blusa y la cerro. Su asalto no habia sido causado por el sexo, habia sido por el poder, y en ese momento lo odio.
El levanto los brazos y la miro con precaucion.
Ella salio de la cama y busco la bata que colgaba en la parte de atras de la puerta. Sus manos dolian tanto que tenia dificultades para cogerla.
– Quiza seria mejor que hablaramos, Gracie.
– Largo de aqui.
Ella oyo el ruido del colchon y el sonido de sus pasos cuando salio de la habitacion. Presionando las manos contra su regazo se dejo caer en la cama reprimiendo un sollozo. Finalmente todo habia acabado entre ellos. Ese mismo dia habia sabido que tenia que pasar, pero nunca hubiera imaginado que acabaria tan amargamente.