nada que ofrecer a las princesas.

El recuerdo de ese beso pervivio en el corazon del hombre, ardiendo como una llama que no lograba extinguir. Entonces, tres anos despues, volvio a ver a la princesa. Estaba aun mas hermosa de lo que el recordaba. Pero, para entonces, la princesa estaba destinada a contraer matrimonio con un rico principe. Sin embargo, aunque sabia que una princesa jamas se casaria con un hombre normal y aunque sabia que le partirian el corazon, el hombre no pudo evitar enamorarse de ella, pues no era solo hermosa, sino tambien carinosa y duena de un gran corazon. Y valiente. Leal. Inteligente. Y le hacia reir. Pues bien, a pesar de que era demasiado normal para una princesa, el hombre tuvo que intentar ganarse su amor, pues no podia renunciar a ella sin luchar por lo que deseaba. Y asi le ofrecio lo unico que tenia: su corazon. Su devocion. Su honor y su respeto. Y todo su amor. Y despues rezo para que la moraleja de la historia fuera que incluso un hombre normal puede conquistar a una princesa con las riquezas del amor.

Mi corazon es tuyo, ahora y siempre.

Nathan.

A Victoria se le velo la vision y parpadeo para contener las lagrimas que se cernian ya sobre sus pestanas. Entonces levanto los ojos para mirar a su padre, quien la observaba con una expresion interrogante.

– ?Y bien? -pregunto.

Una especie de sonido entre la risa y el llanto broto de ella.

– Que el carruaje de media vuelta.

Nathan estaba de pie en la orilla con la mirada perdida en las blancas coronas de las olas que batian incansablemente contra las rocas y la arena. El viento arreciaba, advirtiendo de una tormenta cercana, y el sombrio cielo gris era la viva imagen de su estado de animo.

?De verdad habian pasado tan solo dos horas desde que ella se habia marchado? ?Solo ciento veinte breves minutos desde el momento en que habia sentido como si le desgarraran el alma? Maldicion. Sentia el corazon… vacio. Como si lo unico que siguiera en el con vida fueran los pulmones… y dolian.

Se paso las manos por la cara. Maldicion, habia hecho lo correcto dejandola marchar. Aunque con eso no conseguia que doliera menos.

– Nathan.

Se volvio bruscamente al oir la voz de Victoria y clavo en ella la mirada, mudo de asombro. Estaba a poco mas de tres metros de donde el se encontraba, sosteniendo contra su pecho una hoja de marfileno papel vitela doblado con su sello de lacre rojo. Pero fue la mirada que vio en sus ojos lo que a la vez le paralizo y desato una oleada de esperanza que le recorrio de la cabeza a los pies. Una mirada llena de tanto deseo y amor que Nathan temio parpadear por si con ello descubria que estaba viviendo una alucinacion.

Sin poder tan siquiera moverse, la vio acercarse. Cuando apenas les separaban unos centimetros, Victoria tendio la mano y poso la palma contra su mejilla.

– No hay absolutamente nada de normal en ti, Nathan -dijo con un tembloroso susurro-. Eres extraordinario en todos los sentidos. Y lo se desde el momento en que te vi, hace tres anos.

El volvio la cara y le beso la palma, luego le tomo la mano y la estrecho entre las suyas.

– Tu padre te ha dado la nota.

Sin soltar el papel vitela, Victoria le rodeo el cuello con los brazos.

– Podras darle las gracias despues.

– Queria darte tiempo para que pudieras pensar…

– He tenido el tiempo suficiente. No he hecho mas que pensar. Se lo que quiero.

– ?Y que es?

– ?Estas seguro de que quieres saberlo?

– Completamente.

– A ti -susurro, sin apartar la mirada de la de el-. A ti.

Todos los espacios de su interior, que menos de un minuto antes Nathan habia sentido tan desolados y vacios, se colmaron hasta rebosar. Tomo las manos de Victoria, las retiro de su cuello y las sostuvo entre las suyas.

– Una vez te dije que solo me casaria por amor.

– Lo recuerdo.

Apoyo una rodilla en el suelo delante de ella.

– Casate conmigo.

A Victoria empezo a temblarle la barbilla al tiempo que sentia que se le humedecian los ojos. Las lagrimas resbalaron silenciosamente por sus mejillas hasta caer sobre las manos entrelazadas de ambos.

Nathan se levanto y se palpo freneticamente el chaleco en busca de su panuelo. Por fin encontro el pequeno cuadrado de algodon blanco y seco sus mejillas mojadas.

– No llores. Dios, por favor, no llores. No puedo soportarlo. -Maldijo en voz baja y siguio secandole las mejillas, pues nada parecia capaz de contener sus lagrimas. Finalmente, se rindio y se limito a acariciar con los pulgares las mejillas mojadas-. No soy un hombre rico, pero hare todo lo que este en mi mano por asegurarme de que vivas siempre comodamente -prometio, con la esperanza de que sus palabras la confortaran-. Pasaremos parte del tiempo en Londres. Me llenara de orgullo acompanarte a la opera, aun a pesar de que estoy seguro de que «opera» es el termino en latin que designa «muerte por obra de musica ininteligible». Asistire a todas las veladas que desees y te hare el amor en el carruaje durante el trayecto de regreso a casa. Y volvere a hacerlo cuando lleguemos. No tengo mucho que ofrecer, pero lo que tengo te lo ofrezco. Y te amare todos los dias mientras viva.

Victoria le miro a los ojos y vio en ellos todo lo que jamas habia sido consciente de que queria. Probablemente tardaria una semana en dar con una respuesta brillante a las preciosas palabras de Nathan, pero de momento se contento con dar voz a su corazon.

– Me he dado cuenta de que no importa donde este, siempre que este contigo. Y hasta he llegado a tomarle carino a tu coleccion de animales. Adoro a R.B. y a Botas, y estoy segura de que Petunia y yo podremos llegar a un acuerdo sobre lo que puede comer y lo que no. -Parpadeo para contener una nueva oleada de lagrimas-. Yo tambien te amo. Mucho. Seria para mi un honor ser tu esposa.

– Gracias a Dios -murmuro Nathan, atrayendola hacia el. Sus labios capturaron los de ella en un largo, profundo y lujurioso beso al que Victoria se entrego con todo su ser.

Cuando el por fin levanto la cabeza, Victoria dijo con voz entrecortada:

– ?Sabes? Llego al matrimonio con una dote.

– ?Ah, si? Lo habia olvidado.

Y ese, decidio Victoria, fue el regalo mas maravilloso que una mujer que siempre habia sabido que se casarian con ella por su dinero podia haber recibido.

Epilogo

Aunque bien es cierto que la mujer moderna actual deberia abstenerse de tomar decisiones que podrian alterar el curso de su vida «en el calor del momento», deberia tambien reconocer que algunas decisiones no requieren ser meditadas porque existe claramente para ellas una sola respuesta.

Guia femenina para la consecucion

de la felicidad personal y la satisfaccion intima.

Charles Brightmore.

Seis semanas despues.

Nathan estaba de pie ante el altar de la pequena parroquia a la que su familia habia asistido durante generaciones mientras miraba como su hermosa novia caminaba lentamente hacia el. Con un sencillo vestido azul celeste de modesto cuello cuadrado y mangas ablusadas, llevando un ramo de rosas de color pastel, Victoria le

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