capaz de quedarse con la mirada perdida durante lo que parecian ser horas mientras reflexionaba entre una frase y otra. Esperaba que el senor Jennsen no le hubiera hecho el tipo de pregunta que requiriera una profunda meditacion antes de responder.
O quiza solo estaban en una pausa para beber una copa. Volvio a arrodillarse y a acercar el ojo al hueco de la cerradura. Pero no vio a nadie de pie cerca de las licoreras. Lo que queria decir que aquella era una larga pausa en la conversacion, o que habia concluido la reunion.
– Si hubiera sabido que estaba tan interesada en nuestra conversacion, le habria dicho a su padre que la invitara a unirse a nosotros, lady Emily.
La joven solto un jadeo y se giro con rapidez ante la profunda voz de Logan Jennsen. La sorpresa y la embarazosa posicion en la que se encontraba hicieron que perdiera el equilibrio y, antes de que pudiera evitarlo, cayo al suelo. Su trasero aterrizo sobre la madera con un ruido sordo y se golpeo la espalda contra la puerta. El panel de roble se cerro con un fuerte clic que resono en la estancia.
El violento latido del corazon de Emily no podia deberse mas que a la extrema irritacion que sentia. Observo al hombre que la habia obsesionado noche y dia en los ultimos tres meses. Estaba justo detras de ella, mirandola con esos ojos oscuros que, sin duda alguna, chispeaban de diversion.
Evidentemente habia concluido la reunion con su padre.
Logan la recorrio lentamente con la mirada, tomando nota de aquella indigna postura. Un profundo rubor cubrio las mejillas de la joven, que contuvo la palabra, impropia de una dama, que le vino a los labios. Esa no era precisamente la manera en que ella imagino que seria su proximo encuentro.
No, por supuesto que no. En su imaginacion, Emily no estaba en una posicion tan indigna. Por el contrario, tenia una apariencia espectacular; estaba ataviada con uno de sus hermosos vestidos de baile y sus mejores rasgos acentuados por la luz dorada de las velas mientras media docena de pretendientes la rodeaban atentos a cada una de sus palabras. Pero ni en suenos imagino que estaria sentada en el suelo, sonrojada por la verguenza y la culpa, con un sencillo vestido de dia.
El le tendio la mano.
– ?Me permite que la ayude?
Ella miro la enorme mano de dedos largos y, al instante, recordo su tacto cuando la tomo de la nuca y la beso hasta hacerla arder. Recordo la textura de esa ancha palma deslizandose por su espalda, ahuecandole la curva de las nalgas, estrechandola mas contra ese cuerpo duro. Le habia provocado una sensacion infernal que la privo del sentido comun y de cualquier pensamiento coherente.
Ahora la inundo una oleada de calor, y Emily se enfado consigo misma y sus errantes pensamientos, y con el por haber propiciado esa incomoda reunion. Sin embargo, tenia que agradecer la rabia que sentia pues le permitio recoger los pedazos de su maltrecha dignidad. Lanzando una mirada desdenosa a la mano que Logan le tendia, se levanto sin ayuda. Cuando estuvo de pie ante el se vio forzada a recordar lo alto que era. Incluso despues de alzar la barbilla, la coronilla de Emily le llegaba a la altura de los hombros. Unos hombros muy anchos. Estaba solo a medio metro de el; sin duda su respiracion entrecortada y su inusual silencio eran solo debidos a la sorpresa y a la irritacion, y no a la cercania del hombre.
El chasqueo la lengua.
– El ojo en la cerradura y la oreja en la rendija de la puerta. ?Sabe en que la convierte eso?
Si. Era algo lo suficientemente grave para que echara vapor por todos los poros. Antes de que ella pudiera responder, el continuo hablando:
– La convierte en una fisgona.
Ella alzo aun mas la barbilla.
– No soy nada de eso.
El curvo los labios.
– Ya veo. A ver, dejeme adivinar. ?Ha perdido una horquilla?
?Que hombre mas irritante! Emily sintio la tentacion de quitarse una horquilla del pelo y pincharle con ella. Levantando la barbilla un par de centimetros mas, le lanzo una mirada capaz de reducirlo a cenizas.
– No, no he perdido una horquilla, y lo que haga en mi propia casa no es asunto suyo. De hecho, la cuestion aqui es que pretendia usted acercandose de esa manera tan sigilosa a mi. ?No deberia estar camino de la puerta?
– Le dije a su padre que podria encontrar la salida yo solo.
– Pues no lo ha hecho.
– Por culpa de sus torpes intentos de escucharnos a escondidas.
En vez de tener la decencia de mostrarse avergonzado, el senor Jennsen siguio observandola con diversion.
– Es interesante que me acuse de andar a hurtadillas, pues eso es precisamente lo que ha hecho usted, y no demasiado bien -continuo Jennsen, negando con la cabeza y volviendo a chasquear la lengua. -Desde luego sus habilidades para abrir una puerta sin hacer ruido para escuchar a escondidas la conversacion privada de otras personas tienen la misma sutileza que un disparo de canon.
Santo Dios, ?como habia podido pensar por un solo instante que el no era una alimana? «Una enorme alimana. Una enorme alimana maleducada.»
«Una enorme alimana maleducada que te beso hasta que se te encogieron los dedos de los pies», susurro su vocecita interior.
Emily apreto los labios. Estupida vocecita. En realidad debia agradecer que se hubieran encontrado de nuevo en una situacion tan bochornosa, pues borraba el recuerdo del beso de su mente. Lo borraba por completo. Sin lugar a dudas.
– ?Por que esta aqui? -pregunto ella.
– Porque me di cuenta de que alguien intentaba escuchar a escondidas, y estaba decidido a atrapar al culpable -dijo el lentamente, como si estuviera hablando con un nino corto de entendederas. Luego curvo los labios en una perezosa sonrisa. -Y aqui esta usted.
Esa sonrisa atrajo la atencion involuntaria de Emily hacia aquella boca. Hacia esos labios perfectamente masculinos que eran a la vez firmes y suaves. Esos labios que la habian besado con una descarada habilidad, que la dejaron sin aliento y que despertaron un deseo en ella que aun no se habia aplacado a pesar de los tres meses transcurridos. Le hormiguearon los dedos con tal fuerza por el deseo de tocar aquella boca que tuvo que agarrarse las faldas para no hacerlo, lo que solo sirvio para irritarla un poco mas.
– Me referia -dijo ella con su tono mas gelido -a por que esta en mi casa. ?No se le ha ocurrido esperar un tiempo prudencial antes de venir aqui a acosar a mi padre?
La sonrisa de Logan se desvanecio, y algo que ella no pudo descifrar brillo en sus ojos, seguido de una inconfundible irritacion, lo que la animo considerablemente. Excelente. El hombre irritante estaba irritado. Y seguro que ahora no estaba divirtiendose. Y menos a su costa.
– ?Que consideraria usted un tiempo prudencial, lady Emily?
– En realidad, no hay tiempo prudencial para venir a acosar a un caballero. Por supuesto, eso es algo que usted no puede saber, puesto que no lo es.
– Que afortunado me siento al tenerla a usted para que me ensene tales fundamentos. De no haberla pillado de rodillas espiando por el ojo de la cerradura, jamas me habria enterado de tal cosa. ?Hay alguna otra perla de sabiduria que quiera soltarme?
– De hecho, si. Es muy descortes andar a hurtadillas por una casa que no es suya. ?Sabe en que le convierte eso? -Inquirio ella, devolviendole la pregunta. -En un intrigante.
– Y lo dice la mujer a la que he pillado espiando. De donde yo vengo, escuchar a escondidas es considerado de muy mala educacion.
Ya que no habia manera de negar lo que habia estado haciendo, ella solo alzo la nariz con arrogancia.
– No hace falta que diga de donde proviene. Es evidente por su manera de hablar y de actuar. Supongo que piensa que su tecnica de abrir puertas sigilosamente es mejor que la mia.
– El hecho de que haya podido entrar en esta habitacion sin que usted detectara mi presencia habla por si solo.
Genial. El se acababa de anotar un punto. Emily entrecerro los ojos.
– ?Donde esta mi padre?
– Lo dice como si me hubiera escapado de el.