provocaba ternura… una ternura deliciosa.
Mientas se tomaba el segundo vaso de agua, clavo la mirada en el hombre con el que se habia casado esa misma manana. El hombre que durante las pasadas… -miro al reloj de la repisa de la chimenea y se dio cuenta de que apenas era medianoche -catorce horas, la habia hecho sentir cosas que jamas hubiera creido posibles. Que la habia hecho reirse y la habia tratado como si fuera la cosa mas preciosa del mundo para el. Que le habia hecho el amor de una manera exquisita hasta tres veces seguidas, explorando cada centimetro de su cuerpo con las manos, los labios y la lengua, y luego la habia alentado a que se tomara las mismas libertades con el.
Ahora estaba tumbado sobre la espalda, con los fuertes brazos estirados por encima de la cabeza que apoyaba en una enorme almohada, y con los dedos entrelazados flojamente. Lo recorrio con la mirada, empezando por el magnifico pero imperfecto rostro masculino, por culpa de la nariz que debio de romperse en algun momento. Respiraba profundamente, con los rasgos completamente relajados.
Emily continuo bajando la mirada, memorizando la poderosa anchura de su pecho que, aunque parecia duro, era una confortable almohada para su cabeza, una que le permitia escuchar el constante latido de su corazon. Su mirada siguio descendiendo por el abdomen tenso, dividido por aquella fascinante flecha de vello oscuro que ahora sabia que se extendia como un rastro sedoso hasta acunar su impresionante virilidad, oculta de su vista por culpa de la sabana que le cubria las caderas.
Lo miro con el corazon desbordando amor. En ese momento le parecia imposible creer que hubiera habido un tiempo en el que el le disgustara. ?Como habia podido juzgarlo tan mal? Parte de su animosidad provenia de la lealtad que le debia a su padre y del hecho de que Logan fuera uno de sus muchos acreedores. Pero despues de considerarlo detenidamente, habia llegado a la conclusion de que el resto de aquel sentimiento de rencor se debia a que ella, a pesar de desear lo contrario, se habia sentido muy atraida por el. De una manera que la habia confundido e irritado a la vez. No habia reconocido aquella atraccion como tal porque el no era el tipo de hombre por el que habia imaginado sentirse atraida. Siempre habia pensado que se enamoraria de un britanico, no de un grosero americano.
Pero el no era grosero. De eso nada. Era… descarado. De una manera apasionante. Excitante. Y tierno. Y maravilloso. Ocurrente, inteligente y divertido. Y cada segundo que pasaba lo queria mas.
Aun asi, habia mas cosas en el que ella desconocia, pero que se moria por saber. De hecho, queria saberlo todo de su esposo. Incapaz de permanecer mas tiempo alejada de el, se termino el vaso de agua con rapidez y regreso a su lado, sentandose en el borde de la cama para poder continuar observandole dormir.
– Te he echado de menos.
La suave voz de Logan la sobresalto.
– ?Como es posible que seas capaz de pillarme desprevenida incluso cuando duermes? -le pregunto ella.
El se puso de costado y apoyo la cabeza en una mano. El resplandor del fuego provocaba sombras intrigantes en su rostro, resaltadas por la barba de un dia que le cubria y oscurecia la mandibula.
– No te he pillado desprevenida. Pero te he echado de menos. -Solo me he levantado un momento. -Dos minutos y catorce segundos. Los he contado. -Te habria traido un vaso de agua, pero pensaba que estabas dormido.
– No tengo sed. -Logan alargo la mano y enrosco un mechon del pelo de Emily en el dedo. -Has estado observandome durante un buen rato.
Un intenso rubor subio lentamente por el cuello de Emily.
– Si. Parece que no puedo evitarlo. Espero que no te importe.
– No, para nada. -Le paso la yema del pulgar por la mejilla sonrojada. -?En que pensabas?
– ?Por que crees que pensaba en algo? Quiza solo te estaba admirando.
Logan curvo la boca.
– Gracias, pero casi podia oir tus pensamientos.
– Me preguntaba acerca de ti. Por tu vida. -Emitio un profundo suspiro. -Me muero de curiosidad por conocer hasta el mas minimo detalle de ti.
Cualquier rastro de diversion desaparecio de los ojos de Logan, que adquirieron una expresion cautelosa.
– ?Que quieres saber?
– Bueno, para empezar, ?de donde eres?
– De Nueva York.
Como el no le dio mas explicaciones, ella vacilo, pero le vencio la curiosidad.
– Me preguntaba por que abandonaste America.
La mirada de Logan se clavo en donde sus dedos seguian jugueteando con los rizos oscuros de Emily. El silencio lleno el aire hasta que por fin levanto la vista hacia ella. La expresion de los ojos oscuros de Logan hizo que a Emily se le pusiera un nudo en el estomago.
– No tienes que contarme nada, Logan -dijo ella quedamente.
El fruncio el ceno y nego con la cabeza.
– No, quiero contartelo. Te prometi que no habria mas secretos entre nosotros y no quiero mentirte. -Logan solto un largo suspiro. -Pero puede que tal vez lamentes habermelo preguntado.
Fuera cual fuese la razon por la que se marcho de su pais era evidente que le habia afectado mucho y que todavia lo hacia. Basandose en su expresion y en la advertencia de que podia lamentar conocer la respuesta, Emily sospechaba que no solo seria dificil para el hablarle de ello sino que tambien seria dificil para ella escucharlo. Extendio el brazo y tomo la mano de su marido, entrelazando sus dedos.
– Logan, sea lo que sea, lo entendere.
El la miro directamente a los ojos.
– Puede que ahora lo creas asi, pero…
– Nada de peros. He hecho cosas de las que no me siento orgullosa. Cosas que lamento. ?Me apartarias de tu lado si las conocieras?
– No, pero…
– Nada de peros -repitio ella con firmeza. -No te dejare, Logan. No importa lo que me cuentes.
El guardo silencio durante tanto tiempo que ella penso que habia cambiado de idea y que no le contaria nada. Logan se enderezo y se paso las manos por el pelo, luego se levanto y se puso la bata. Emily le observo cruzar la habitacion hasta la licorera y servirse un dedo de brandy, que se tomo de un trago. Hizo una mueca mientras tragaba el fuerte licor, luego dejo la copa y regreso a la cama donde se sento en el borde del colchon. Le tendio la mano a Emily que, sin decir nada, puso la suya sobre la de el y se acerco para sentarse a su lado.
El se volvio finalmente hacia ella y dijo:
– El dia que paseamos por Hyde Park te mencione a un hombre llamado Martin Becknell.
– El hombre que te acogio cuando tenias trece anos y que te enseno todo lo que sabes sobre el mundo de los negocios. Dijiste que se lo debias todo.
– Si. Y es cierto. Solo Dios sabe en que me habria convertido de no ser por el. Martin me enseno bien, y yo tengo un talento natural para los numeros y los negocios. Al cumplir los veinte anos ya llevaba bastantes encargandome de la contabilidad de los negocios navieros que el tenia. Fue mas o menos por aquel entonces cuando Martin emprendio otro negocio con un socio nuevo, un hombre llamado Thomas Heller. Me cayo mal desde el principio. Era rudo y arrogante, pero asi era la mayoria de los hombres ricos, asi que no le di mayor importancia. Pero segun pasaba el tiempo comence a sospechar de el. Nada que pudiera definir o probar con claridad, tan solo sabia que el instinto me advertia contra el.
«Durante un mes me dedique a vigilar a Heller. Sabia que algo no iba bien, pero no conseguia saber que. Por fin salieron a la luz una serie de recibos habilmente falsificados. Me puse a investigar y descubri que Heller habia planeado una elaborada estafa y que ya habia logrado robarle una pequena fortuna a Martin. Estaba furioso conmigo mismo por no haberme dado cuenta antes, asi que cuando consegui reunir las pruebas que necesitaba, fui a ver a Martin y se lo conte todo.
Logan se interrumpio para tomar aire y luego continuo:
– Martin, como es natural, se enfado con Heller y me agradecio que me hubiera preocupado en investigar y descubrir el robo. De hecho, me alabo por mi inteligencia y me aseguro que se encargaria de resolver el asunto. Supuse que acudiria directamente a las autoridades, pero luego comprobe que se enfrento a Heller el solo. Esa tarde, al concluir mi trabajo, los oi discutir en su despacho. Me preocupe y llame a la puerta. Cuando la abri, vi todas las pruebas que le habia dado a Martin esparcidas sobre el escritorio. Antes de que pudiera intervenir,