comprimidos pulmones. Cansada y agarrotada, ansiaba con todas sus fuerzas un bano caliente y una cama blanda. «Pero, en lugar de eso, tengo que conformarme con un camino lleno de baches y un asiento duro como una piedra.»

Intento mover los hombros, pero permanecieron firmemente apretados entre Winston y Grimsley. Dejo escapar un suspiro de resignacion. Iban a llegar a casa con horas de retraso. Todo el mundo debia de estar terriblemente preocupado por ellos. Y, si Winston y Grimsley no dejaban de discutir, tendria que estrangularlos con sus propias manos, si es que conseguia liberar los brazos de aquella camisa de fuerza. Hayley habia tenido que coger las riendas a fin de separarlos para impedir que llegara la sangre al rio.

Una rafaga blanca en la oscuridad capto la atencion de Hayley, alejando sus pensamientos del asesinato y la violencia. Entorno los ojos para aguzar la vista y miro hacia delante, pero no vio nada.

Exceptuando una enorme sombra que acechaba cerca de una arboleda.

El miedo le seco completamente la boca. Tiro de las riendas de Sanson, deteniendo en seco la calesa con un fuerte chirrido. Luego senalo con un dedo tembloroso hacia los arboles y susurro:

– ?Que es eso?

Grimsley entorno los ojos y miro hacia la oscuridad.

– ?Que? Yo no veo nada, senorita Hayley.

– Eso es porque llevas las malditas gafas encima de la calva, en vez de en tu larga nariz -mascullo Winston en tono despectivo-. Pontelas donde deben estar y veras bien, viejo estupido y mezquino.

Grimsley se enderezo cuanto le permitian sus huesos, que amenazaban quebrarse.

– ?A quien has llamado viejo estupido?

– A ti. Y te he llamado viejo estupido y mezquino. Por lo visto, aparte de viejo estupido y mezquino, eres sordo.

– Bueno, es dificil oir nada sobre el fondo cacofonico de esa rueda que se supone que has reparado -contesto Grimsley levantando arrogantemente la nariz.

– Por lo menos yo la he reparado. -Winston le devolvio el golpe-. Y he hecho un trabajo condenadamente bueno. ?Verdad, zenorita Hayley?

Hayley se mordio la cara interna de una mejilla. Durante los tres anos que el ex primer oficial de cubierta de su padre llevaba viviendo con los Albright, Hayley habia intentado mejorar la forma de hablar del ex marinero, aunque no siempre con exito.

– Ha hecho un buen trabajo reparando la rueda, Winston, pero ahora mire hacia aquellos arboles. -Volvio a senalar en la direccion de la sombra que se movia junto a la arboleda. Un escalofrio de pavor le recorrio la columna vertebral-. ?Quien anda ahi? ?Dios mio, ruego a Dios que no se trate de una banda de ladrones!

Hayley palpo disimuladamente la falda para asegurarse de que llevaba el ridiculo bien sujeto y oculto entre los pliegues del tejido. «?Santo Dios! Cuando pienso en los riesgos que he corrido, las mentiras que he tenido que decir para conseguir este dinero… No pienso entregarselo a ningun salteador.»

La invadio un profundo sentimiento de culpabilidad. Nadie, incluyendo a Grimsley y a Winston, tenia la menor idea del motivo de aquel viaje a Londres, y a ella le interesaba que las cosas siguieran asi. Odiaba tener que mentir y sabia que los secretos llevaban a la falsedad, pero su familia necesitaba el dinero y ella era la unica responsable de su seguridad.

Luchando contra el miedo, que iba en aumento, Hayley miro alrededor. Nada parecia fuera de lo corriente. La calida brisa veraniega jugueteaba con su cabello, y ella se aparto de la cara varios rizos rebeldes. El penetrante olor a pino le hizo cosquillas en la nariz. Los grillos entonaban su ronca cancion. Inspiro profundamente para calmarse, y casi se ahoga. La enorme sombra se separo de la arboleda y se les acerco.

Hayley se quedo helada. Su mente le decia: «no te dejes llevar por el panico», pero su cuerpo se negaba a obedecer. «?Dios, que sera de mi familia si muero en este camino oscuro y solitario? Tia Olivia a duras penas puede cuidar de si misma, y mucho menos de mis cuatro hermanos pequenos. ?Callie solo tiene seis anos! Y Nathan y Andrew tambien me necesitan, al igual que Pamela.»

La sombra se acerco mas y el cuerpo entero de Hayley respiro aliviado. «Un caballo -se dijo-. No es mas que un caballo.»

Winston le puso una mano en el hombro.

– No se preocupe, zenorita Hayley. Si hay algun indeseable ahi fuera, no permitire que le haga dano. Le prometi a su padre, que en paz descanse, que la protegeria de todo mal y lo hare -anadio sacando pecho-. Si hay algun bandido ahi fuera, le rompere el escualido cuello, le sacare las tripas con mis propias manos y lo atare con sus propias visceras. Le…

Hayley interrumpio la macabra diatriba de Winston con una tos seca.

– Gracias, Winston, pero no creo que haga falta. De hecho, parece ser que nuestro «bandido» no es mas que un caballo sin jinete.

Grimsley se rasco la cabeza y se dio cuenta de que llevaba las gafas encima de la calva. Colocandoselas sobre el puente de la nariz, volvio a mirar hacia la oscuridad.

– ?Vaya! Ahi hay un caballo, parado en medio del camino. ?Que raro!

– Lo acaba de decir la zenorita Hayley, cretino -espeto Winston-. Aunque, la verdad, me sorprende que lo hayas visto antes de que te muerda en ese culo tan huesudo que tienes.

Casi mareada por el alivio, Hayley ahogo una risita y decidio ignorar el lenguaje de Winston. Antes de que ninguno de los dos sirvientes pudiera ayudarla, salto del asiento de la calesa y se acerco cautelosamente al animal. Era inmenso, pero ella todavia no se habia encontrado con ningun caballo que no pudiera seducir. Cuando llego a su lado, cogio las riendas que colgaban sobre la silla.

– ?Que bonito eres! -dijo con dulzura, alargando el brazo para acariciar la aterciopelada nariz del semental-. Eres el caballo mas bonito que he visto nunca, y mira que he visto y acariciado caballos en mi vida. ?Que haces aqui tan solo? ?Quien es tu dueno?

El animal restrego el hocico contra la palma de la mano de Hayley y relincho. Ella acaricio las magnificas y resplandecientes crines del animal para que este se fuera habituando a su olor.

Cuando el animal empezo a respirar mas lentamente, Hayley llamo a los sirvientes sin levantar la voz:

– Grimsley, traiga la lampara, por favor. Y, Winston, sostenga las riendas mientras exploro al animal.

– Miren aqui -dijo Hayley poco despues mientras se agachaba-. Tiene sangre en la pata delantera. -Le palpo la herida con delicadeza. El caballo levanto y bajo bruscamente la cabeza e intento alejarse, pero Winston lo retuvo.

– ?Es grave? -pregunto Grimsley, atisbando por encima del hombro de Hayley.

– No, gracias a Dios. Necesita tratamiento, pero no tiene la pata rota. -Se puso en pie y le cogio la lamparita a Grimsley. El caballo tenia varios rasgunos en el flanco derecho y la cola llena de hojas y ramitas.

– Parece como si hubiera corrido atropelladamente por el bosque -dijo Hayley pensativa-. Es un hermoso ejemplar y es evidente que esta bien cuidado. Los rasgunos son recientes y esta ensillado, pero no hay ninguna casa en bastantes kilometros a la redonda. Ha debido de tirar al jinete. -Se volvio hacia la espesura. Mirando en direccion a la oscuridad, se apreto una mano contra el nudo que se le estaba haciendo en la boca del estomago e hizo de tripas corazon para luchar contra el miedo-. Deberiamos buscar al jinete. Podria estar malherido.

Grimsley abrio los ojos de par en par y trago saliva con dificultad.

– ?Buscarlo? ?Aqui? ?Ahora?

– No, viejo estupido y enmohecido -contesto Winston con un bufido-. La semana que viene.

Grimsley hizo caso omiso.

– Pero, esta muy oscuro, senorita Hayley, y ya vamos con horas de retraso por la reparacion de la dichosa rueda. Todo el mundo estara preocupado…

– De modo que no viene de un cuarto de hora -le interrumpio Hayley con sequedad. Sabe Dios que no habia nada que deseara mas que llegar a casa, pero… ?como iba a irse sabiendo que alguien podia necesitar ayuda? No podia hacerlo. Su conciencia no le dejaria vivir tranquila.

Firmemente decidida, dijo:

– No podemos irnos sin comprobarlo. El hecho de que un animal tan estupendo este perdido, con una herida en la pata, lleno de rasgunos y sin jinete es una clara indicacion de que algo malo ha ocurrido. Tal vez alguien necesita ayuda desesperadamente.

– Pero… ?y si el caballo pertenece a un asesino o a un ladron? -pregunto Grimsley con voz debil y tremula.

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