Envolvio las cartas rapidamente en una pieza de seda de color bronce, deslizo la baraja dentro del profundo bolsillo de su vestido y se levanto a toda prisa. Sintio un escalofrio de aprension y el peso de una mirada sobre ella. Al alzar la vista, se quedo sin aliento.

Unos ojos de un intenso color verde la evaluaban con una penetrante intensidad que le produjo frio y calor a un tiempo. Y que la inmovilizo al igual que sus manos lo hicieran cuatro anos atras. El corazon le dio un vuelco, y por la mente de la muchacha cruzo el pensamiento de que sin duda habria docenas de mujeres que harian lo imposible con tal de recibir la atencion de aquel hombre. Sin embargo, Alex no era una de ellas.

?La reconocia? Alex no podia saberlo, pues su expresion no delataba nada. Pero no pensaba perder tiempo en averiguarlo.

– Los espiritus me llaman; tengo que irme -dijo a lady Miranda antes de dar un rapido giro y desaparecer entre la multitud con una habilidad que era fruto de anos de practica.

Por desgracia, no sabia adonde iba. Todo su ser estaba consumido por una sola idea: escapar. La misma idea que el extrano habia inculcado en ella la ultima vez que se encontraron.

Se detuvo tras abrirse paso hasta un extremo de la habitacion, consternada y frustrada. Maldicion, llevada por el panico, habia huido en la direccion equivocada. La mesa para echar las cartas se hallaba instalada cerca de las puertas acristaladas que conducian al exterior, y por lo tanto en ese momento estaba al otro lado de la gran sala llena de gente. Ademas, habia docenas de invitados entre ella y el corredor que llevaba a la puerta de la calle, una situacion que resultaba aun mas fastidiosa porque sucumbir al panico no era propio de ella. Sin embargo, no podia negar la agitacion que la dominaba.

Observo a la multitud con una rapida ojeada. El corazon le dio un vuelco cuando su mirada se poso en el hombre de ojos verdes. Fruncia el entrecejo como si el tambien observase a la multitud. ?En busca de ella?

Empujada por una desesperacion que no podia controlar, se deslizo por el corredor mas proximo. Con el corazon desbocado, hizo un esfuerzo por no correr, por no mostrar ningun signo de alarma externo en caso de que se encontrase con alguien. Una puerta abierta a la izquierda ofrecia la esperanza de un refugio, pero al acercarse oyo voces masculinas procedentes del interior y siguio adelante. Paso ante otros umbrales pero no se detuvo, decidida a poner toda la distancia posible entre el hombre y ella. El no registraria la casa para encontrarla, suponiendo que la buscase.

Su mente pensaba a toda velocidad. Solo tenia que hallar una habitacion… a ser posible en la parte posterior de la casa. Saldria al jardin por la ventana y luego desapareceria por las callejuelas. Desde luego, lady Malloran se enojaria, y sin duda Alex perderia los honorarios de toda la noche, una perspectiva preocupante ya que necesitaba ese dinero. Tendria que dar alguna excusa, alegando una perdida de contacto con los espiritus, una profunda fatiga psiquica o algo parecido para que su reputacion no se viese perjudicada. Por supuesto, sus esfuerzos bien podrian ser en vano, y todo a causa del extrano. Las ramificaciones de lo que podia significar para su futuro enfrentarse con el pasado…

Desterro de su mente la perturbadora idea. El futuro del que tenia que preocuparse en ese momento solo abarcaba los siguientes minutos. Una vez que escapase de alli, ya se preocuparia del manana.

El corredor daba una serie de vueltas, y de pronto la joven se encontro en la penumbra. Los sonidos procedentes de la fiesta -las risas, las charlas, el tintineo del cristal- disminuyeron hasta convertirse en un murmullo apagado e indiscernible. Tras volver otra esquina, vio una puerta cerrada. Excelente. Por lo que sabia de las casas de Mayfair, lo mas probable era que la habitacion fuese una biblioteca o un estudio, y estaba claro que no se utilizaba para la fiesta. Avanzo deprisa, apoyo la oreja en la puerta de madera y a continuacion se arrodillo para atisbar por el ojo de la cerradura. Convencida de que la habitacion estaba vacia, acciono el pomo de laton, abrio la puerta lo justo para deslizarse a traves de ella y luego la cerro.

Se apoyo de espaldas contra la pulida superficie de roble, inspiro con fuerza para tranquilizarse y llevo a cabo una rapida inspeccion de la habitacion, que, como ella suponia, era un estudio. En vista de las paredes forradas de madera oscura y del sofa y las butacas de cuero marron, de claro aire masculino, no cabia duda de que era dominio de lord Malloran. Fijo la mirada en la ventana del otro lado de la habitacion, a traves de la cual brillaba el plateado claro de luna. Era la unica iluminacion de la habitacion, y ella se permitio disfrutar de un instante de alivio. La huida la llamaba, a menos de siete metros de distancia.

Sin embargo, cuando estaba a punto de apartarse de la puerta, un ruido la paralizo. El alivio se desvanecio, y la tension volvio a dominarla. Alex apoyo la oreja en la rendija situada entre la puerta y el marco.

– Ahi esta el estudio -dijo una voz baja y profunda-. En el podremos hablar sin que nadie nos interrumpa.

?Podia empeorar su suerte aquella noche? Impulsada a la accion, Alex cruzo la habitacion corriendo. Sin tiempo para escapar por la ventana, se oculto tras las pesadas cortinas de terciopelo, bendiciendo la oscuridad de la habitacion y maldiciendo a la vez su estupidez por vacilar un solo segundo para tomar aliento. Apoyo la espalda en los frios cristales. Su salida.

Ahora no le servia de nada.

El suave roce de la puerta al abrirse fue seguido unos segundos mas tarde por un chasquido al cerrarse. Luego se oyo un chasquido mas fuerte que indico que ahora la puerta estaba cerrada con llave. Se quedo muy quieta y se recordo que a lo largo de los anos habia salido bien parada de situaciones peores que aquella. Mas veces de las que queria rememorar. Solo tienes que mantenerte tranquila, en silencio y paciente, se dijo.

– La fecha y el lugar estan decididos.

La joven reconocio de inmediato la bronca voz masculina como la misma que habia oido unos segundos atras a traves de la rendija de la puerta.

– ?Cuando? -dijo otra voz, un aspero susurro apenas audible.

– En la fiesta de Wexhall, el dia veinte.

– ?Esta todo preparado?

– Si. Creeran que se trata de un tragico accidente. Nadie sospechara.

– Asegurate de eso -dijo el aspero susurro.

?Era la autentica voz de la persona o un intento de disfrazarla? Alex supuso que debia de ser esto ultimo. Nunca sabias cuando podian oirte por descuido en una casa repleta de invitados y sirvientes. O echadoras de cartas escondidas detras de las cortinas.

– Nada de errores. No cabe duda de que su muerte dara lugar a investigaciones -anadio.

– No tiene que preocuparse. Ha contratado al mejor.

– Se te pagara como a tal, siempre que todo vaya segun lo planeado.

– Asi sera. Y, hablando de pago… He de cobrar un pico mas ahora que todo esta preparado, tal como acordamos.

– Me ocupare de que lo entreguen manana. No tiene que haber mas contacto entre nosotros despues de esto.

– Entendido. Ahora tengo que volver a servir bebidas a los senoritos elegantes antes de que me echen en falta.

– Con el dinero que te pago, pronto seras tu el que organice fiestas elegantes.

Un sonido de repugnancia lleno el aire.

– Bah, no desperdiciare la pasta en fiestas. En cuanto esto termine, nunca volvera a verme en Londres.

– Sin duda, eso es lo mejor -respondio un suave susurro.

– Voy a comprarme una casa, junto al mar. Contratare a un criado. Por una vez en mi vida, sera a mi a quien sirvan.

Se oyeron unas pisadas amortiguadas, y Alex, sin atreverse apenas a respirar, visualizo a los dos hombres cruzando la habitacion. Al cabo de unos segundos sono el chasquido de la puerta que se abria. Aunque su fuerte instinto de conservacion le pedia a gritos que no se moviera, atisbo por el borde de la cortina y por un instante vio la espalda de un hombre alto y moreno que iba vestido con la librea de los Malloran, inconfundible con sus adornos dorados. Era evidente que se trataba del hombre menos instruido, el que hablaba con voz mas bronca. ?Con quien habia hablado? Ella estiro el cuello, pero la puerta se cerro, ocultandola en un silencio sepulcral.

Se quedo detras de la cortina, respirando despacio para tratar de dominar el pavor enfermizo que la atravesaba. Alguien iba a ser asesinado… el dia 20. Pero ?quien?

No es asunto tuyo, la advirtio la voz interior que la habia ayudado a sobrevivir en los barrios mas pobres de Londres. Tienes ya suficientes problemas de los que preocuparte.

Si, los tenia. Y sabia muy bien lo que le ocurria a la gente que metia la nariz en los asuntos ajenos. Tendian a

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