– Eh…, bueno. -Austin carraspeo-. Y ahora, cuentame, ?que has averiguado sobre la senorita Matthews?
Miles se repantigo en el comodo sillon de orejas situado junto al escritorio de Austin. Extrajo de su bolsillo una libreta de piel y echo un vistazo a sus notas.
– Mis indagaciones confirmaron que llego a Londres el 3 de enero de este ano a bordo del
»Segun el capitan Beacham, la senorita Matthews era una pasajera encantadora. Nunca se quejaba, aunque hubiese mala mar. Ella y su acompanante solian reunirse con el en cubierta al anochecer para ver las estrellas. Ella tenia amplios conocimientos de astronomia, y el disfrutaba de su compania. -Le guino el ojo a Austin-. Me parece que abrigaba intenciones romanticas hacia tu novia.
Austin apreto los dientes, pero hizo caso omiso del comentario burlon.
– ?Sabia el si era la primera vez que ella viajaba a Inglaterra?
– Eso es lo que ella le dijo. Segun el capitan, aunque ella tenia muchas ganas de llegar a Inglaterra, tenia un aire melancolico. El supone que se debia a que echaba de menos su hogar, pero nunca hablo de ello. -Paso varias paginas de la libreta-. Tambien localice a la senora Loretta Thomkins, su companera de viaje.
Austin se enderezo en la silla.
– ?Y que te dijo?
Miles alzo la vista al techo.
– ?Que no me dijo? Diantres, la mujer no ceso de parlotear desde el momento en que puso los ojos en mi. - Se tiro del lobulo de las orejas-. Menos mal que las tengo pegadas a la cabeza, pues de lo contrario se me habrian caido de tanto oirla hablar. Se mas sobre esa mujer que sobre nadie.
– Confio en que solo compartiras conmigo los detalles importantes.
– Como quieras -dijo Miles con expresion desanimada-, pero maldita la gracia que me hace ser el unico que conoce la historia de su vida. -Exhalo un suspiro teatral y consulto de nuevo su libreta-. Segun la senora Thomkins, la senorita Matthews, a quien se referia como «esa criatura tan dulce y querida para mi», se fue a vivir con unos parientes lejanos por parte de su padre, apellidados Longren, cuando su progenitor murio.
– ?No tenia dinero?
– No estaba en la indigencia, pero tampoco quedo en una posicion muy boyante. La muerte repentina de su padre le rompio el corazon. La senorita Matthews le dijo a la senora Thomkins que detestaba vivir sola, asi que vendio la casita que compartia con su padre y se mudo a la residencia de sus parientes. Al parecer todo marcho sobre ruedas hasta hace nueve meses. Fue entonces cuando la senorita Matthews hizo las maletas y se fue.
– ?Que sucedio?
– La senora Thomkins no lo sabia a ciencia cierta, pero sospechaba que la senorita Matthews habia discutido con sus parientes, pues nunca hablaba de ellos y cambiaba de tema cuando ella los mencionaba. Fuera lo que fuese lo ocurrido, causo una gran tristeza a la senorita Matthews y la decidio a abandonar America desesperada, en opinion de la senora Thomkins.
– ?Desesperada?
– Desesperada por marcharse sin la menor intencion de regresar. -Miles se encogio de hombros-. Si algo se puede decir de la senora Thomkins es que es amante del drama. Tambien dijo que «esa criatura tan dulce y querida» parecia un alma en pena durante las primeras semanas de la travesia y que el verla tan apesadumbrada le partia el corazon. -Cerro la libreta con un gesto contundente y se la guardo en el bolsillo del chaleco-. Eso es lo que llegue a indagar antes de que me mandases llamar.
Austin medito sobre esta sorprendente informacion. ?Que habia movido a Elizabeth a marcharse de America tan repentinamente y con la intencion de no volver? Evidentemente, habia otros propositos detras de su viaje a Inglaterra ademas de visitar a su tia. ?Se habria indispuesto con sus parientes? Le extranaba que nunca los mencionase, pero quizas era un recuerdo demasiado doloroso para hablar de ello. El entendia perfectamente lo que era esa situacion.
– Gracias, Miles. Te agradezco tu ayuda.
– No hay de que. ?Necesitaras alguna cosa mas de mi?
– No lo creo. ?Por que no te quedas en Bradford Hall durante unos dias despues de la boda? Robert ha regresado del continente, y a madre le encanta tenerte por aqui. Tambien a Caroline.
Una expresion extrana asomo al rostro de Miles, y Austin creyo que rechazaria la invitacion. Pero Miles asintio con la cabeza.
– Me gustaria pasar unos dias mas aqui. Gracias. Y ahora, por favor satisface mi curiosidad. Todo el secretismo que rodea tu peticion de informacion me tiene confundido. La senorita Matthews no es adinerada ni mucho menos, pero a ti no te hace ninguna falta casarte con una rica heredera. Y aunque es americana, es la sobrina de un conde. Si albergabas sentimientos amorosos hacia ella, podrias habermelo dicho. Yo habria comprendido perfectamente tu deseo de investigar con discrecion a una novia en potencia.
Austin puso ceno. Se disponia a decide a Miles que sus indagaciones no tenian nada que ver con los sentimientos, amorosos o de otro tipo, pero resultaba mas facil dejado en el error. Eso desde luego le ahorraria explicaciones que no tenia ganas de dar.
– Lamento lo del secretismo -dijo aparentando indiferencia-, pero ya sabes como me habrian acosado si alguien se hubiera enterado de mis planes. Gracias por tu discreta ayuda.
– Me alegro de haberte sido de utilidad. -Una sonrisa maliciosa ilumino el rostro de Miles-. Me alegro por partida doble de no haber descubierto algo espantoso en el pasado de tu prometida.
– Yo tambien, aunque supongo que eso no habria cambiado gran cosa. Es mi deber casarme con ella.
Miles se puso de pie. Una sonrisa picara jugueteo en las comisuras de su boca.
– Tu deber. Si, estoy seguro de que esa es la unica razon.
11
La boda se celebro en el salon.
Las superficies de todos los muebles estaban adornadas con flores frescas, que impregnaban el aire con su fragancia embriagadora. Los treinta y tantos invitados estaban sentados en hileras de sillas colocadas en medio de la estancia, de cara a la chimenea.
Austin se hallaba de pie entre Robert y el parroco local, a quien habian pedido que oficiara la ceremonia. Cuando Elizabeth aparecio en la puerta, todas las miradas se volvieron hacia ella y se levanto un murmullo entre los invitados. A Austin se le corto la respiracion. Elizabeth era el ser mas exquisito que jamas hubiese visto. Su vestido de saten color marfil descendia desde un corpino con escote en U hasta sus pies formando una columna estrecha y lisa. La suave tela se ensanchaba por abajo y terminaba en una breve cola por detras. Unos guantes blancos y largos, bordados con hilo de oro y perlas, le cubrian los brazos hasta las mangas cortas y abombadas del vestido.
Llevaba el cabello recogido en un mono sencillo, con cientos de rizos sedosos que le caian por la espalda y le rozaban la cintura. No lucia otra joya que su anillo de pedida y las sartas de diamantes que le centelleaban en el pelo. Eran un regalo de bodas de la madre de Austin.
Avanzo lentamente hacia el, con sus luminosos ojos castanos de tonos dorados fijos en los suyos. Le dedico una sonrisa timida y temblorosa, produciendole el «efecto Elizabeth».
– Dios mio, Austin -susurro Robert con evidente admiracion-. Es fabulosa.
Austin, con la atencion puesta en Elizabeth, no contesto. Robert le dio un leve codazo en las costillas.
– ?Sabes? No es demasiado tarde para que cambies de opinion -musito-. Estoy seguro de que podriamos encontrar a alguien dispuesto a ocupar tu lugar para librarte de los horrores del matrimonio y todo eso. Quiza yo mismo contemplaria la posibilidad de ofrecerme voluntario.
Austin no despego por un momento los ojos del rostro de Elizabeth.
– Otro comentario como ese, hermanito, y acabaras metido de cabeza en los rosales.
Robert solto una risita y guardo silencio.
La ceremonia duro menos de quince minutos. Despues de pronunciar los votos matrimoniales que los unian para toda la vida, Austin rozo ligeramente la boca de Elizabeth con los labios, y el corazon estuvo a punto de