de su ser.
Cuando el le aferro las nalgas y la empujo contra su boca, Jilly solto un largo gemido de satisfaccion. Luego dejo caer el peso de su cuerpo sobre la espalda, cerro los ojos y se deleito con la increible sensacion de la lengua, los labios y los dedos de su amante, acariciandola por dentro y llevandola al borde de la locura. Un intenso orgasmo convulsiono su cuerpo y, mientras temblaba con agitacion, murmuro el nombre de Matt entre gemidos.
El levanto la cabeza y disfruto al verla retorcerse de placer. Con el sabor del sexo de Jilly en la boca, se incorporo y se apuro a desvestirse. Despues de ponerse un preservativo, se inclino sobre ella.
– Mirame, Jilly -dijo.
Ella abrio los ojos lentamente. Cuando sus miradas se encontraron, con un rapido movimiento, el se introdujo en el calor y la suavidad del sexo de su companera. Le sujeto las munecas y comenzo a moverse acompasadamente contra ella. Jilly lo miro con los ojos cargados de renovada pasion. El la beso con labios, dientes y lengua. La boca de Matt se movia al ritmo de sus caderas. Se concentro en cada uno de los matices del cuerpo de Jilly, en cada curva, cada gesto y en la adorable humedad que lo envolvia.
Sintio que la tension iba en aumento e interrumpio los besos para tratar de prolongar el placer. Pero perdio la batalla cuando ella le rodeo la espalda con las piernas y gimio su nombre.
– Matt…
El decidio acelerar el ritmo y, unos segundos despues, flexiono los brazos, apoyo la cara en el pecho de Jilly y se estremecio. Entre jadeos y estertores, grito el nombre de su amante.
Jilly…
Paso un largo minuto antes de que pudiera levantar la cabeza. Cuando lo hizo, descubrio que Jilly lo miraba con una expresion grave en los ojos. Sin duda, se estaba preguntando lo mismo que el: ?como harian para olvidarlo todo cuando volvieran al trabajo al dia siguiente?
Matt quiso hacer alguna broma al respecto, pero no pudo. Seguia dentro de Jilly, podia sentir los latidos del corazon contra su pecho, todavia estaban tomados de la mano y ella seguia con las piernas abrazadas a su cadera. Definitivamente, no podia hacer bromas sobre el tema.
– Ha sido increible -suspiro ella, tratando de sonreir-. Y bien, ?cual es el siguiente plato del menu de postres?
– Puedes tener todo lo que quieras.
Ella lo miro con detenimiento.
– Es la segunda vez que me lo dices.
– Es que sigues sin reclamar el premio por haber ganado la pelea en la nieve.
– No lo he olvidado. Solo estoy esperando el momento perfecto
Matt se movio dentro de ella y ronroneo complacido.
– Esto es lo que yo llamo un momento perfecto -murmuro.
– ?Existe alguna limitacion temporal para mi premio?
– No.
– Genial. En ese caso lo postergare hasta que cambies tu coche por un jaguar descapotable.
– Creo que estas olvidando la clausula que se referia a que los premios debian estar dentro de lo razonable.
– Puede ser -reconocio ella, entre risas-. Ahora bien, en cuanto a la oferta de postres… acabo de tener un antojo.
El inclino la cabeza y le recorrio el labio inferior con la lengua.
– Si es algo parecido a lo que se me ha antojado a mi, encantado de complacerte. ?Dime que deseas?
– Quiero que llenemos la banera con agua caliente -declaro Jilly-, que conectemos el hidromasaje y que, mientras disfrutamos del bano, comamos esas frutas deliciosas y bebamos el vino. ?Que opinas?
Opino que queremos las mismas cosas.
Capitulo 11
Jilly desperto lentamente. Estaba recostada de costado y las mantas la tapaban hasta el cuello. Abrio los ojos, miro el reloj y vio que eran las 11.43. Gracias a las gruesas cortinas de terciopelo, la habitacion permanecia a oscuras. De todas maneras, no necesitaba ver, solo sentir.
Matt dormia abrazado a ella, con las piernas presionadas contra sus muslos y una mano abierta sobre el seno derecho. Respiraba pausadamente contra su nuca y, al hacerlo, le rozaba los hombros con el vello del pecho.
Jilly cerro los ojos y se deleito con la sensacion del calor de su amante recostado a su espalda. Cientos de imagenes de la noche anterior volvieron a su mente. Sabia que algunas de esas imagenes la perseguirian durante mucho tiempo. Recordo una escena en la banera, Matt y ella alimentandose el uno al otro con uvas y fresas, bebiendo vino y haciendo el amor mientras el agua caliente burbujeaba a su alrededor. Tambien se acordo de cuando regresaron a la cama y pelearon por los bombones que habian comprado en la tarde. Estaba casi convencida de que los fabricantes jamas habrian imaginado que alguien pudiera disfrutar de sus golosinas como ellos dos.
Habian pasado toda la noche riendo, charlando y haciendose el amor hasta caer rendidos de cansancio. Pero la llegada del lunes senalaba el final de su romance.
Aquella era la ultima vez que Matt la abrazaria de esa forma. La ultima vez que ella sentiria el calor de su piel. Le dolia el pecho de solo pensarlo. Se pregunto si acaso el lamentaria la perdida tanto como ella. Cuando pensaba que al dia siguiente tendria que verlo en la oficina y pretender que nada habia pasado, Jilly tenia ganas de llorar. No podia precisar si Matt estaba tan angustiado como ella o si seria capaz de olvidar la intimidad que habian compartido y volver a la relacion de siempre. Habia gestos que la hacian dudar. La intensidad con la que la miraba, como la tocaba y la pasion con la que le hacia el amor permitian pensar que a el le pasaba algo parecido. No habia hecho ningun comentario, pero los ojos le brillaban con una emocion particular.
Jilly no se habia atrevido a preguntar. Le aterraba que la respuesta fuese negativa porque entonces se sentiria una idiota que habia permitido que una aventura de fin de semana le tocara el corazon. Y si decia que si, que no soportaba la idea de tener que separarse, la situacion no seria mas facil. No podian permitirse anhelar una relacion de otro tipo porque una vez que Jack Witherspoon eligiera una de las propuestas, Matt se convertiria en su jefe, o ella en la jefa de Matt. En esas circunstancias, una relacion entre companeros de trabajo estaba fuera de discusion. Ademas, tenian personalidades muy distintas. Matt queria controlarlo todo y ella odiaba que se entrometieran en sus asuntos. Eran diferentes y, ademas, competian por un mismo puesto. Definitivamente, debian poner punto final a su historia.
En cuanto ese pensamiento cruzo por la mente de Jilly, Matt se desperezo a su espalda. En silencio, le acaricio los pezones. Ella se arqueo hacia atras para apretarse contra el y ronroneo de placer.
– Buenos dias, preciosa -le susurro Matt al oido.
– Buenos dias, grandullon -murmuro ella y le acaricio la cabeza-. Aunque la verdad es que casi es mediodia.
Jilly se sorprendio al ver que ya era la una de la tarde. No podia creer que hubiera pasado mas de una hora entre cavilaciones y recuerdos.
Matt hundio la cara en el pelo de su amante e hizo lo imposible para tratar de olvidar que esa seria la ultima vez que la tocaria, pero no lo consiguio.
Acto seguido, le recorrio el torso con la mano y visualizo la piel de Jilly mentalmente. Las pecas que le decoraban el pecho; el pequeno lunar debajo del seno derecho y los bordes del ombligo. Le mordio la nuca con delicadeza y luego la lamio desde el cuello hasta los hombros.
– ?Te he dicho lo bien que sabes? -pregunto.
– No al menos en las ultimas horas -contesto ella.
El la acaricio detras de la oreja y respiro hondo.
– ?O lo increiblemente bien que hueles? – insistio Matt-. ?O lo suave que es tu piel?
Cuando el le acaricio el pubis, ella gimio complacida, separo las piernas y se froto las nalgas contra el miembro erecto. Entre jadeos, Matt le introdujo dos dedos en el sexo y anadio: