suponia. Me encantaria poder olvidarlo todo en un instante, pero no soy una maquina. Es mi problema y espero superarlo con el tiempo. Sin embargo, agradeceria que por el momento confies en mi cuando te digo que lo estoy intentado y hare lo imposible para no estropearlo.
Antes de continuar, la miro de arriba abajo.
– Creeme, si no me importara el trato que hemos hecho, te habrias enterado porque en lugar de darte la maldita leche, te habria besado -aseguro-. La verdad es que esta manana me siento pesimo, ya que no he podido pegar un ojo en toda la noche porque no podia dejar de pensar en ti. Y no me hace ninguna gracia pensar los dias, semanas o meses que puedo llegar a necesitar hasta poder estar en una habitacion contigo sin sentir esto que siento. Dicho lo cual, queria invitarte a cenar esta noche.
Jilly se quedo inmovil. Sentia que el corazon se le iba a salir por la boca. Estaba tan hipnotizada por la clara frustracion con la que la miraba Matt, que ni siquiera recordaba por que se habia enfadado antes. El estaba tan cargado de tension, calor y deseo, que lo unico que ella podia hacer para no arruinarlo todo era tratar de mantenerse quieta. Evidentemente, el estaba experimentando la misma angustia y frustracion que ella. Sabia que no debia sentirse complacida por la confesion de Matt, pero era humana y no podia negar lo mucho que le gustaba ese hombre.
Respiro hondo y dio un paso a un lado. El aparto los brazos y ella aprovecho para aumentar la distancia. En cuanto se sintio mas segura, relajo la frente y dijo:
– Si, esto es muy incomodo, pero sabiamos que iba a ser asi. Y como tu has dicho, con el paso de los dias, sera cada vez mas facil. Sobre la invitacion a cenar, me temo que tengo que rechazarla. No solo porque violaria nuestro pacto, sino porque ya tengo una cita.
Se hizo un largo silencio entre ellos y Jilly tuvo que hacer un esfuerzo para poder sostenerle la mirada. Se moria de ganas de aclararle que no podia cenar con el porque habia quedado en salir con Kate. Pero se contuvo y se convencio de que no era culpa suya si Matt su ponia que la cita era con otro hombre y de que, en cierta medida, era mejor que pensara eso. Por otra parte, el objetivo de la salida con su amiga era conocer a alguien mas, de modo que las sospechas de Matt no serian tan erradas.
– No te preocupes -dijo el con sequedad-. Ni voy a insistir con mi invitacion ni voy a preguntarte por tu cita. Entiendo cuales son las reglas.
Sin decir una palabra mas, Matt agarro su taza y su periodico y abandono la cocina. Jilly se quedo mirando la puerta, se mordio el labio inferior y se dijo que era mejor asi.
Sin embargo, se sentia mas derrotada que nunca.
– ?Que te parece aquel rubio alto que esta al final de la barra? -pregunto Kate-. ?El que tiene un jersey azul celeste?
Jilly miro hacia el lugar que le senalaba su amiga y nego con la cabeza.
– No, prefiero a los de cabello oscuro.
– De acuerdo. ?Que tal entonces el tipo que esta con el? Tiene el pelo casi negro y es muy guapo.
Jilly le echo un vistazo al hombre y comprobo que, ciertamente, tenia el pelo oscuro y era guapisimo. Pero no la emocionaba mas que el telefono publico que tenia al lado.
– Lo veo y no me pasa nada.
Kate la miro con exasperacion.
– Tal vez te pasaria algo si te levantaras de la silla y fueras a charlar con alguien -protesto-. ?Como piensas encontrar a un hombre con quien salir si te pasas toda la noche hablando conmigo?
– Me gusta charlar contigo.
– Gracias, a mi tambien me gusta charlar contigo. Y apostaria a que, si le dieras una oportunidad al tio de la barra, tambien disfrutaria de hablar contigo.
Jilly se encogio de hombros.
– Tal vez mas tarde me acerque a el -prometio-. Ahora prefiero que me sigas contando sobre tu fin de semana con Ben.
– De acuerdo -dijo Kate-. Pedimos comida china, decidimos la lista de invitados para la boda e hicimos el amor apasionadamente. ?Que tal el tipo de camisa blanca que esta tomando un martini?
Jilly le echo un vistazo y comento:
– Tiene el pelo demasiado largo y no me gustan los hombres con barba.
– Si ese es todo el problema, se puede afeitar y cortar el pelo.
– Ya sabes lo que dicen: nunca trates de cambiar a un hombre.
Kate se quedo mirandola durante varios segundos y Jilly hizo un infructuoso esfuerzo por mostrarse indiferente al escrutinio de su amiga.
– Ya comprendo -dijo la amiga.
– ?Comprendes que?
– Cual es el problema con todos estos hombres -puntualizo Kate-. Todos tienen el mismo problema.
– Desde luego, el problema es que yo no me siento atraida por ninguno.
– Exactamente. Y el motivo por el cual no te sientes atraida es porque ninguno de ellos es Matt Davidson.
Jilly queria refutar esa afirmacion, pero era tan cierta, que no tenia sentido molestarse. Se llevo las manos a la cabeza y miro a su amiga con los ojos llenos de frustracion.
– ?Que voy a hacer, Kate?
– Eso depende de lo fuertes que sean tus sentimientos hacia el.
– Muy fuertes. De verdad siento que el no es para mi.
Kate miro hacia el techo y suspiro con resignacion.
– Me estoy refiriendo a tus sentimientos mas profundos.
Jilly se sintio incomoda.
– No estoy segura…
– De acuerdo, puede que tu no estes segura, pero yo si lo estoy. Jilly, solo hay una clase de mujer capaz de mirar a esos hombres a cual mas guapo y no ver nada que le resulte interesante.
La publicista fruncio el ceno.
– Me conoces hace anos, sabes que no soy lesbiana.
Kate no pudo contener las carcajadas.
– Claro que lo se, tonta. Trato de decirte que estas enamorada.
Jilly se bebio el margarita de un trago.
– No, no lo estoy.
– Por supuesto que lo estas. ?Reacciona, por favor! Hasta un ciego se daria cuenta de que estas loca por Matt. Lo sospechaba desde que hablamos por telefono hace un par de dias, pero cuando ni siquiera te molestaste en mirar a ese Adonis de pelo negro lo supe definitivamente.
– Tampoco te he visto mirar al supuesto Adonis con demasiado interes.
– Claro que no. ?Y sabes por que? Porque estoy enamorada de Ben -argumento Kate con gesto triunfante-. A las pruebas me remito.
Jilly la miro con fastidio y se dijo que necesitaba encontrar alguna amiga que no fuese abogada. Sin embargo, sabia que Kate tenia razon y no podia dejar de pensar en lo que acababa de decir. No solo se sentia irremediablemente atraida por Matt, sino que lo amaba. Amaba su sonrisa, su risa, su sentido del humor, su integridad y su etica laboral. Amaba el modo en que le importaba su familia y lo torpe que era para los deportes. Amaba el modo en que la tocaba, la besaba y le hacia el amor. De pronto, el malestar que sentia se transformo en un panico devastador. Sin quererlo, gimio angustiada.
– ?Que te ocurre? -pregunto Kate.
– Estoy aterrorizada. ?Maldita sea, no puedo enamorarme de el!
Los ojos de su amiga se llenaron de compasion.
– Lo siento, pero ya es tarde para lamentos. Cuentame como ha sido el dia de trabajo con el.
Jilly suspiro y la miro con desesperacion.
– Horrible. Incomodo. Incluso cuando no estabamos juntos… -confeso-. Juro que no deje de ser consciente de su presencia ni un solo minuto.
– ?Y cuando estabais juntos?
– Una tortura. Se me aceleraba el corazon, me transpiraban las manos, se me hacia un nudo en el estomago y me moria por arrancarle la ropa con los dientes.