momento no aparecio, metio la mano bajo la sudadera y abrio el cierre de su pistolera. Se apreto contra la pared de ladrillo y escucho.

Una bolsa de plastico abandonada revoloteo sobre el suelo, pero no oyo nada mas excepto el viento y las hojas moviendose por encima de su cabeza. Desde su posicion agachada cualquiera podia verlo perfectamente; tendria que haberse quedado atras. Rodeo el lateral del edificio y en ese momento alguien le rocio los ojos con un bote de laca. El chorro le dio de lleno en la cara e inmediatamente se le nublo la vista. Un puno agarro su sudadera y una rodilla golpeo entre sus muslos; sus testiculos se salvaron por unos centimetros. Se le atoro el musculo de la pierna izquierda y se habria doblado en dos si no hubiera sido por el solido hombro que bloqueo su pecho con un golpe seco. Resollo cuando se vio impulsado contra la pared que tenia detras. Las esposas que llevaba en la pretina de sus pantalones cortos se le clavaron en la espalda.

A traves de sus pestanas pegoteadas por Miss Clairol, contemplo a Gabrielle Breedlove de pie en medio de sus piernas abiertas. Joe no se movio, esperando que el dolor que atravesaba su muslo remitiera pronto mientras luchaba por recuperar el aliento. Ella se habia tirado sobre el y habia intentado ponerle las gonadas por corbata.

– Jesus -gimio-. Es usted una loca hija de perra.

– Puede ser, deme una excusa para no romperle las rodillas.

Joe parpadeo varias veces para aclararse la vision. Lentamente, aparto la mirada de su cara y bajo por sus brazos, a sus manos. Joder. En una mano agarraba firmemente el bote de laca con el dedo en la boquilla, pero en la otra llevaba lo que parecia ser una Derringer. Y no apuntaba a sus rodillas precisamente, sino directo a su nariz.

Se quedo totalmente quieto. Odiaba con toda su alma que lo apuntaran con una pistola.

– Ponga el arma en el suelo -ordeno. No sabia si la Derringer estaba cargada ni siquiera sabia si funcionaba, pero tampoco queria llegar a averiguarlo. Alzo la vista cuando ella volvio a mirarlo. Su respiracion era irregular, sus ojos verdes mostraban una mirada salvaje. Parecia totalmente desequilibrada.

– ?Que alguien llame a la policia! -comenzo a gritar ella freneticamente.

Joe la miro con el ceno fruncido. No solo lo habia pateado en el culo, sino que ademas se ponia a gritar. Si lograba retenerlo, iba a tener que descubrirse y eso era algo que no queria que pasara. Solo pensar que tenia que entrar en la comisaria de policia con la sospechosa numero uno en el caso Hillard -una sospechosa que no sabia que lo era- y aclarar como lo habia derribado con un bote de laca le ponia los pelos de punta.

– Ponga el arma en el suelo -repitio.

– ?Ni lo suene! Usted es como la mierda que llena las calles, pura escoria.

No creia que hubiera otra alma en treinta metros a la redonda, pero no estaba seguro y lo ultimo que necesitaba era que llegara un heroe a su rescate.

– ?Que alguien me ayude, por favor! -grito lo bastante fuerte como para que la oyeran en los condados limitrofes.

Joe apreto la mandibula. Jamas podria olvidar esto y no queria ni imaginarse la cara de Walker y Luchetti. Joe aun seguia en la lista negra del jefe por haber disparado a Robby Martin. Ni siquiera tenia que esforzarse en imaginar lo que le diria su jefe. «?La has vuelto a cagar, Shanahan!», gritaria bien alto antes de mandarlo a patrullar las calles. Y esta vez, el jefe tendria razon.

– ?Que alguien llame al 911!

– Deje de gritar -ordeno el con su mejor voz de policia.

– ?Necesito a un policia!

– ?Joder, senora-dijo apretando los dientes-, yo soy policial

Ella entorno los ojos mientras lo examinaba.

– Ya, y yo el gobernador.

Joe metio la mano en el bolsillo, pero ella hizo un movimiento amenazador con la pequena arma y el decidio intentarlo de otra manera.

– Llevo la placa en el bolsillo izquierdo.

– No se mueva -advirtio ella de nuevo.

Unos enmaranados rizos cobrizos enmarcaban su rostro; tal vez deberia haber usado parte de la laca en la cabeza en lugar de en su cara. Le temblaba la mano cuando se sujeto el pelo detras de la oreja. En un momento podria aplastarla contra el suelo, pero primero tendria que distraerla o correr el riesgo de que le disparara. Y esta vez, en un lugar donde era poco probable que se recuperase.

– Puede meter la mano en mi bolsillo usted misma. No movere ni un dedo.

Odiaba atacar a las mujeres. Odiaba tener que aplastarla contra el suelo. Pero tal y como estaban las cosas tampoco importaba mucho.

– No soy estupida. Eso no me lo trago desde la escuela secundaria.

– Oh, por el amor de Dios -Lucho por controlar su temperamento y gano por los pelos-. ?Tiene permiso para llevar arma?

– Venga ya -contesto-. Usted no es poli. ?Es un acosador! Ojala hubiera un poli por aqui que lo arrestase por haberme seguido a todos lados la semana pasada. Hay una ley en este estado contra los acosadores, ?sabe? - Tomo una bocanada de aire y exhalo lentamente-. Apuesto a que tiene antecedentes por algun tipo de conducta inapropiada. Es muy probable que sea uno de esos psicopatas que hacen llamadas telefonicas obscenas y jadean. Me juego lo que quiera a que esta en libertad bajo fianza por acoso sexual. -Volvio a inspirar profundamente y sacudio el bote de laca-. Creo que despues de todo sera mejor que me de su cartera.

Nunca en sus quince anos de carrera habia sido tan descuidado como para dejar que un sospechoso -mucho menos si era mujer- tuviera ventaja sobre el.

Le latian las sienes y le dolia el muslo. Le escocian los ojos y tenia las pestanas pegadas.

– Esta chiflada, senora -dijo con voz relativamente calmada mientras metia la mano en el bolsillo.

– ?De veras? Tal y como yo lo veo es usted quien parece un loco. -Su mirada no lo abandono mientras alcanzaba la cartera-. Tengo que saber su nombre para decirselo a la policia, pero apuesto a que ya saben quien es.

Ella no sabia cuanta razon tenia, pero Joe no desaprovecho la ocasion hablando. En cuanto ella abrio la cartera y miro la placa que habia dentro, sus piernas hicieron un movimiento de tijera sobre sus pantorrillas. Ella cayo al suelo y el se echo encima, inmovilizandola con su peso. Gabrielle se retorcio de un lado a otro, empujando sus hombros, llevando la Derringer peligrosamente cerca de su oreja izquierda. Joe la agarro por las munecas y se las estiro por encima de la cabeza usando todo el peso de su cuerpo para inmovilizarla contra el suelo.

Permanecio tendido sobre ella, oprimiendole los senos contra su pecho y apretandole las caderas contra las suyas. Le sujeto las manos por encima de su cabeza y aunque el forcejeo la habia dejado debil, se nego a darse por vencida. Su rostro estaba casi a dos centimetros del suyo y sus narices chocaron un par de veces. Aspiraba profundamente y sus ojos verdes lo miraban enormes y llenos de panico mientras seguia luchando por liberar las munecas, enredando sus piernas con las de el. A Joe se le habia subido el borde de la sudadera a la altura de las axilas y sentia contra el estomago la piel calida y suave de su vientre y el nailon liso de la rinonera.

– ?Es un poli de verdad! -Sus senos subieron y bajaron mientras luchaba por respirar debajo de su pecho.

El se levantaria tan pronto como le quitara la Derringer.

– Exacto, y usted esta arrestada por tenencia ilicita de armas y asalto con agravante.

– ?Oh, gracias a Dios! -Respiro hondo y Joe pudo sentir como se relajaba bajo el-. Que alivio. Creia que era un psicopata pervertido.

Una sonrisa radiante ilumino su rostro mientras lo miraba. El acababa de arrestarla y ella parecia completamente feliz. No el tipo de felicidad que solia aparecer en la cara de una mujer cuando se encontraba en esa posicion, sino mas bien como la de alguien risueno. No solo era una ladrona, era un diez-noventa y seis: definitivamente una loca de atar.

– Tiene derecho a permanecer en silencio -dijo quitandole la Derringer de los dedos-. Tiene derecho…

– ?Habla en serio? ?De verdad va a arrestarme?

– … a un abogado -continuo, con una mano aun sujetando las suyas sobre su cabeza mientras con la otra lanzaba la pistola a varios metros.

– Pero en realidad no es un arma. Quiero decir lo es, pero no lo es. Es una Derringer del siglo XIX, una antiguedad, asi que no creo que se la pueda considerar un arma. Y ademas, no esta cargada, e incluso si lo

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