De repente solto la toalla, se puso una bata, fue al estudio y llamo a su vecino. El telefono sono una vez. Luego otra vez y otra. Mick levanto el auricular cuando iba a sonar una cuarta vez. Era evidente que habia estado dormido, porque su voz era adormilada y ronca.
La de Kat era beligerante.
– Necesito tu ayuda, Larson. Un grifo esta goteando.
Hubo una breve pausa.
– ?Ahora?
– Ahora.
– Querida, es casi medianoche.
– El ruido no me deja dormir.
– ?De verdad?
– Y tengo miedo de que haya una inundacion.
– Esta bien, preciosa. Estare alli dentro de un momento.
Colgo. Kat temblo de pies a cabeza. Mick podia haberle ensenado que la sinceridad es muy importante en las relaciones… pero tambien le habia ensenado que una estratagema funcionaba mejor cuando el asunto era espinoso.
Y ningun problema podia ser mas espinoso que el suyo. Kat miro el reloj. Mick tardaria tres minutos en ponerse los pantalones. Eso le dejaba a ella apenas el tiempo suficiente para ajustarse la bata, peinarse y bajar a abrir la puerta.
Un trueno se oyo muy cerca, cuando ella abrio la puerta de atras. Mick entro en la cocina con una caja de herramientas en la mano. Miro a su vecina y sonrio.
– Bien. ?En donde esta el problema?
– En el cuarto de bano de arriba.
– Ah.
Kat subio por la escalera delante de el. Mick dejo la caja de herramientas en el suelo del cuarto de bano y reviso el impecable lavabo de marmol negro con expresion cenuda.
– Parece muy serio.
– Lo se.
– Soy bastante habil, pero me temo que esto es tan grave que necesitaras un fontanero profesional.
– Ya me lo temia.
– ?Sabes donde van las tuberias del lavabo?
– Alli.
– ?Adonde?
Kat hizo un movimiento vago con la mano.
– Alli.
Mick no llevo las herramientas a la habitacion, simplemente entro antes que Kat y se detuvo. Observo la cama con dosel, la decoracion del siglo diecinueve, los frascos de perfumes en el tocador, la chimenea y los cristales de la ventana.
– No veo una sola tuberia -observo el.
– ?Estas seguro?
– Estoy seguro. Quiza si apagaras la luz del techo podria ver mejor.
Ella apago la luz del techo, lo cual dejo solo la tenue luz de la lampara de cristal de la mesilla de noche.
– ?Ves mejor ahora?
Mick no respondio. Su mirada estaba fija en la bata de seda, en el pelo enmaranado y en la boca de su vecina. Especialmente en su boca. Cielos, ?por que se le habrian secado los labios de repente?
– Veamos, preciosa… ?cuales son tus perfidas intenciones?
– Solo Dios sabe por que he tardado tanto en decidirme, pero si, tengo unas intenciones muy perfidas.
– No quiero que estes asustada.
– ?Y es por eso por lo que estas dos ultimas semanas has estado tan distante? -Kat fue a cerrar la puerta de la habitacion-. Por primera vez en mi vida podia hacer el amor… y eso era maravilloso, Mick, pero tu comprendiste que de repente me daria cuenta de que seria la primera vez. La primera vez que importa -se desato el cinturon de la bata-. De ninguna manera me casaria con un hombre al que no pudiera satisfacer en la cama. No le haria algo asi y jamas, jamas, te lo haria a ti.
– Amor mio.
Mick se callo cuando ella se deslizo la bata hasta que la prenda de seda se cayo al suelo. Mick no estaba viendo nada que no hubiera visto antes pero la expresion de los ojos de el era, en cambio, nueva. Avidez, ansia, deseo, necesidad… Kat habia visto todo eso en el antes, pero no ansiedad. Nunca ansiedad.
– Dado el tiempo que tuve para preocuparme por ello-dijo ella con suavidad-, pensaste que habria convertido esa 'primera vez' en una prueba… una prueba tan crucial que estaria tensa; esa era una garantia segura de que todo saldria mal. Eso es lo que creias, ?verdad? De modo que procuraste que no tuviera tiempo de preocuparme. Me dijiste de mil maneras diferentes estas ultimas dos semanas que el sexo no es lo mas importante para ti.
Su voz se enronquecio, se hizo mas profunda, cuando lo vio avanzar hacia ella.
– El sexo no es lo mas importante. El amor si, y lo digo con el corazon en la mano, Kat. No tenemos que hacer esto esta noche, si tu no…
Ella le rodeo el cuello con los brazos y le hizo callar dandole un beso. Mick era sensible, perceptivo y maravilloso, pero esta vez estaba completamente equivocado. Tenian que hacer el amor y no se trataba de una terrible prueba critica. Kat siempre habia sabido cuales podian ser los riesgos que correrian la primera vez que consumaran su amor; podia perderlo.
Era fisica y emocionalmente incapaz de no tener miedo esa noche… pero en ese preciso momento sentia menos temor de lo que hubiera pensado. Mick habia entrado en su casa con una sonrisa perspicaz en los labios, pero ella tambien percibio que en sus ojos se reflejaba ansiedad.
Mick era el unico hombre que Kat conocia que entendia los terribles temores internos de una mujer. ?Como pudo ella no darse cuenta de que el ocultaba sus propios miedos? En pocos minutos recordaria sin duda sus inquietudes personales, pero por el momento tenia un hombre de quien preocuparse. Con seductora suavidad, lo beso hasta que el la rodeo con los brazos y luego le acaricio el pelo tiernamente.
Mick aparto la boca un momento, para susurrar:
– Amor mio, si no estas completamente segura…
Ella lo empujo. El se cayo. La caida fue amortiguada por media docena de mullidas almohadas. Tendido alli, Mick parecia fuera de lugar. La luz de la lampara de la mesilla se reflejaba en su semblante varonil. El sonrio.
– Tu cuarto es muy femenino. Y no me asombra -con el pulgar le trazo la linea de la mandibula, sin apartar un instante la mirada de su cara-. Empiezo a tener la sensacion de que estas dispuesta, carino. De modo que al cuerno con las pruebas.
– Larson, he esperado treinta y tres anos. No esto, sino a ti. Me estoy muriendo… ?y tu quieres hablar?
– Solo intento comprender. ?Que ha sido de tus inquietudes? ?En donde esta mi dama anticuada? ?En donde estan todas esas inhibiciones que conozco tan bien?
Kat sonrio, pero no por mucho tiempo. El pulso de Mick era erratico, los latidos de su corazon tumultuosos y en sus ojos brillaba el deseo, pero la ansiedad seguia reflejada alli. Mick no queria que ella supiera que tambien el se estaba sometiendo a prueba esa noche. Tenia tanto miedo como ella. Adivino que el temia hacerle dano y, aun mas, fallarle como amante y como hombre.
Kat se puso en cuclillas a su lado. El unico hombre a quien ella podria querer jamas tenia un problema: un problema tan privado, tan intimo, que suponia que no podia compartirlo con nadie.
Esos eran los problemas que los amantes compartian mejor. Mick le habia ensenado eso, pero si Mick no sabia que tambien podia aplicarse a su caso, lo sabria. Pronto. Con una lentitud infinita ella le levanto la camiseta y le paso las palmas con sensualidad por su tibia piel desnuda. Mick se incorporo lo suficiente para quitarse la prenda, pero cuando trato de abrazar a Kat, ella movio la cabeza.
– Me he preocupado tanto por esto -susurro-. Y todo por razones equivocadas -sus dedos se deslizaron por las costillas de el hasta llegar a la cremallera de sus pantalones. Miro a Mick a los ojos y luego le bajo la cremallera-. Tenia panico y, ?para que? Nunca hemos fallado en nada que importe realmente, porque nunca nos