Todo el mundo entendio que algo excepcional habia ocurrido.
El duque de Westerlands era un hombre mas bien reservado.
La duquesa y Betsy estaban en el salon dandole vueltas una y otra vez a la lista de invitados para el te de bienvenida.
Darley y Elspeth seguian tumbados en la cama, como llevaban la mayor parte del dia.
Will y Henry leian con detenimiento un folleto de Tattersall para una prometedora subasta de purasangres que se celebraria en breve, Malcolm anotaba sus elecciones en un pequeno libro.
Los criados, por un momento, se quedaron paralizados en sus puestos, conmocionados porque la voz del duque sonara a un volumen por encima de su habitual timbre moderado.
Un instante despues, sin embargo, los residentes llegaron de todas las partes de la casa y se reunieron en el vestibulo. Las expresiones iban de la simple expectacion al miedo.
– Tengo excelentes, excelentes noticias -anuncio el duque-. Excelentisimas -repitio con una amplia sonrisa a los congregados que esperaban debajo del abovedado techo alto adornado con diversas figuras mitologicas haciendo cabriolas por el Olimpo-. Todos los obstaculos para que se celebrara el matrimonio entre Julius y Elspeth han quedado anulados con la subita muerte de Lord Grafton. Acabo de recibir la noticia de su defuncion y Crighton me ha asegurado que no hay ningun impedimento para el matrimonio. Naturalmente, cualquier perdida de una vida humana es lamentable, aunque en este caso quiza lo sea menos que otras -anadio despues-. Habiendo dicho esto -una sonrisa repentina animo sus rasgos aguilenos-, me permito sugerir que deberiamos escoger una fecha para el enlace.
– Esta noche -dijo Darley, sin mostrar compasion por Grafton.
– ?Esta noche? -Elspeth se quedo sin aliento.
Darley arqueo ligeramente las cejas, y un destello de diversion brillo en sus ojos.
– Espero que no te estes echando atras.
– Una pequena ceremonia en la Sala Rembrandt seria preciosa -se interpuso la duquesa. Le resulto imposible abstenerse de dar su opinion cuando todos los desalentadores obstaculos que impedian el matrimonio habian dejado de serlo. Ademas, habia conocido a la primera esposa de Grafton. Posiblemente nadie podria apenarse por la defuncion de su esposo-. Di que si, querida -engatuso la duquesa a Elspeth, con una sonrisa.
Elspeth miro a su hermano, que le devolvio una amplia sonrisa y le dijo:
– ?Por que esperar?
No encontro una respuesta razonable a una pregunta tan sencilla. La muerte de Grafton no afectaba a su decision. Solo sintio un gran alivio porque el y su crueldad habian desaparecido de su vida.
– Depende de ti, amor -murmuro Darley, gentilmente, cuando el habria preferido traer a un pastor antes de que pasara otro minuto. La beso ligeramente en la mejilla-. Tu decides.
Sus ojos resplandecian, mientras su amor por el era infinito. Y sin duda, su bebe merecia una madre menos indecisa.
– La Sala Rembrandt suena muy bien -le dijo Elspeth.
– ?Bravo, querida mia! -exclamo la duquesa, zanjando cualquier otra incertidumbre-. Ahora, si me excusais… -hizo un gesto a su marido e hija- a todos -anadio con una sonrisa-. Venid, todos -anadio, abarcando a todo el servicio con un gesto de la mano-. Hay mucho por hacer. -Justo antes de salir del vestibulo se volvio-. ?Que os parece a las diez?
– Las ocho -replico su hijo, Elspeth se retiraba a dormir mas temprano desde el embarazo.
– ?Entonces a las ocho! -gorjeo la duquesa, y salio apresurada, seguida de una multitud de sirvientes.
– Creo que les gustas -le dijo Darley con una sonrisa.
– Creo, mas bien, que estaban desesperados porque no ibas a casarte nunca y no quieren correr riesgos.
– Siempre que tu corras ese riesgo conmigo -le dijo, estirandola hacia el-. Estoy contento.
– Como no voy a aceptar, si estoy tan profundamente enamorada que no puedo vivir sin ti.
– Ni yo sin ti. Un fenomeno asombroso, diria. Hace que uno se cuestione si no existen tambien las hadas y los duendes, puesto que el amor era algo igual de fantastico hasta hace bien poco.
– Sintiendome en un verdadero cuento de hadas ahora mismo, estoy dispuesta a creerme cualquier cosa.
– Creetelo. Nos vamos a casar.
– La gente comentara, ?verdad? Sobre la premura inapropiada, tan poco tiempo despues de la muerte de… - Elspeth no se atrevia a pronunciar el nombre de Grafton.
– No importa lo que diga la gente. -Aunque algunos de sus amigos iban a perder una buena suma. El consenso general en el registro de apuestas del Brook era que no se casaria en, al menos, otros cinco anos.
– La gente hara sus cuentas, supongo.
– Dejales.
Elspeth dibujo una gran sonrisa.
– Haces que todo parezca tan facil.
– Lo sera, amor -le dijo. Las prerrogativas de generaciones de ancestros ducales y su fortuna fomentaba su seguridad-. Te lo prometo.
Se casaron esa misma noche gracias a un permiso especial, con la sola asistencia de la familia. Las sensacionales noticias causaron mas agitacion que el ultimo ataque de locura del rey.
Todos los periodicos de la ciudad se disputaron el titular mas provocador: «El matrimonio fugitivo», «La novia afortunada», «Darley cazado», «Dejale y vuela conmigo (la muerte toma parte)», «La viudez mas breve».
Naturalmente, con el aroma del escandalo flotando en el aire, todo el mundo, alegando el mas minimo parentesco con Westerlands House, llamo al dia siguiente, solo para volver por donde habian venido. La familia se retiro al campo por un periodo de tiempo indefinido.
En los meses siguientes, la joven pareja permanecio recluida en una de las varias propiedades que poseia el duque o el marques, eligiendo finalmente Oak Hill en Lincolnshire, donde la marquesa dio a luz a un nino en febrero.
La familia paso el verano en el campo, donde crecio el recien nacido, como crecio el amor hacia el y entre los dos. Cuando el Parlamento abrio sus puertas en otono, volvieron a la ciudad y el te de bienvenida, largamente aplazado, se celebro con la asistencia de los reyes.
La marquesa de Darley estaba mas bella que nunca. Todo el mundo coincidia en eso. Se rumoreaba que de nuevo esperaba un hijo, aunque la observacion mas atenta no pudo confirmar el rumor. Pero lo que estaba seguro era el afecto permanente de su marido. No se aparto del lado de ella en toda la tarde, un carino mutuo bastante infrecuente, opino la alta sociedad.
Pero Darley siempre habia vivido su vida libre de los dogmas de la sociedad y asi continuo, inmune a los chismes y a la censura.
Con el tiempo, su familia crecio en numero con dos hijos y dos hijas, su cuadra de carreras se convirtio en la mejor del pais y el nombre de Darley fue sinonimo de los purasangres ganadores de la mejor linea de sangre berberisca.
Fue una vida de satisfaccion y alegria.
Nada podia estropear aquella perfeccion.
Hasta que, unas decadas mas tarde, despues de la batalla de Waterloo, Lord Darley hijo volvio a casa cambiado.
Estuvo en el grueso de la batalla en Quatre Bras, lo habian herido dos veces y dado por muerto.
Sus padres se desesperaron al principio por su salud mental. Hasta que un dia conocio a una actriz.
Era un partido inapropiado, por supuesto. O eso dirian algunos.
Pero ella le hizo sonreir, cuando llevaba mucho tiempo sin hacerlo.
Su nombre era Annabelle Foster.
Susan Johnson