Bernard, dependierais de mi. Entonces, cuando estabas alli abajo en ese maldito pozo, me di cuenta de que si te pasara algo y te perdiera…

– Calla -dijo Em, acariciandole los rizos con dulzura, al percibir que a Jonas se le quebraba la voz-. Calla.

– No -dijo el apartandose y mirandola fijamente-. Necesito decirlo, Em. Nada podria ser peor que perderte. No he podido mantener mi independencia. Primero me dije que era porque me habia encarinado con Robby, que lo hacia por el. El me necesitaba y esa fue la razon por la que te ofreci el matrimonio. Pero tambien estabas tu.

– Jonas…

El no iba a admitir ninguna interrupcion.

– Y me di cuenta de que su madre adoptiva tambien me necesitaba. Pero ella se atrevio a decirme que me amaba y eso amenazaba mi independencia. Me parecia bien que me necesitaran, pero no que me amaran.

– Yo no…

– Tu no lo entiendes porque nunca te ha hecho falta entenderlo -termino de deshacerle la trenza y extendio sus hermosos cabellos, acariciandolos una y otra vez-. Siempre has sabido lo que era amar y amas. Amas esta ciudad y a su gente. Amas a Robby y hasta a ese malnacido perro que, por cierto se esta divirtiendo mucho con Lori, Matt y Ruby. No te es nada fiel. Mientras que yo…

– ?Mientras que tu…? -Em estaba dichosa. Tan dichosa que le parecia que el mundo iba a explotar en mil pedazos. Ahi estaba el final feliz que tanto habia deseado.

O el comienzo feliz.

– Mientras que yo tengo intencion de serte fiel, a ti, a Robby, a Bernard y a quienquiera que aparezca -le brillaban los ojos con picardia-. Por mucho tiempo -la abrazo con tanta ternura que Em queria llorar.

Pero no podia, porque el le estaba alzando la cara para besarla en los labios. Besarla para siempre.

Bueno, no para siempre.

Jonas se aparto y le dijo con mucha pasion:

– ?Que te parecen sesenta anos de matrimonio? Como minimo. Sesenta anos de felicidad. Vamos a intentarlo, amor mio, y cuando lo hayamos conseguido, intentaremos mejorar los cien anos que Anna y Jim piensan durar.

A Em le parecio muy bien. Pero que muy bien.

EPILOGO

DIEZ MESES despues, Robby se convirtio en Robby Lunn y todo Bay Beach fue a celebrarlo. ?Por que no iban a hacerlo? Robby era un nino muy especial. Jonas y Em, sus padres adoptivos, tambien estaban considerados como muy especiales, y los residentes de Bay Beach decidieron que esa adopcion merecia una celebracion por todo lo alto.

Hasta la tia de Robby estaba sonriente. Y tenia motivos. Todos aprobaban su forma de actuar. Les parecia muy bien que Robby tuviera su hogar junto a Em y Jonas. Todos pensaban que serian uno padres estupendos. Tenian amor de sobra y nadie critico su decision de adoptar al nino.

Tom Burroughs, como jefe del orfanato, no cabia en si de gozo, puesto que era el quien lo habia organizado todo.

Tom no era el unico representante del orfanato de Bay Beach. Tambien estaban todas las madres de acogida. Shanni y Nick, acompanadas de todos sus hijos. Wendy, embarazada, y Luke con el pequeno Gabbi acurrucado a su lado. Matt y Erin, con sus traviesos gemelos apenas bajo control. Y Lori, de la mano de Ray, rodeada de sus cinco ninos acogidos.

Al casarse con Lori, Ray se habia convertido en padre de acogida, un papel que habia aceptado sobre la base de que si no podia con ellos, se uniria a ellos. Habia adelgazado mucho. Estaba claro que cuidar de cinco ninos, el mejor remedio para el corazon que se le habia ocurrido a Emily, habia funcionado.

Por supuesto, Anna y Jim tambien estaban. Anna era una recien casada con toda una vida nueva por delante.

Estaba preciosa con su peluca de color castano. A pesar de la responsabilidad de cuidar de sus tres hijos, que estaban revolcandose en el cesped con Bernard y los gemelos, parecia joven y alegre y tenia muy buen color despues del tratamiento. Tambien habia conseguido superar su necesidad de independencia y se sentia muy cerca a Jim y a Jonas. Parecia que era mas feliz que nunca.

Lo mismo que Em.

Em estaba en el jardin, al lado de Jonas, mientras se firmaban las formalidades de la adopcion. Y sonreia dichosa.

Toda esa gente que ella queria tanto…

Aunque el dia de su boda habia sido maravilloso, ese dia lo superaba. Estaba junto a Jonas, su esposo, que sostenia en brazos al adorado Robby y que mostraba en su rostro que nunca los abandonaria. El corazon de Em estaba a punto de reventar de felicidad.

Aun habia algo mas. Esa noche, pensaba decirle a Jonas que ese solo era el principio, porque en su seno comenzaba a crecer otra vida.

– ?Contenta? -le susurro Jonas cuando el fotografo iba a sacarles su primera foto formal como familia.

?Contenta? ?Como podria no estarlo?

– Feliz a reventar -dijo Em. El se rio, le rodeo la cintura y la atrajo hacia si.

– Esto de las fotografias formales… No se… ?Como le explicaremos a nuestros nietos que el abuelo no siempre llevaba este corte de pelo?

– Puede que para cuando tengamos nietos, ya no tengas pelo -dijo ella riendo. Cuando Anna perdio el pelo debido al tratamiento, Jonas se habia afeitado la cabeza, como le habia prometido. A Anna ya le estaba creciendo bajo la peluca, pero el suyo seguia siendo muy corto-. Cuando seas abuelo, ?puede que estes mas calvo de lo que Anna ha estado!

– ?Que horror! -Jonas nunca se lo habia planteado. Se aparto de su esposa y la miro con fingida preocupacion-. ?Y que, si lo estoy? Ya me has amado cuando estaba calvo, mi querida Em, ?Crees que podrias volver a amarme otra vez?

– No tendre que hacerlo -dijo con serenidad.

– ?Por que no?

– Porque volver a amarte significa que habria dejado de hacerlo. Y no creo que yo pueda hacer eso.

– ?No? -una vez mas estaba haciendole el amor con los ojos y su sonrisa la hacia estremecer.

– Al parecer, Bay Beach no es el lugar para dejar de amar -dijo Em, y su voz estaba llena de amor y alegria.

Robby la tiro de un brazo y ella lo deposito en el suelo sobre sus pequenos pies. El pequeno camino titubeante hacia donde estaba Bernard. Despues, sin poder contenerse mas, Em dejo que su marido la abrazara durante un tiempo muy largo.

– Mira a tu alrededor -susurro-. Todos nosotros… Todos estamos viviendo un final feliz. Bay Beach es un lugar que obra milagros, Jonas Lunn.

– Solo un milagro, amor mio -dijo Jonas, con voz melosa, apretandola con mas fuerza contra su corazon-. Solo uno. Y ese milagro eres tu.

Emily, desde luego, no pensaba discutirlo.

Marion Lennox

***
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