Cara era la unica persona en quien confiaba.

La granja iba a ser el sitio donde ambos podrian vivir cuando la vida empezara a ser dura. Pero, al final, iba a comprar la granja sin ella, y eso lo hacia sentirse muy solo.

Era una tonteria. Despues de todo, el habia disenado su vida para ser feliz estando solo. Habia tardado treinta y tres anos en llegar a ese punto, y no pensaba arrepentirse.

«Pero si Molly estuviera aqui, esperando…»

Molly estaria con Michael.

Roger Francis habia llamado a Jackson antes de que saliera de Nueva York para decirle que irian a la granja por separado. Roger iria en su propio coche, la senora Copeland iria con su chofer, y Molly, Sam y Michael, irian juntos.

?Estupendo!

El habia ayudado a que Molly se reconciliara con Michael, asi que deberia estar contento.

«Estoy contento», se obligo a admitir. Sam tendria un lugar seguro donde crecer. Una familia.

Pero con un hombre que habia enganado a Molly…

?No era asunto suyo! ?Es que no habia aprendido nada del pasado?

Miro por la ventana del helicoptero y vio que Doreen y Gregor lo esperaban sonrientes para recibirlo. Ellos eran su futuro. Nadie mas. Suspiro, y puso una amplia sonrisa.

Era una buena compra. Y debia llevarla a cabo.

– Michael, la carretera que lleva a Birranginbil sale hacia el norte. Deberias haber torcido en el cruce anterior.

– ?Estamos yendo a Birranginbil?

– Por supuesto.

– Mira en la guantera, carino. Tengo una sorpresa para ti.

– ?Una sorpresa?

– Un anillo de compromiso. Y la licencia para casarnos.

Las cosas no iban a funcionar.

Hannah Copeland estaba esperando sentada en el salon y, al ver a Jackson, puso cara de decepcion.

– Ha venido solo -comento-. ?Que ha pasado con su prometida, jovencito?

– Creia que ya se lo habia dicho -dijo el, y se acerco para darle la mano-.Cara no es mi prometida.

«Donde esta Molly?», penso Jackson.

– Si. Pero es alguien con quien tiene una relacion.

– La tenia -dijo el.

– ?Quiere decir que ya no la tiene?

– No.

– ?Puedo preguntarle por que no?

– Creo que eso es asunto mio.

– Entonces, no puedo venderle mi propiedad -dijo la senora Copeland poniendose en pie-. El acuerdo era que me presentaria a su prometida.

– No tengo una prometida. Solo estoy yo -?donde diablos estaba Molly? Jackson sonrio y decidio que lo mejor era ser sincero-. Hannah, Cara es mi hermanastra -le dijo-. Habiamos decidido compartir la granja, pero se ha enamorado de un frances. Asi que me he quedado solo. Me encanta este sitio, y estoy preparado para cuidar de el como a usted le gustaria que lo cuidaran. Pero no puedo ofrecerle nada mas. No puedo prometerle relaciones que no existen.

La anciana lo miro desconcertada, y Jackson penso que podria decidir cualquier cosa.

Pero entonces, Francis Roger aparecio por la puerta.

– ?Que ocurre? -Hannah no tenia tiempo para saludar al abogado, y estaba muy disgustada-. ?Sabe algo de la senorita Farr?

– ?Donde esta Molly? -pregunto Jackson con el ceno fruncido. Habian acordado que ella estaria alli antes que el. Cielos, si ni siquiera aparecia…

– Lo siento -dijo Roger Francis-. Es una inepta…, senor Baird, no sabe lo mucho que lo siento. No debi permitir que mirara esta propiedad.

– ?Que pasa?

– Su agente inmobiliario se ha ido de luna de miel… y se ha llevado el contrato y las escrituras con ella.

Hubo un tenso silencio. La senora Copeland miro a los dos hombres enojada, y Roger Francis miro hacia la ventana para evitar mirar a Jackson.

– ?Que ha pasado? -pregunto Jackson, y Roger hablo de nuevo. Demasiado rapido.

– Me llamo desde el aeropuerto hace un par de horas. Intente localizarla antes de que saliera de Sidney, pero su telefono movil estaba apagado. Asi que se lo contare ahora. La llamada era de la senorita Farr… Parecia demasiado contenta como para hablar. Al parecer, Michael aparecio en su casa anoche con unos billetes para ir a Hayman Island. Molly, Sam y el. Y con la licencia de matrimonio. No estaba dispuesto a aceptar un no como respuesta y, como ella dijo, una oportunidad como esa no se puede desaprovechar. Asi que se han ido. En el vuelo que salia a las nueve de Sidney.

«Casi nos cruzamos en transito», penso Jackson, y se sintio muy mal.

?Por que? ?Por la granja?

No. Sabia muy bien que la granja no tenia nada que ver.

– ?Y que pasa con los contratos? -pregunto Hannah, sin dejar de mirar a Jackson. No, estaba interesada en el contrato. Habia un trasfondo en todo aquello que no era muy dificil de comprender.

– No tengo ni idea de lo que ha hecho con ellos. Su jefe tampoco lo sabe. Acabo de telefonearlo. Estaba jugando al golf y no tenia ni idea de lo sucedido. Se ha quedado tan sorprendido como yo. Parece ser, que ella lo ha dejado todo y se ha ido.

– Entonces, ya esta -dijo Hannah-. No hay contrato. No hay prometida. No esta la senorita Farr. Parece que no podre venderle la granja aunque quiera, senor Baird. Quiza cuando regresemos a Sidney podamos…

– No creo -dijo Jackson. Se paso los dedos entre el cabello y cerro los ojos. Su voz era tan lugubre como una noche de invierno-. Diablos.

– Lo siento -dijo Roger, y Jackson abrio los ojos y miro a su abogado.

– ?Dices que hablaste con ella?

– Si.

– ?Y parecia contenta?

– Si, senor. Muy contenta.

– ?Maldita sea! Deberia…

– Pero no lo hizo -dijo Hannah-. ?Que le parece un viaje rapido a Hayman Island?

– Nunca llegaria a tiempo. Y si ella ama a ese hombre…

– ?Pero y si lo ama a usted? -sugirio la anciana.

– No lo se -se quejo Jackson. Al fin y al cabo, estaba entrenado para recibir duros golpes. Para el dolor. Sabia muy bien como manejarlo. Retirarse era la unica solucion-. Siento haberla hecho perder el tiempo, senora Copeland -le dijo con voz formal. Una vez mas, habia sacado el escudo protector y no estaba dispuesto a que se lo quitaran-. Pero parece que la culpa no es del todo mia. Usted ha elegido un agente inmobiliario poco serio, para que la represente.

– Eso es evidente -dijo Roger Francis mirando a Jackson-. Si quiere un lugar hecho para usted, ese es Blue Mountain -dijo el-. Antes de conocer este sitio, le parecia un lugar muy atractivo. Solo esta a una hora de Sidney. Ayer hable con los propietarios y todavia esta en venta.

– De eso estoy seguro.

– Estare encantado de mostrarselo otra vez. Podemos ir ahora mismo en helicoptero. Puedo buscar a alguien para que recoja mi coche…

– Ya basta -Jackson dio un paso atras-. Ya basta. Necesito tiempo para pensar.

– Tengo los documentos de Blue Mountain en mi maletin -dijo Roger-. ?Quiere que le diga al piloto del helicoptero que desea marcharse?

– No. ?Si! -hizo una pausa. Se oia el ruido de un coche acercandose por el camino. Alguien conducia demasiado rapido y, por el sonido del motor, parecia un coche viejo.

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