– Puede vivir conmigo.

Hawk y Raoul se quedaron boquiabiertos.

– ?Que pasa? Tengo una habitacion libre en casa, vivo en el barrio del instituto y ya trabaja para mi. Alguien responsable debe echarle un ojo -se volvio hacia Raoul y le dijo-: Si vamos a hacer esto, tendras que seguir mis reglas. Nada de fiestas, y cumpliras mi horario. Haras los deberes e iras a clase. Ahora eres un adulto, asi que debes comportarte como tal. Tienes que ser responsable. Si es demasiado duro para ti, entonces tendras que irte a otra parte.

Hawk no podia creerlo. ?Nicole iba a acoger a Raoul en su casa? Tuvo que contener una sonrisa. Demonios, era mejor de lo que el habia pensado.

Raoul asintio lentamente.

– Tus reglas son razonables -le dijo-. Las cumplire.

– Mas te vale. Lo digo en serio. Soy muy estricta. Te sentiras atrapado, te lo prometo.

– Atrapado esta muy bien -dijo Raoul, a punto de sonreir.

Hawk tambien tenia ganas de sonreir. Nicole pensaba que era muy dura, pero en realidad, por dentro era de mantequilla.

Y a el le gustaba. Le gustaba mucho.

Jesse se quedo junto a la casa de Matt un buen rato, mirando la puerta y recordando el primer dia que habian ido juntos hasta alli, cuando el estaba buscando apartamento. Entonces eran completamente felices, estaban enamorados. Ella sabia que lo habia estropeado todo. Lo que no sabia era si podria arreglarlo.

Le dolia todo el cuerpo. Habia oido decir que el embarazo era un milagro, que deberia estar resplandeciente. En vez de eso, se sentia destrozada. No podia dejar de llorar. ?Como era posible que una persona lo perdiera todo tan rapidamente? Y sin embargo, a ella le habia ocurrido…

Toco el timbre y espero, con un nudo en el estomago. Estaba conteniendo las lagrimas. El tenia que creerla. Tenia que conseguir que lo entendiera, de algun modo.

Se abrio la puerta y Matt aparecio ante ella. Ella lo miro, deleitandose al verlo por primera vez desde hacia semanas.

Tenia buen aspecto. Era alto y delgado, pero cada vez mas musculoso, gracias a sus visitas regulares al gimnasio. Ella habia sido quien le habia dado la idea de hacer ejercicio para ponerse en forma, y el se la habia llevado a la cama y la habia recompensado por sus buenas ideas. Era muy bueno recompensandola, y diciendole que la queria. Tenia luz en los ojos, y una sonrisa muy especial. Sin embargo, en aquel momento no estaba sonriendo.

– No tengo nada que decirte -aseguro Matt, y comenzo a cerrar la puerta.

Ella empujo y consiguio entrar.

– Tenemos que hablar.

– Puede que tu tengas que hablar, pero yo no tengo por que escucharte.

Dios, su tono era tan frio, penso ella con tristeza. Como si la odiara. ?Era posible? ?Habia sustituido el odio al amor, ella ya no le importaba en absoluto?

No queria pensar en ello porque, si lo hacia, iba a desmoronarse. Lo queria. Ella, que habia jurado que nunca arriesgaria su corazon, se habia enamorado de un maniatico de los ordenadores con unos ojos preciosos y una sonrisa que hacia flotar su alma.

– Matt, por favor -susurro-. Por favor, escuchame. Te quiero.

El entorno los ojos.

– ?Es que te crees que lo que tu digas significa algo para mi? ?Crees que tu significas algo para mi? Yo aprendo rapido, Jesse. Siempre ha sido asi. Confie en ti, me entregue a ti por completo. Te queria. Queria casarme contigo, incluso compre un anillo, lo cual me convierte en un idiota, pero ese es un error que no voy a cometer de nuevo.

Ella se dio cuenta de que se le estaban cayendo las lagrimas, y noto un dolor punzante en el corazon.

– Te quiero, Matt.

– Mentira. Yo solo he sido una diversion para ti. ?Es que te gustaba reirte con tus amigos del adicto a los ordenadores socialmente inepto?

– No es eso, y tu lo sabes.

– Yo no se nada de ti. Era un juego. Tu ganaste, yo perdi. Ahora, marchate.

– No. No me voy a ir hasta que me escuches. Hasta que lo comprendas.

– ?Comprender que? ?Que mientras te acostabas conmigo y fingias que me querias, te acostabas tambien con Drew? ?Y con quien mas, Jesse? ?Con cuantos tipos mas?

– Ya basta. No me acoste con Drew, ni con ningun otro. Drew y yo soliamos charlar. Podia hablar con el de cosas que nunca le hubiera contado a Nicole, eso era todo. Una noche empezo a besarme, y yo me asuste. No sabia que hacer.

– No me interesa, no me vas a convencer. Vete. No quiero volver a verte.

Aquellas palabras le estaban haciendo demasiado dano, penso ella, usando toda la fuerza para no desplomarse al suelo.

– Estoy embarazada -susurro.

El se quedo mirandola fijamente, y se encogio de hombros.

– ?Y a mi que me importa?

Jesse se estremecio, como si la hubiera golpeado.

– Te lo he dicho. No me acoste con Drew. El nino es tuyo.

– No -dijo el, como si ni siquiera considerara la posibilidad.

– Matt, escuchame. Es tu hijo. Aunque me odies, tu hijo debe importarte. No estoy mintiendo, puedo demostrarlo. En cuanto nazca el bebe, le haremos las pruebas de ADN.

El siguio mirandola, y despues camino hacia la puerta.

– No lo entiendes, ?verdad, Jesse? No me importa. Ya no significas nada para mi. No creo que ese nino sea mio, y aunque lo fuera, no quiero tener un hijo contigo. No quiero tener nada que ver contigo, no quiero volver a verte, pase lo que pase.

– Matt, por favor.

El abrio la puerta y miro hacia fuera.

– Vete.

Jesse salio de la casa y bajo las escaleras hacia el coche. Se sento al volante y lloro hasta que se le quedaron los ojos secos. Se sentia vacia, sin nada.

Lo cual era la triste verdad de su vida. Nadie de los que queria deseaba tener que ver con ella. Nadie estaba dispuesto a darle una oportunidad.

Nicole miro a Raoul, que estaba metiendo sus cosas en casa. Ella observo las bolsas de basura negras y tomo nota de que debia comprarle un par de maletas decentes la proxima vez que saliera. Nadie deberia llevar lo que tenia en bolsas de basura.

– Las habitaciones estan arriba -informo-. Te voy a instalar en la habitacion de invitados.

– Gracias por hacer esto -dijo Raoul.

– De nada -contesto ella, y lo precedio escaleras arriba-. Mira, el bano esta ahi. Hay toallas fuera, y tienes mas en el cajon de abajo. Ahi esta la television. No me importa lo que veas, pero te agradeceria que bajaras el volumen a partir de las nueve. He puesto un telefono en la mesilla. Me levanto muy temprano, asi que nada de llamadas tarde, ?eh?

El asintio, con aspecto de sentirse incomodo.

– Esto es raro -le dijo ella-. No nos conocemos bien y, para colmo, soy tu jefa. Asi que los dos estamos incomodos. Pero cada vez sera mas facil.

– Lo se -respondio Raoul, y se metio las manos en los bolsillos-. Dime lo que tengo que hacer, no pasa nada. Te hare caso.

Era bueno saberlo. Si su hermana la hubiera escuchado, las cosas habrian sido mucho mas faciles.

– Entonces ?puedo ser mandona? -pregunto, intentando relajar algo de la tension.

– Claro.

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