El la miro a los ojos.
– ?Y por que va a confiar en mi?
– Todo el mundo la pifia alguna vez -respondio Nicole.
Penso en su hermana pequena. Jesse habia tenido cien o doscientas oportunidades, y las habia echado a perder todas.
– Entonces acepto el trabajo -dijo Raoul-. Tengo entrenamiento todas las tardes, asi que quiza pudiera trabajar por las mananas, antes del instituto.
– Habla de eso con Phil. El va a ser tu jefe. Si te interesa trabajar mas horas cuando acabes la temporada, diselo.
Raoul asintio.
– Gracias. No tiene por que hacer nada de esto. Podia haber llamado a la policia.
Nicole no se molesto en senalar que lo habia intentado, pero en vez de la fuerza publica de Seattle, era Hawk quien habia aparecido en la pasteleria.
– ?Que pasa con los hombres y el futbol? -le pregunto-. ?Por que jugais? ?Por la gloria?
– A mi me encanta este deporte -confeso Raoul-. Quiero ir a la universidad. No puedo permitirmelo, asi que espero conseguir una beca para jugar.
– ?Y despues jugaras en la liga profesional y ganaras millones?
– Quiza. Las probabilidades estan en contra, pero el entrenador dice que tengo talento.
– ?Y el esta en posicion de juzgarlo?
Raoul fruncio el ceno.
– Es mi entrenador.
Lo cual no respondia la pregunta, penso Nicole. ?Como iba a saber un entrenador de instituto si un jugador podia llegar a la liga profesional?
– ?No sabe quien es? -dijo Raoul en tono de asombro-. No tiene ni idea…
Nicole se movio con incomodidad.
– Es tu entrenador.
Y era un monumento de hombre, aunque aquello no tenia nada que ver con la conversacion.
– Es Eric Hawkins. Jugo en la liga profesional durante ocho anos, y se retiro en la cumbre. Es una leyenda.
A Nicole le costo creer aquello.
– Que suerte tiene.
– Es el mejor. No necesita trabajar. Esta dando clases de futbol en el instituto porque ama este deporte, y porque quiere contribuir.
Nicole tuvo que contener un bostezo. Raoul estaba recitando algo que parecia un discurso enlatado. Probablemente, el chico lo habia oido miles de veces en boca de la leyenda.
– Bueno es saberlo -dijo, y se saco cuarenta dolares del bolsillo trasero del pantalan-. Toma.
El no tomo el dinero.
– No puede pagarme.
– Claro que si. No seras empleado oficialmente hasta que firmes el contrato. Asi que por ahora toma esto. Pronto tendras que fichar y tendras un cheque de verdad.
El metio las manos detras de la espalda.
– He trabajado para pagar los donuts que robe.
– En realidad, ni siquiera conseguiste sacarlos por la puerta. No se te da muy bien lo de robar -dijo Nicole, y suspiro al ver que el no sonreia-. Mira, hoy has trabajado duro. Te lo agradezco. Te has ganado esto. Tomalo o me pondre de muy mal humor, y eso no quieres verlo.
Raoul acepto el dinero.
– Usted cree que es muy dura, pero no me asusta.
Eso estuvo a punto de conseguir que Nicole se echara a reir.
– Dame tiempo, chico. Dame tiempo.
Nicole acompano a Raoul a la pasteleria, donde lleno un par de bolsas con
– No tiene por que hacer esto -dijo el, mientras miraba con melancolia las bolsas.
– Tu puedes hacerte cargo de estas calorias. Y, como te he dicho, es un extra.
– ?Y hay mas extras?
Aquella pregunta no la habia formulado Raoul. Nicole no tuvo que darse la vuelta, ni preguntarse quien habia hablado. Y, por si acaso habia alguna confusion en su cerebro, todo su cuerpo se encendio para dar la bienvenida.
Se irguio y se preparo para el impacto. Despues se dio la vuelta. Hawk estaba detras del mostrador, con aquella sonrisa suya tan
– ?Que quieres? -le pregunto ella, sin preocuparse demasiado de si sonaba irritable o no.
– Una pregunta interesante -murmuro, y despues le guino el ojo a Raoul-. He venido a ver como ha trabajado mi jugador estrella. Te ha impresionado, ?verdad?
Nicole se vio atrapada. Le habia gustado mucho el trabajo de Raoul y le habia ofrecido el puesto de buena gana, pero con Hawk alli, sentia la necesidad de decir que todo habia ido mal y que se alegraba de librarse de el.
– Ha estado bien -dijo, mientras le entregaba las bolsas a Raoul. No queria ver la decepcion en los ojos del chico, asi que anadio-: Mejor que bien. Lo ha hecho estupendamente.
– Lo sabia.
– Esto no tiene nada que ver contigo. Se que es un concepto asombroso, asi que deberia darte un minuto para que lo asimiles.
Hawk se echo a reir.
– Raoul, ya puedes marcharte. Te vere en el entrenamiento, dentro de un par de horas.
Raoul asintio y se marcho. Nicole lo miro mientras salia, porque era mas facil que intentar no mirar a Hawk. Aquel hombre era como un afrodisiaco, y ella odiaba que tuviera el poder de conseguir que se sintiera incomoda en su propia piel.
– No tienes por que quedarte aqui -le espeto.
– Quiero agradecerte que le hayas dado una oportunidad a Raoul -dijo Hawk, inclinandose un poco hacia ella, aunque sin moverse.
Buen truco, penso Nicole.
– Ha trabajado duro. Eso sucede con mucha menos frecuencia de la que me gustaria. Le he ofrecido trabajo.
Hawk arqueo una ceja.
– Te ha impresionado de verdad.
– Raoul necesita el trabajo, y yo necesito ayuda. No le des mas importancia de la que tiene.
Parecia que aquellos ojos oscuros podian ver su interior.
– Quieres que la gente piense que eres dura.
– Soy dura.
– Por dentro eres de mantequilla.
Nicole irguio los hombros.
– Podria haber metido a tu jugador a la carcel. No pienses que no lo habria hecho si no llega a aparecer hoy. Dirijo esta pasteleria desde hace anos. Se lo que hago.
– ?Y te gusta lo que haces?
– Por supuesto -dijo Nicole automaticamente, porque era lo que respondia siempre. Sabia que iba a hacerse cargo de la pasteleria desde que tenia ocho o nueve anos. Era algo sobrentendido… esperado. La suya no iba a ser una vida con muchas sorpresas. Ultimamente, no habia habido demasiadas buenas.
Un momento. Claire. Reunirse de nuevo con su hermana habia sido bueno. Ver como Claire se enamoraba locamente y se quedaba embarazada, se prometia y encontraba la felicidad total habia puesto un poco a prueba su buena naturaleza, pero estaba superandolo. Porque, ?que otro remedio tenia?