intentos de complacerlo. La joven no tenia opiniones propias; solo esperaba las del principe para hacerlas suyas.

Billie procuraba mantenerse alejada de el, desapareciendo de su lado con la excusa de buscar un vestido, u otra talla para Tahira, o a la perra.

Tahira aparecio enfundada en un vestido verde claro que caia hasta la rodillas. Jefri la observo con la distancia de quien contempla una escultura. Era una joven atractiva, si, razonablemente inteligente y de buen trato. Su unico pecado era no ser la mujer que ocupaba sus suenos.

– ?Que te parece a ti? -pregunto Jefri, antes de que ella le pidiera su opinion.

La joven lo miro confusa.

– Pero tu eres el principe.

– Si, lo se. No has respondido a mi pregunta – insistio el.

Tahira estudio su reflejo en el espejo con cuidado.

– El color es bonito -dijo despacio-, pero el largo no me queda bien. Tendria que ser tres o cuatro centimetros mas largo o mas corto. Y algo mas aqui -anadio, tocandose las caderas-, suavizaria la silueta.

– Como quieras -dijo el.

Tahira encontro su mirada en el espejo.

– ?Que quieres decir?

– Pide que alteren el vestido o busca otro que te guste mas.

La joven abrio desmesuradamente los ojos.

– Pero no me has dicho que te parece.

– Lo se.

Tahira quedo tan desconcertada y asustada como un animalillo del bosque y se metio rapidamente en el probador.

– Tienes que controlarte -dijo Billie, apareciendo detras de unos vestidos-. Demasiada libertad de golpe solo la asustara.

– Ya lo veo.

Billie acaricio un traje de noche sin mirarlo.

– Me alegro de que vayas a ser amable con ella.

– Aun no te has probado nada -dijo el por respuesta.

Billie se encogio de hombros.

– Esta tienda no es mi estilo.

– ?Por que se que eso no es cierto? -dijo el, acercandose al expositor de vestidos y empezando a pasarlos de uno en uno.

Todos eran elegantes modelos de noche, pero ninguno llamo su atencion hasta que vio uno en azul con pedreria. Los distintos tonos de azul eran tan hermosos como el Mar de Arabia y danzaban por la tela de forma deslumbrante.

– Este -dijo el, ofreciendoselo.

– No, no puedo -dijo ella automaticamente.

– Claro que si -dijo el, poniendoselo en las manos.

Billie se lo coloco delante.

– Es mas bien un traje de princesa, algo que yo no soy precisamente.

Jefri la miro, deseando lo que no podia tener e incapaz de desear lo que tenia.

– Pruebatelo -insistio.

Billie se rindio y desaparecio en la zona de probadores.

Jefri se sento en uno de los sillones tratando de no imaginar lo que Billie estaba haciendo en ese momento, desnudarse antes de ponerse el vestido. Desesperado, se puso en pie. Por un momento penso en seguirla al pequeno probador y hacerla suya alli mismo. ?Se resistiria a el? ?O se entregaria sin reservas?

El ya conocia la textura de su piel y la fragancia de su cuerpo. Y sabia como llevarla a lo mas alto de una potente oleada de placer que la dejaria totalmente desmadejada y satisfecha entre sus brazos.

– ?Principe Jefri?

La voz de Tahira lo obligo a volver a la realidad. Abrio los ojos y vio a la joven en un sencillo traje de noche negro. En ese momento, Billie aparecio a su lado. La tela brillante y tornasolada abrazaba cada curva de su cuerpo como si hubiera sido hecho especificamente para ella. La luz que se reflejaba en las piedras daba un nuevo brillo a su piel.

Era una diosa al lado de una simple mortal.

Tahira miro su reflejo en el espejo y suspiro de frustracion.

Billie dijo algo al principe, y este se echo a reir. A Tahira le gusto el sonido de su risa, aunque no pudo imaginar nada que decir. Sin embargo, Billie siempre sabia que decir y como comportarse. Era perfecta.

Tahira contemplo a su amiga y el vestido azul que llevaba. Era espectacular. Jefri se acerco a las dos y les puso una mano a cada una en el hombro. Mientras Billie sonreia, Tahira estaba inmovil, helada, sintiendo la mano como un peso casi insoportable en la piel.

La joven intento relajarse. Ese era el hombre con el que iba a casarse. Sin embargo, no podia imaginarse junto al principe como pareja. Cuando el le decia algo, ella no sabia que responder. Cuando estaban solos, ella se sentia cohibida y asustada. Nada de eso parecia amor.

Pero el le habia hecho el gran honor de pedirla por esposa y Tahira sabia que no tenia mas remedio que aceptar el matrimonio.

Capitulo 12

Todo es precioso -dijo Tahira, entusiasmada, abriendo caja tras caja y bolsa tras bolsa-. Has sido muy generoso. No lo merezco.

Jefri estaba en el centro de la suite y observaba con preocupacion la expresion de la joven. Esta corrio hasta la percha donde estaban sus vestidos de noche y saco el primero.

– ?Que debo ponerme el viernes? -pregunto-. Sera mi primera cena de estado, y quiero estar perfecta. ?El negro? El rojo no. Es demasiado sofisticado, creo. Tambien esta el verde, que es precioso…

Tahira continuo hablando, pero Jefri no la escuchaba. Se acerco hasta la puerta de la terraza que daba a los jardines deseando poder estar en otro lugar. Vio a una mujer caminando por un sendero, y por un momento penso que era Billie. Su corazon salto en su pecho, pero entonces reconocio a una de sus cunadas. No, no era Billie.

– Billie me ha dicho que podia cortarme el pelo -dijo Tahira-. ?Tu que opinas?

– ?Lo prefieres mas corto? -pregunto el, sin mucho interes.

– No lo se -respondio ella, pasandose un dedo por la larga trenza-. ?No debes decidirlo tu?

– No, Tahira -dijo el-. La decision es tuya. Ya no estas en el colegio y debes decidir lo que quieres hacer con tu vida. Tienes que decidir por ti misma. Con total libertad.

Libertad para alejarse de el, penso, sabiendo que no lo haria.

– ?Te refieres a una profesion? -pregunto ella-. Pero nos vamos a casar.

– La boda puede esperar.

Para siempre.

– Oh -dijo ella, y se sento en el sofa-. No se que querria hacer. Volar no, desde luego. Pero me gustaria ser mas como Billie. Ella es perfecta – dijo, con una sonrisa cargada de anoranza-. Aunque me cuesta imaginarmela pilotando un avion. Es tan femenina y tan bonita… Me encanta su pelo. Y como se maquilla. ?Por que no se habra casado nunca?

– Quiza no haya conocido al hombre adecuado -respondio el, deseando cambiar de conversacion.

– Puede que sea eso, o que no necesite que nadie la cuide. Es independiente. A mi tambien me encantaria ser independiente.

En cuanto Tahira dijo las palabras, se cubrio la boca con la mano y lo miro aterrorizada.

– Principe Jefri -empezo, en tono bajo.

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