El la interrumpio moviendo la cabeza.

– No tienes que disculparte, pequena. No hay nada malo en querer ser independiente.

La joven trago saliva y dejo caer la cabeza hacia delante.

– Pero no puedo olvidar que me has hecho el gran honor de pedirme en matrimonio. Por eso me esforzare en ser una esposa buena y obediente. Tienes mi palabra.

No era precisamente lo que el deseaba oir.

Jefri se acerco al sofa, aparto varias cajas y se sento a su lado. Por primera vez desde el dia que la conocio, le tomo las manos en las suyas.

– Tahira, tienes que escucharme. Te han educado en la creencia de que solo tienes un destino, y que ese destino es ser mi esposa. Pero la eleccion es unicamente tuya. Si quieres, puedes elegir otro tipo de vida. Si decides que no quieres casarte conmigo, yo entendere y apoyare tu decision. Eres joven y es una decision dificil.

Los dedos femeninos se movieron entre los suyos. La piel era calida y olia a flores. Sin embargo, el no sintio nada especial. La belleza adolescente e inocente de la joven no lo afectaba en absoluto.

– Eres muy amable -dijo ella-. Tu bondad me convence de que el matrimonio es la mejor eleccion.

Jefri reprimio un suspiro.

– Como desees -dijo poniendose en pie.

Tahira se levanto tambien y apreto las manos delante del pecho.

– Principe Jefri, hare todo lo que pueda para hacerte feliz. Sere la esposa mas obediente, lo juro.

Billie penso que la situacion tenia sus ventajas y sus inconvenientes. Por un lado, iba a asistir a su primera cena de estado como invitada especial del rey. Lucia un vestido deslumbrante y estaba realmente espectacular. Su acompanante estaba casi tan atractivo como ella, en su esmoquin hecho a medida. Pero en el lado negativo, estaba el hecho de que su acompanante fuera su hermano y de que tendria que pasar la velada viendo a Jefri junto a Tahira.

Se recordo que la alternativa era quedarse en su habitacion viendo la tele, pero decidio arriesgarse y disfrutar de una noche unica. Seguro que la comida y el baile serian inolvidables.

Del brazo de su hermano, Billie entro en el enorme salon de baile donde docenas de lamparas de arana colgaban del techo de casi diez metros de altura e iluminaban el amplio espacio donde los invitados charlaban animadamente en grupos de varias personas. En un extremo habia una orquesta, y varias barras colocadas estrategicamente, asi como camareros con bandejas de comida y champan.

– Esto es solo para las presentaciones, ?no? – pregunto Doyle con admiracion-. Despues esta la cena y el baile, ?no?

– Eso dice la invitacion.

– Estupendo -Doyle recorrio el salon con los ojos-. Y muchas mujeres preciosas. Creo que me encantaria ser el rey.

Billie le apreto el brazo a modo de advertencia.

– Procura no ponerme en evidencia.

– Te lo juro por mi avion -dijo el, y le dio un beso en la mejilla-. Cuidado con los principes.

– Te aseguro que lo tendre.

Doyle sonrio y se alejo, dejandola sola aunque no por mucho rato. Un segundo despues sintio algo calido en la espalda y se tenso. Y otro segundo mas tarde escucho la voz de Jefri.

– Buenas noches -dijo el, ofreciendole una copa de champan-. Estas absolutamente maravillosa.

– Gracias -dijo ella, tomando la copa con las dos manos para evitar que alguna quedara libre e hiciera lo que no debia hacer, tocarlo-. ?Donde esta Tahira?

– Hablando con una amiga. Alguien que conocia del colegio. ?Y tu hermano?

– No se si seduciendo o dejandose seducir, pero no creo que ande muy lejos. El esmoquin le queda muy bien y a las mujeres les gusta.

Jefri la tomo del brazo y la llevo a un lado del salon, a una pequena sala apartada. Ella se dejo llevar, incapaz de resistirse a una mirada que le decia que ella era la respuesta a todas sus oraciones.

– ?Que estas pensando? -pregunto el, deteniendose detras de ella.

– Que tenemos que dejar de encontrarnos asi.

Jefri le acaricio la piel desnuda del brazo con el pulgar.

– No era eso en lo que estaba pensando. Quiero darte las gracias por ayudar a Tahira.

– Es una joven muy agradable y agradecida.

– Si, es exactamente lo que pedi. Y no podria sentirme peor.

Billie se estremecio.

– Jefri, no. Tahira es…

– Una nina, tan poco interesaba en mi como yo en ella. Esto ha sido un triste malentendido que no puede continuar.

– ?Vas a romper el compromiso? ?Decirle que se vaya?

En lugar de responder, Jefri se acerco mas a ella. Tanto que Billie podia sentir su calor y el contacto de su cuerpo en la espalda.

– Te deseo -le susurro acariciandole con los labios el lobulo de la oreja-. Cada momento, con cada aliento. Te imagino en mi cama, desnuda. Quiero acariciarte y abrazarte. Quiero saborearte y excitarte. Te quiero excitada, humeda y gritando de placer.

La mano masculina se deslizo por el brazo hasta la cintura y el estomago femenino.

– ?Recuerdas como fue? -pregunto el en un susurro.

Billie no podia hablar ni moverse. Apenas tenia fuerzas para mantenerse de pie.

– Claro que lo recuerdo -susurro-. No puedo olvidarlo, pero no significa nada.

– Significa muchisimo.

– No puedo -dijo ella, y se alejo un paso de el -. Y tu tampoco.

– Billie, te deseo.

Y ella a el. Pero era un problema que no tenia solucion.

– Tengo que irme -dijo ella.

– No, no te vayas de la fiesta.

– Tengo que irme del pais -dijo ella, mirando la copa de champan-. Esto seria mas facil si yo no estuviera aqui. Haria nuestras vidas mucho mas llevaderas.

– ?Eso es lo que quieres?

Era una pregunta que no podia responder. Al menos si era sincera. Porque no queria irse.

Sin mirarlo, paso por delante de el y entro de nuevo en el salon. Casi sin ver, rodeo a una mujer alta enfundada en un vestido de saten negro, y casi tropezo con un hombre mayor, vestido en un elegante esmoquin.

– Perdone -empezo, antes de reconocer al rey.

Este le tomo la mano.

– ?Adonde va con tanta prisa?

– A ningun sitio. Solo estaba paseando.

– Bien, entonces acompaneme. Quiero presentarle a algunas personas.

Billie casi tropezo por la sorpresa.

– ?A mi? ?A quien?

– A la embajadora francesa -dijo el rey -. Una mujer muy interesante. Y al primer ministro britanico. Aun no lo conoce, ?verdad?

– No, me temo que no nos han presentado – dijo Billie, riendo.

El rey le paso una mano por la espalda. -Estara encantado de conocerte, querida. Totalmente encantado.

Tahira estaba escondida detras de una columna contemplando el baile. Habia sobrevivido a su primera cena formal, que habia superado totalmente sus expectativas.

Un destello de azul llamo su atencion, y sonrio al reconocer a Billie bailando con el principe heredero.

Era preciosa, penso Tahira con un suspiro. Billie llevaba la melena rubia y rizada recogida en un mono encima

Вы читаете El Jeque y el Amor
Добавить отзыв
ВСЕ ОТЗЫВЫ О КНИГЕ В ИЗБРАННОЕ

0

Вы можете отметить интересные вам фрагменты текста, которые будут доступны по уникальной ссылке в адресной строке браузера.

Отметить Добавить цитату