Fueron hacia su casa. Lori aspiro el olor del agua y de las plantas y se dio cuenta de que, si no habia periodistas, tampoco habia motivo para que Reid se quedara en casa de Gloria. Eso significaria que ya no lo veria tanto. La idea la entristecio y la desecho para centrarse en la casa flotante de dos pisos que tenia delante. Era azul marino, las ventanas tenian marcos blancos y estaba apartada de las demas casas. Unas macetas flanqueaban el camino hasta la puerta. Reid la abrio y encendio las luces. Lori entro en un espacio sorprendentemente amplio de cuero y madera. Habia una chimenea, alfombras y una escalera que llevaba al otro piso. Detras de la sala estaba el comedor y un paso que llevaba a una cocina que parecia muy grande. En un costado estaba el despacho. Todo era perfecto. Debajo de la escalera habia estanterias con libros, armarios en los rincones, baldas, colores acogedores y una verdadera sensacion de hogar.

– Es preciosa -dijo ella-. Perfecta y sorprendente. Me habria imaginado un piso por todo lo alto.

– Mire algunos -Reid se encogio de hombros-, pero vi esto y lo compre al instante. Era vieja, asi que la vaciamos y volvimos a construirla entera.

– ?En plural? -Lori hizo un esfuerzo para disimular los celos-. A ver si lo adivino. Alta, rubia, grandes pechos y del sur…

Reid se acerco a ella y la beso.

– Crees que lo sabes todo, pero te equivocas. Mi decorador era un hombre y no me acoste con el.

?Un hombre? A Lori le gusto saberlo.

– Antes de que lo preguntes -Reid le paso los dedos entre el pelo-, no traigo mujeres aqui. Es mi refugio. Eres la primera.

Si no hubiera estado enamorada de el, esa declaracion lo habria conseguido. Contuvo el aliento sin saber que decir. Unos golpes en la puerta la salvaron de hacer una confesion.

Reid la solto y fue a abrir al repartidor. Le pago, y se dirigio a la cocina con dos bolsas.

– Marsala de pollo, pasta, ensalada y una tarta muy decadente de postre -le aclaro el-. Me decidi por el chocolate porque se que te vuelve loca -sonrio-. Intento seducirte. ?Que tal estoy haciendolo por el momento?

Era el hombre mas guapo que habia visto en su vida, pero eso ya le daba igual. La atraccion fisica seguia siendo tan fuerte como siempre, pero ese no era el motivo de que estuviera alli. Estaba alli por el. No la habia seducido con su cuerpo, la habia seducido con su alma. El hombre que llevaba dentro, el ser humano, habia entonado una melodia irresistible.

Fue hasta el, tomo las bolsas y las dejo en la encimera. Luego, lo beso.

– No necesito chocolate si te tengo a ti -susurro ella.

– Esta noche, tendras las dos cosas. Muy parecido al paraiso, ?no?

– Mas de lo que te imaginas -contesto ella con una sonrisa.

– Voy a cortarte un sandwich en trocitos y te los dare -dijo Reid con una sonrisa-. Luego, te leere un rato.

– No haras tal cosa -Gloria lo miro con el ceno fruncido-. Estare reponiendome de una cadera rota, pero todavia puedo tirarte algo a la cabeza.

– ?Crees que me alcanzarias? Dudo de tu punteria.

– ?De donde crees que has heredado tu destreza para lanzar pelotas? -Gloria hizo una mueca como si intentara contener una sonrisa-. Esta manana estas de buen humor. ?Por que?

Porque, por primera vez, su vida marchaba sobre ruedas. Desde que se habia lesionado el hombro y habia tenido que retirarse, se preguntaba que podia hacer con su vida. El beisbol habia sido su mundo. Por fin, tenia alguna posibilidad.

– Estoy en paz con el universo -bromeo el-. Tengo tranquilidad de espiritu.

– Eres un pelmazo -Gloria puso los ojos en blanco-, pero me aguantare. Constituir esa fundacion ha sido una decision acertada.

El no necesitaba su beneplacito, pero le gusto oirlo.

– Eso creo.

– No me gustan las entrevistas. Has humillado a toda la familia.

El penso que ningun cambio era perfecto, acerco una silla y se sento.

– Es necesario y es el precio que tengo que pagar para transmitir mi mensaje.

Gloria se sento en la cama. Llevaba dos semanas vistiendose y peinandose. Llevaba ropa de andar por casa, no la ropa elegante de costumbre, pero tenia casi el mismo aspecto que siempre. Habia desaparecido la mujer fragil y desvalida de hacia un par de meses.

– Estas recuperandote -reconocio el-. Me alegro.

– O me recuperaba o me moria -replico su abuela-. Lori me atosigo, pero hizo bien -Gloria entrecerro los ojos-. Se que estas viendola.

A el no le extrano. No lo habian disimulado.

– Efectivamente.

– ?Es algo formal?

– No voy a comentar mi vida privada contigo.

– ?Por que? Soy tu abuela.

– Se muy bien cual es nuestra relacion -Reid sonrio-. Llevas casi toda mi vida siendo mi abuela.

– Eres tremendamente insoportable -Gloria suspiro.

– Encantador. Querias decir encantador.

– No. Quiero hablar de Lori.

– Cotillear.

– Quiero saber que estas haciendo con ella.

El supo que se referia a la relacion sentimental, no la sexual, pero, en cualquier caso, no iba a hablar. Tenia un par de motivos. Era juicioso que Gloria no entrara en sus asuntos personales. Ademas, no sabia que contestar.

Sabia que Lori le importaba mucho. No queria pensar en sus sentimientos ni definirlos, pero los tenia. Cada vez mas intensos. Se sentia bien con ella y la echaba de menos cuando no estaba. Por el momento, eso era suficiente.

– Reid. Te he hecho una pregunta -insistio su abuela.

– Lori es aparte.

– Podria decirte lo mismo.

– Se que la aprecias y yo tambien.

– Yo no voy a romperle el corazon -puntualizo Gloria-.Tu podrias hacerlo.

– No voy a hacerlo -replico Reid sinceramente-. Ademas, ?como sabes que no sera ella la que me haga dano a mi?

Su abuela no dijo nada, se limito a mirar por la ventana como si supiera algo que no queria decirle. ?Habian hablado Lori y ella?

– He oido decir que has recibido llamadas sobre donaciones -comento Gloria antes de que el pudiera decir algo-. ?Que tal va eso?

– Bien. Todavia no hay ninguna compatible. No va a ser facil encontrar sangre para Madeline, pero hay posibilidades. La buena noticia es que un hombre que se dano gravemente el higado en un accidente va a recibir uno nuevo. Se ha salvado una vida.

– ?Te compensa? -pregunto Gloria-. He visto las entrevistas. Tienen que ser un mal trago para ti.

Si le parecia que la humillacion publica en television por su rendimiento sexual era «un mal trago», entonces tenia razon.

– Me compensa -respondio el-. Aunque no se hubiera salvado ninguna vida. La gente tiene que donar, y yo se lo recuerdo.

Su abuela alargo mano. El se inclino y la agarro.

– Estoy orgullosa de ti.

– Gracias.

Por algun motivo que no podia explicar, esas palabras le importaron mucho.

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