Maggie le lanzo una mirada a Liz. La asistenta social habia estado intentando calmar los miedos de Liz sobre el examen medico, pero Liz estaba muy nerviosa. No queria que nada interfiriera con el proceso de adopcion. Queria llevarse a Natasha a casa.
Mientras el medico firmaba los certificados, Liz le puso a Natasha su camisa y su jersey. La nina estaba muy despierta y contenta y se reia mientras Liz le hacia cosquillas en los pies.
– Has sido muy buena -le susurro Liz mientras la tomaba en brazos-. ?Ves? El doctor no da miedo. Ha dicho que estas muy sana y eso esta muy bien.
Maggie recogio los certificados y acompano a Natasha y a Liz al pasillo.
– Tu eres la ultima de todos los padres de hoy -le dijo-. Hasta el momento, todo va muy bien para vosotras dos. Estoy muy contenta.
– ?Normalmente hay problemas? -pregunto Liz, mientras caminaban hacia la guarderia.
– Puede haberlos. Si el nino tiene algun problema medico, las cosas se pueden ralentizar. Otras veces, es posible que facilite la adopcion, pero no todos los padres estan dispuestos a responsabilizarse de esa carga. Despues, hay que resolver el asunto de la burocracia, la vista en el juzgado, ese tipo de cosas. Pero yo auguro un camino facil para ti y para Natasha.
Liz lo esperaba con todas sus fuerzas. Todavia estaba luchando contra el desfase horario y en aquel momento tenia que anadir una noche de insomnio al estres. No habia sido culpa de la nina, que no le habia dado ni un solo problema. Era ella misma la que se habia mantenido despierta, preocupandose y comprobando que Natasha estuviera bien. David se habia quedado con ella hasta el amanecer y aunque Liz habia conseguido dormitar un poco en sus brazos, no se sentia descansada en absoluto.
Sin embargo, pensar en David y en lo amable que habia sido le producia un cosquilleo en el estomago. No estaba segura de por que se habria molestado en quedarse con ella, pero le estaba muy agradecida.
– Entonces, ?cual es el siguiente paso? -le pregunto a Maggie.
– Papeleo -respondio la asistenta social con una suave carcajada-. Hay que conseguir cientos y cientos de papeles. En vuestro caso, Natasha fue abandonada en las escaleras del orfanato. No habia ninguna carta en la que sus padres dijeran que la abandonaban, asi que tenemos una carta del orfanato diciendo que fue abandonada incondicionalmente.
– ?Y eso es un problema?
– En absoluto. Eso es lo que ocurre casi todo el tiempo.
Liz apreto suavemente la mano de Natasha.
– Yo nunca te dejare -le susurro-. Pase lo que pase.
Maggie se dirigio hacia la guarderia.
– Lo siguiente sera la vista en el juzgado. Aunque el juez tenga la opcion de hacer esperar diez dias a los padres adoptivos para darles el certificado de adopcion, normalmente esa norma no se aplica. Despues de la vista, iremos a la embajada norteamericana, donde os haran una breve entrevista. Alli os daran los visados para los ninos y todos nos iremos a casa.
Parecia muy sencillo.
– ?Y cuando se convierten los ninos en ciudadanos estadounidenses? ?Hay algun periodo de espera?
– No. En cuanto los ninos llegan legalmente al pais, son ciudadanos estadounidenses. Lo cual facilita mucho las cosas.
Liz le beso las mejillas a Natasha.
– Tendremos que comprar una bandera para tu habitacion.
– Buena idea. ?Oh! Ya estamos aqui.
Maggie entro en la guarderia y sostuvo la puerta para que Liz pasara.
– Voy a poner el certificado medico en su expediente -le dijo-. Os vere mas tarde.
– Muchas gracias por todo -le dijo Liz.
– Solo estoy haciendo mi trabajo.
Liz se acerco a la ventana de la guarderia y miro a la calle. Era una tarde preciosa de junio. Soleada y calida.
– ?Quieres jugar fuera? -le pregunto a la nina.
Habia otros ninos corriendo por el cesped del jardin. Unos cuantos voluntarios estaban sentados con los ninos mas pequenos y los bebes.
De camino hacia el jardin, se detuvo en el mostrador.
– ?Ha venido Sophia? -le pregunto a la recepcionista.
– No. No ha venido hoy.
– Vaya. Me dijo que vendria a verme hoy.
– Los planes cambian, sobre todo los de los voluntarios mas jovenes.
– Esta bien. Gracias.
Liz salio a la calle y miro a su alrededor. Vio a los Winston y se acerco a ellos. Los tres estuvieron hablando de sus hijos y jugando con ellos hasta que llego la hora de marcharse.
El viaje al hotel fue corto, pese a que el trafico era cada vez mas intenso. Cuando el taxi paro frente al hotel, Liz pago al taxista y salio a la acera. Natasha apenas se movio.
– Lo estamos haciendo muy bien -le susurro Liz al bebe-. Hemos estado juntas casi veinticuatro horas y hemos evitado cualquier tipo de crisis. Yo voto porque sigamos asi. ?Que te parece, carino?
Natasha se movio un poco, bostezo y volvio a dormirse.
Liz sonrio y sintio que se le llenaba el alma de amor. Su hija, penso felizmente, mientras miraba a un lado y otro de la calle, antes de cruzar. Su propia hija. Las dos serian…
– ?Es usted americana?
Sorprendida, Liz se volvio hacia el hombre que se lo habia preguntado. No lo habia oido acercarse. Era alto y delgado, con los ojos oscuros y los dientes sucios. Instintivamente, Liz se alejo de el un par de pasos.
– ?Que?
– Americana.
El hombre dijo algo mas, pero ella no lo entendio. Dio otro paso atras.
La acera estaba abarrotada y se choco con alguien. Se dio la vuelta y el hombre se acerco mas.
– ?Que quiere? -le pregunto Liz. No le gustaba nada su aspecto sucio ni su olor. Entonces, se dio cuenta de que no le importaba nada lo que quisiera. Miro a ambos lados y cruzo la calle corriendo.
– ?Espere! -le dijo el hombre, mientras la seguia. Continuo hablando, pero entre el ruido del trafico y su fuerte acento ruso, Liz no entendio lo que le estaba diciendo.
– Dejeme en paz.
El dijo algo mas, pero lo unico que ella entendio fue que iba a llevarse a la nina.
Tuvo un ataque de panico y agarro a Natasha con fuerza, apretandola un poco mas contra el pecho.
– ?Que ha dicho?
En vez de responder, el hombre alargo los brazos hacia Natasha.
Liz grito y aquello desperto a la nina. Natasha se puso a llorar, pero incluso asi, el hombre no se rindio.
Liz se dio la vuelta y corrio hacia la entrada del hotel, esquivando a la gente que iba por la acera. Fue directamente hacia la recepcion del hotel y le grito al hombre que estaba alli.
– ?Quieren llevarse a mi hija! ?Ayudeme!
Capitulo 6
David estaba revisando unos documentos cuando sono el telefono de su despacho.
– ?Si?
– Tiene una llamada, senor Logan. Una tal Liz Duncan. Ha dicho que era muy importante.
David le pidio a su secretaria que le pasara la llamada inmediatamente.
– ?Liz?
– ?Oh, David, gracias a Dios que estas en la oficina!