– Sabes que solo lo soporto porque deseo su bonito cuerpo. ?Lastima que sea hetero! -le dijo a Georgie.
– Eres demasiado exigente para desearlo -replico ella.
– Vuelve a mirarlo -contesto Trev con sequedad.
No era justo. Bram deberia estar muerto por sus excesos, pero el escualido cuerpo que ella recordaba de
– Ahora hace ejercicio -intervino Trev con un susurro exagerado, como si estuviera divulgando un jugoso escandalo.
– Bram no ha hecho ejercicio ni un solo dia de su vida -replico Georgie-. Consiguio sus musculos vendiendo lo que le quedaba de su alma.
Bram sonrio y volvio su cara de angel malo hacia Georgie.
– Cuentame algo mas sobre ese plan tuyo de recuperar tu orgullo casandote con Trev. No es tan interesante como la conversacion del vello pubico, pero…
Georgie apreto las mandibulas.
– Te juro por Dios que si le cuentas algo de esto a alguien…
– No lo hara -contesto Trevor-. Nuestro Bramwell nunca se ha interesado por nadie que no sea el mismo.
Eso era cierto. Aun asi, Georgie no soportaba saber que el habia oido algo tan sumamente humillante para ella. Bram y Georgie habian trabajado juntos desde que el tenia diecisiete anos hasta que cumplio veinticinco. A los diecisiete, su egocentrismo era inconsciente, pero conforme su fama crecia, Bram se volvio mas y mas irresponsable de una forma deliberada. No costaba mucho darse cuenta de que, con el tiempo, se habia vuelto todavia mas cinico y egocentrico.
Bram flexiono una rodilla.
– ?No eres un poco joven para haber renunciado al amor verdadero?
Georgie se sentia como si tuviera cien anos. Su matrimonio de cuento de hadas habia fracasado poniendo punto final a sus suenos de tener una familia propia y un hombre que la quisiera por si misma y no por lo que pudiera hacer por la carrera de el. Georgie volvio a ponerse las gafas de sol mientras sopesaba el peligro que suponian los chacales que merodeaban en el exterior frente al peligro de la bestia que tenia delante.
– No pienso hablar contigo de este tema.
– Dejalo ya, Bram -intervino Trevor-. Ha tenido un ano muy duro.
– Las desventajas de ser adorada -replico Bram.
Trev resoplo.
– Nada de lo que tu tendras que preocuparte nunca.
Bram cogio el coctel abandonado de Georgie, bebio un sorbo y se estremecio al notar su sabor.
– Nunca he visto al publico tomarse de una forma tan personal el divorcio de una celebridad. Me sorprende que ninguno de tus enloquecidos fans se haya autoinmolado a lo bonzo.
– La gente se siente como si fuera familia de Georgie -comento Trevor-. Crecieron con Scooter Brown.
Bram dejo el vaso.
– Tambien crecieron conmigo.
– Pero Georgie y Scooter son basicamente la misma persona, mientras que tu y Skip no lo sois.
– ?Gracias a Dios! -Bram se levanto de la tumbona-. Todavia odio a aquel nino pijo y gilipollas.
Sin embargo, Georgie queria a Skip Scofield. Todo en el le encantaba. Su gran corazon, su lealtad, la forma en que intentaba proteger a Scooter de la familia Scofield. La forma en que, al final, se enamoro de su ridicula cara redonda y su boca de goma elastica. Le gustaba todo salvo el hombre en que Skip se convertia cuando las camaras dejaban de rodar.
Los tres habian vuelto a caer en sus viejos patrones de conducta: Bram atacandola y Trevor defendiendola. Pero ella ya no era una nina y tenia que defenderse a si misma.
– Yo no creo que odies a Skip. Creo que siempre quisiste ser Skip, pero estabas tan lejos de conseguirlo que fingias despreciarlo.
Bram bostezo.
– Quiza tengas razon. Trev, ?estas seguro de que nadie se ha dejado algo de hierba por aqui? ?Ni siquiera un cigarrillo?
– Estoy seguro -contesto Trevor al mismo tiempo que sonaba el telefono-. No os mateis mientras lo cojo.
Trevor entro en la casa.
Georgie queria castigar a Bram precisamente por ser quien era.
– Hoy podria haber muerto arrollada. Gracias por nada.
– Estabas manejando la situacion tu solita. Y sin papaito. ?Eso si que ha sido una sorpresa!
Georgie lo miro con desprecio.
– ?Que quieres, Bram? Los dos sabemos que no has aparecido por accidente.
El se levanto, se acerco a la barandilla y miro hacia la playa.
– Si Trev hubiera sido tan estupido como para aceptar tu estrafalaria oferta, ?que habrias hecho con tu vida sexual?
– Como que eso es algo que voy a discutir contigo.
– ?Quien mejor que yo para contarselo? -contesto el-. Yo estuve alli en el primer momento, ?te acuerdas?
Georgie no podia soportarlo ni un segundo mas, asi que se volvio hacia los ventanales.
– Solo por curiosidad, Scoot… -dijo el a su espalda-. Ahora que Trev te ha rechazado, ?quien es el siguiente candidato para ser el senor de Georgie York?
Ella estampo en su cara una sonrisa burlona y se volvio hacia Bram.
– ?Que amable eres al preocupar a esa demoniaca cabezota tuya por mi futuro cuando tu propia vida es un autentico desastre!
La mano le temblaba, pero la sacudio esperando que resultara un gesto gracioso y desenfadado, y entro en la casa. Trev acababa de colgar el auricular, pero ella estaba demasiado agotada para hacer otra cosa salvo pedirle que, al menos, considerara su propuesta.
Cuando llego a Pacific Palisades, estaba tan tensa que le dolia todo. Ignoro al fotografo que habia aparcado en la entrada de su jardin y tomo el estrecho camino que serpenteaba hasta una sencilla casa de estilo mediterraneo que podia haber cabido en la piscina de su anterior vivienda. No se habia sentido capaz de quedarse en la casa que Lance y ella habian compartido. Esta la alquilaba con muebles demasiado voluminosos para lo pequenas que eran las habitaciones y techos demasiado bajos para lo gruesas que eran las vigas de madera, pero a ella todo eso no le importaba tanto como para buscar otra casa.
Abrio la ventana del dormitorio y fue a escuchar el contestador del telefono.
«Georgie, he visto el estupido articulo y…»
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«Georgie, lo siento muchisimo…»
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«El es un gilipollas, carino, y tu eres…»
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Sus amigas tenian buenas intenciones, al menos la mayoria, pero su interminable compasion la asfixiaba. Para variar, desearia ser ella quien ofreciera consuelo en lugar de tener que recibirlo siempre.
«Georgie, llamame enseguida. -La voz seca de su padre lleno la habitacion-. En el ultimo ejemplar de
«Demasiado tarde, papa.»