Y luego Dallie cogio la cabeza de Teddy, lo estrecho contra su pecho, y le beso directamente al lado de su oreja.

Teddy se quedo quieto, sin decir nada durante unos segundos, simplemente acostumbrandose a la sensacion de una mejilla rasposa contra la suya en lugar de una lisa.

– ?Dallie?

– ?Uh-huh?

Teddy enterro la boca en el cuello de la camisa de Dallie y las palabras salieron amortiguadas.

– Creo…yo creo que tu eres mi verdadero papa, ?verdad?

Dallie se quedo callado un momento, y cuando finalmente hablo sono como si su garganta se cerrara, tambien.

– Puedes apostar que lo soy, hijo. Puedes apostarlo.

Mas tarde, Dallie y Teddy salieron al pasillo para afrontar a su mama juntos.

Excepto que esta vez, cuando ella vio como Teddy abrazaba a Dallie, fue ella quien comenzo a llorar, y antes de darse cuenta, su mama lo abrazaba y Dallie la abrazaba, y los tres estaban abrazados alli, en medio del pasillo de la oficina de seguridad de la Estatua de la Libertad, llorando como un punado de bebes.

Epilogo

Dallie estaba sentado en el asiento de pasajeros de su Chrysler New Yorker, con la visera de su gorra inclinado sobre sus ojos para bloquear el sol de la manana, mientras la senorita Pantalones de Lujo adelantaba dos coches y un autobus Galgo en menos tiempo que tardaban la mayoria de la gente en decir amen. Maldita sea, le gustaba como conducia un coche.

Un hombre podia relajarse con una mujer como ella detras del volante porque sabia que tenia media posibilidad de llegar a su destino antes de que sus arterias endurecieran de vejez.

– ?Vas a decirme donde me llevas? -pregunto el.

Cuando ella le habia sacado de la casa antes de tomarse un cafe, no habia protestado demasiado porque tres meses de vida de casados le habian ensenado que era mas conveniente acompanar a su pequena y bella esposa que pasar la mitad el tiempo discutiendo con ella.

– Te llevo al viejo vertedero. Si puedo encontrar el camino.

– ?El vertedero? Ese lugar ha estado cerrado durante los ultimos tres anos. No hay nada alli.

Francesca giro a la derecha en un camino de asfalto viejo.

– Eso es lo que la Senorita Sybil dijo.

– ?La Senorita Sybil? ?Que tiene ella que ver con todo esto?

– Ella es una mujer -contesto Francesca misteriosamente-. Y entiende las necesidades de una mujer.

Dallie decidio que el mejor curso de accion en una situacion como esta era no hacerle mas preguntas, solamente dejar a los acontecimientos tomar su curso natural.

El sonrio abiertamente y se inclino la visera de su gorra un poco mas abajo. ?Quien hubiera pensado alguna vez que estar casado con la senorita Pantalones de Lujo seria tan divertido? Su vida marchaba aun mejor de lo que habia esperado.

Francie lo habia arrastrado a la Costa Azul para una luna de miel que habia sido mas o menos los mejores momentos de su vida, y luego habian venido a Wynette a pasar el verano.

Durante el ano escolar, habian decidido hacer su base de operaciones en Nueva York porque era el mejor lugar para Teddy y Francie. Cuando Dallie jugara en los torneos mas grandes este otono, podria colgar su ropa mas o menos en cualquier parte. Y siempre que estuvieran aburridos, podrian pasar una temporada en una de las casas que tenia dispersadas por todo el pais.

– Tenemos que estar en Wynette en exactamente cuarenta y cinco minutos -dijo ella-. Tienes una entrevista con ese reportero de Sports Illustrated, y yo tengo una teleconferencia prevista con Nathan y mi gente de produccion.

Ella no parecia lo bastante mayor para saber algo sobre teleconferencias, y personal de produccion. Su pelo estaba tirante en una cola de caballo que la hacia parecer como si fuera una quinceanera, y llevaba puesto un top elastico blanco con una pequena falda vaquera que el habia comprado para ella porque sabia que no la cubriria mucho de su bonito trasero.

– Pense que ibamos al campo de practicas -dijo el-. No te ofendas, Francie, pero tienes que seguir mejorando tu swing.

Que era un modo cortes de decirlo. Ella tenia el peor swing que hubiera visto jamas en una persona, hombre o mujer, pero disfrutaba tanto teniendola agarrada por detras para mostrarle los movimientos que actuaba como si mejorara.

– No veo como mi swing va a mejorar alguna vez si me dices tantas cosas diferentes -se quejo ella-. Levanta la cabeza, Francie. Muevete hacia el lado izquierdo, Francie. Flexiona las rodillas, Francie. Francamente, nadie en su cabeza podria recordar todo eso. No me extrana nada que no puedas ensenar a Teddy a manejar un bate de beisbol. Lo haces todo muy complicado.

– Ahora, no me digas que te preocupa que nuestro hijo juegue al beisbol. Deberias saber que los deportes no lo son todo, especialmente cuando mi hijo tiene mas cerebro en su cabeza que todos los muchachos de la liga de Wynette juntos.

Por lo que a Dallie concernia, Teddy era el mejor nino del mundo, y no lo cambiaria por todos los ninos deportistas de America.

– Hablando de practicar el swing -comenzo ella-. Con el Campeonato del PGA en la vuelta por la esquina…

– Uh-oh.

– Mi amor, no digo que tuvieras problemas con tus hierros largos la semana pasada. Afortunadamente, ganaste el torneo, asi que no podia haber sido un verdadero problema. De todos modos pense que tal vez querrias pasar unas horas practicando despues de la entrevista para ver si seguimos mejorando un rato.

Le echo un vistazo, dirigiendole una de aquellas miradas suaves, inocentes que no le enganaron ni un poquito.

– Yo ciertamente no espero que ganes el PGA -continuo ella-. Ya has ganado dos titulos este verano, y no tienes que ganar cada torneo, pero…

Su voz se apago, como si pensara que ya habia dicho bastante. Mas que bastante. Una cosa que habia descubierto sobre Francie era que ella era mas o menos insaciable cuando de ganar titulos de golf se trataba.

Ella balanceo el New Yorker por el estrecho camino de asfalto y en una senda de tierra que probablemente no habia sido usado por nadie desde los apaches. El viejo vertedero de Wynette estaba a mas o menos medio kilometro en sentido contrario. La mitad de la diversion de estar con Francie era verla improvisar.

Ella cogio el labio inferior entre los dientes y fruncio el ceno. -El vertedero deberia estar por aqui en alguna parte, aunque creo que en realidad no importa.

El cruzo los brazos sobre el pecho y fingio que dormia.

Ella sonrio tontamente.

– No podia creer que Holly Grace se presentara en el Roustabout anoche con un vestido de premama… apenas esta de tres meses. Y Gerry no tiene absolutamente ninguna idea de como comportarse en un honky-tonk. Se paso la tarde entera bebiendo vino blanco y hablandole a Skeet sobre las maravillas del parto natural.

Francesca volvio a girar en el camino.

– No creo que Holly Grace hiciera bien trayendo a Gerry a Wynette. Ella queria que llegara a conocer mejor a sus padres, pero la pobre Winona estaba absolutamente aterrorizada de el.

Francesca volvio a mirar a Dallie y vio que fingia dormir.

Sonrio.

Era seguramente lo mejor. Dallie todavia no era absolutamente racional sobre la persona de Gerry Jaffe. Desde luego, ella no habia sido tampoco racional durante un tiempo. Gerry nunca deberia haber implicado a Teddy en sus reivindicaciones, no importa cuanto le hubiera pedido su hijo participar.

Desde el incidente en la Estatua de la Libertad, Dallie, Holly Grace y ella, habian decidido no dejar a Gerry y Teddy solos durante mas de cinco minutos.

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