aunque ella opine lo contrario.
– Yo tampoco, Maybel -rio Rosamund-. Mi hija valora demasiado la buena vida como para retirarse a un convento. Dile a Edmund que vaya hoy mismo a Otterly en busca de Tom, y asegurate de que atiendan al mensajero del conde como es debido.
– No hace falta que me lo recuerdes -refunfuno Maybel mientras se dirigia a buscar a su marido. Por suerte, Rosamund habia decidido recurrir a su primo para resolver el asunto. Tom Bolton sabria exactamente que hacer.
Dos dias mas tarde, lord Cambridge llego de Otterly.
– ?Cual es la emergencia? ?Los ninos estan bien? ?Donde esta tu valiente escoces, querida prima?
– Logan esta en Claven's Carn, fortificando las defensas. La frontera se ha vuelto muy peligrosa desde que la reina Margarita se fue de Escocia. Los ninos se encuentran bien. La que esta en problemas es Philippa, Tom. Necesito con urgencia tus sabios consejos. Giles FitzHugh se ordenara sacerdote.
– ?Dios y Maria Santisima! Asi que ahora nuestra pequena esta sola, abandonada y sin candidatos a la vista. Semejante comportamiento no es digno de un caballero. Al menos, Giles debio comunicarnos sus planes antes. Ah, los hombres de la Iglesia son tan desconsiderados. Lo unico que parece importarles es Dios y amasar una gran fortuna.
– Al tio Richard no le gustaria escuchar lo que acabas de decir -bromeo Rosamund, pero enseguida se ensombrecio-. ?Que debo hacer? Se que tengo que buscarle marido a mi hija, pero ?lo conseguire? Giles era el hijo de un conde. ?Como haremos para encontrar un partido similar? Ademas, Philippa amenaza con hacerse monja.
Thomas Bolton fue presa de un ataque de risa; rio hasta que las lagrimas rodaron por sus mejillas y mojaron su elegante jubon de terciopelo.
– ??Philippa quiere tomar los habitos?! De todas tus hijas, querida prima, Philippa siempre fue mi mejor discipula. Su conocimiento de las piedras preciosas es asombroso, incluso es mejor que el mio. ?Como podria soportar las asperas vestiduras monacales si exige que las enaguas esten forradas en seda para que no se le irrite su delicada piel? Debe volver a casa cuanto antes, hasta que este infame episodio se olvide. Enviale ya mismo un mensaje a la reina para que ordene el regreso de Philippa. Catalina lo entendera de inmediato y le ofrecera retomar su puesto en la corte dentro de un tiempo, cuando los animos se hayan calmado. Mientras tanto, pensare en posibles candidatos para nuestra pequena. Ya esta en edad de casarse y si dejamos que el tiempo pase, tal vez se quede soltera.
– Estoy de acuerdo contigo, Tom. Cuando Logan se entere del problema, empezara a proponer a cada uno de los hijos de sus amigos.
– Ningun escoces sera un buen marido para Philippa -repuso Tom Bolton, sacudiendo la cabeza- Ella esta demasiado fascinada con la corte del rey Enrique. Es mas inglesa que tu, si eso es posible, mi adorada prima.
– Es cierto, primito. Por eso te ruego que me ayudes a encontrarle una nueva pareja. Sabes cuan obstinado puede ser Logan cuando se le mete una idea en la cabeza.
– Hay que impedir que tu valiente escoces se entrometa en esta cuestion. No temas, se como manejar a Logan Hepburn.
– Lo se, Tom -rio Rosamund- y tambien se que Logan se enfadaria si se enterara de esta desgracia.
– Bien, ten la certeza de que no le dire nada -dijo guinandole un ojo-. Mientras tanto, ?que podemos esperar de la reina ademas de sus bien intencionadas promesas de buscarle otro candidato? Yo no dejaria el asunto en sus manos, prima.
– Comparto tu opinion. Sin embargo, creo que si traemos a Philippa de vuelta a casa, la situacion sera aun mas dificil de resolver. A menos que la reina decida enviarla a Friarsgate, deberiamos dejarla donde esta. Ya no es una nina: tiene que aprender a enfrentar las dificultades que se le iran presentando en la vida. Ciertamente, esta no sera la ultima desilusion que sufra. La futura dama de Friarsgate debe ser una mujer fuerte y capaz de defender sus tierras.
– La corte es un mundo muy distinto del nuestro -suspiro lord Cambridge-. Ahora prefiero los frios inviernos de Cumbria a los placeres de la corte. Me asombra que alguna vez me haya gustado esa forma de vida. Aunque, si te parece mejor que la pobre Philippa permanezca alli, seguiremos el dictado de tus instintos maternales.
– No me digas que finalmente te encarinaste con Otterly. ?Acaso tambien disfrutas de la vida tranquila? -se burlo Rosamund.
– Bueno -respondio malhumorado-, ya no soy tan joven como antes, prima.
– No digas tonterias. Estoy segura de que Banon te mantiene bien ocupado. Siempre fue muy vivaz.
– Tu segunda hija es una nina deliciosa. Desde que vino a vivir con nosotros el ano pasado, la casa se ha colmado de alegria. Me sorprendio que quisiera mudarse conmigo, Rosamund. Pero, como bien me lo senalo Banon, si algun dia se convertira en la dama de Otterly, debe conocer todos los detalles de la propiedad y su funcionamiento. Es una joven muy inteligente. Algun dia, tendremos que encontrarle un marido digno de ella.
– Pero antes ocupemonos de los problemas de Philippa -le recordo Rosamund-. Estamos de acuerdo en que ella se quedara en la corte, a menos que Catalina decida enviarla a Friarsgate. Agradeceremos a la reina su ofrecimiento, y le diremos que nosotros nos encargaremos de buscarle marido a Philippa; aunque, por supuesto, el candidato debera contar con la bendicion de Sus Majestades. Thomas Bolton sonrio con picardia.
– No has perdido la mano, querida. Si, dile todo eso. Es perfecto. Recuerda enviarle mi carino a Philippa cuando le escribas. Ahora que he resuelto todos tus problemas, primita, alimentame que tengo un hambre feroz. ?Que me ofreceras? ?No pensaras conformarme con un guiso de conejo? ?Quiero carne de vaca!
– Se hara tu voluntad, mi querido Tom.
Rosamund estaba concentrada en la carta que escribiria a su hija para consolarla y aconsejarla. No sabia que tono adoptar: no queria mostrarse severa ni demasiado sentimental, ambas actitudes le parecian contraproducentes. No seria nada facil redactar esa carta.
Algunos dias mas tarde, cuando Philippa Meredith recibio la misiva de su madre, no se conmovio en lo mas minimo, ni tampoco se sintio reconfortada por sus palabras. En un arranque de indignacion, arrojo el pergamino a un lado.
– ?Friarsgate! ?Siempre la misma historia de Friarsgate! -grito irritada.
– ?Que dice tu madre? -pregunto Cecily FitzHugh con temor.
– Me aconseja algo ridiculo. Dice que la desilusion es parte de la vida y que debo aprender a aceptarla. Que el convento no es la solucion para mis problemas. Dime, ?cuando dije yo semejante cosa, Cecily? No soy el tipo de mujer que toma los habitos.
– Pero hace unas semanas decias que querias ser monja -respondio Cecily-. Incluso mencionaste a unas tias religiosas. Por supuesto que a todos nos parecio una idea ridicula.
– ?Ah! Asi que todo el mundo se ha estado riendo a mis espaldas. ?Y yo que te consideraba mi mejor amiga!
– ?Soy tu mejor amiga! Aunque ultimamente has estado muy melodramatica. ?Que mas dice tu madre que te ha enfurecido tanto?
– Que me encontrara otro marido. Uno que me aprecie y me ayude con su sensatez a ser la dama de Friarsgate. ?Dios mio! Yo no quiero ocuparme de Friarsgate, Cecily. No quiero volver a vivir en Cumbria nunca mas. Deseo quedarme en la corte para siempre. Aqui esta el centro del universo. Moriria si me obligaran a regresar. ?Yo no soy mi madre! -exclamo con dramatismo-. ?Recuerdas nuestra primera Navidad como damas de honor?
– Claro que si. La Llamaron la Navidad de las Tres Reinas en honor a Catalina, Margarita y su hermana, Maria. Hacia anos que no se encontraban las tres juntas, fue maravilloso. Cada dia habia un festejo diferente.
– El cardenal Wolsey tuvo que darle a la reina Margarita doscientas libras para que pudiera comprar sus regalos de Ano Nuevo. La pobre quedo casi en la ruina cuando debio huir de Escocia luego de que los lores desacataron el testamento del rey Jacobo y nombraron a Juan Estuardo, duque de Albany, como tutor del nino rey. Margarita no debio volver a casarse, y menos con el conde de Angus.
– Pero estaba enamorada -suspiro Cecily-, ademas el es muy apuesto.
– Ella lo deseaba con locura -repuso Philippa-. Era la heredera de la fortuna del rey, y resigno todo su poder y su autoridad solo para ser poseida por un hombre mas joven. El resto de los condes y lores no querian que los