– Se llama Gil Perez.

Capitulo 2

Hubo una epoca en la que a la profesora Lucy Gold, doctora en lengua y psicologia, le gustaban las horas de visita.

Era una oportunidad para hablar con los alumnos y llegar a conocerlos. Le gustaba que los mas callados, los que se sentaban al fondo con la cabeza baja y tomaban notas como si se tratara de un dictado, los que llevaban los cabellos en la cara como si fueran una cortina protectora, llamaran a su puerta, levantaran la cabeza y le contaran lo que pensaban.

Pero casi siempre eran los pelotas los que iban a verla, los que creian que sus notas dependian unicamente del entusiasmo que mostraran, que cuanto mas se hicieran ver mas alta seria su calificacion; como si ser extrovertido no estuviera ya suficientemente recompensado en este pais.

– Profesora Gold -dijo la chica llamada Sylvia Potter.

Lucy se la imagino de nina, en el instituto. Debia de ser la alumna insufrible que los dias de examen llegaba a la escuela gimoteando porque no sabia nada y acababa siendo la primera en entregarlo, despues de ser la primera en presentar su trabajo de sobresaliente, y de esas que utilizan el resto de la clase para revisar sus apuntes.

– Si, Sylvia.

– Hoy, cuando ha leido ese fragmento de Yeats, me ha conmovido mucho. Entre las palabras en si y la forma en que usted las declama, como si fuera una actriz profesional…

Lucy Gold estuvo a punto de decir: «Hazme un favor y preparame unos brownies», pero en cambio sonrio. Y no le fue facil. Miro el reloj y despues se sintio fatal por haber hecho eso.

Sylvia Potter era una alumna que se esforzaba mucho. Nada mas. Cada uno hace lo que puede para adaptarse y sobrevivir. El estilo de Sylvia probablemente era mas prudente y menos autodestructivo que el de la mayoria.

– Lo pase bien escribiendo ese articulo -dijo.

– Me alegro.

– Trataba de… bueno, de cuando fue mi primera vez, usted ya me entiende.

Lucy asintio.

– Tranquila, todos son confidenciales y anonimos.

– Si, ya.

Miro al suelo. Lucy se pregunto por que. Sylvia nunca hacia eso.

– Cuando haya terminado de leerlos todos -dijo Lucy- quiza podriamos hablar del tuyo si quieres. En privado.

Seguia con la cabeza gacha.

– ?Sylvia?

La voz de la chica sono muy baja.

– Vale.

El horario de visita habia terminado. Lucy deseaba irse a casa. Intento no parecer desinteresada cuando pregunto:

– ?Quieres hablar de el ahora?

– No.

Sylvia seguia cabizbaja.

– Bien, pues -dijo Lucy, mirando descaradamente el reloj-; tengo una reunion dentro de diez minutos.

Sylvia se puso de pie.

– Gracias por recibirme.

– Es un placer, Sylvia.

Parecia que Sylvia quisiera decir algo mas. Pero no lo hizo. Cinco minutos despues, Lucy estaba de pie junto a la ventana mirando hacia la explanada. Sylvia salio por la puerta, se seco las lagrimas, levanto la cabeza y se obligo a sonreir. Comenzo a cruzar el campus esquivando a la gente. Lucy vio que saludaba a algunos companeros, se unia a un grupo y se mezclaba con otros hasta convertirse en un punto borroso entre la masa.

Lucy se dio la vuelta. Se vio reflejada en el espejo y no le gusto lo que vio. ?Acaso la chica le estaba pidiendo ayuda?

«Probablemente, Lucy, y no le has hecho caso. Bien hecho, superestrella.»

Se sento a la mesa y abrio el cajon de abajo. El vodka estaba ahi guardado. El vodka estaba bien. No se podia oler.

La puerta del despacho se abrio. El hombre que entro llevaba los cabellos largos recogidos detras de las orejas y varios pendientes. Iba sin afeitar, a la moda, y era guapo al estilo «chico enrollado madurito». Llevaba la perilla canosa, un detalle que desvirtuaba su look, pantalones bajos que se sostenian apenas con un cinturon de tachuelas y un tatuaje en el cuello que decia: «Procrea a menudo».

– Hoy estas como un queso -dijo el chico, lanzando su mejor sonrisa en direccion a Lucy.

– Gracias, Lonnie.

– No, en serio, como un quesazo.

Lonnie Berger era su ayudante, a pesar de tener la misma edad que Lucy. Se habia quedado permanentemente atrapado en las redes de la educacion: sacarse otro titulo, rondar por el campus, con la senal delatora de la edad bajo sus ojos. Lonnie estaba mas que harto de la tonteria de lo politicamente correcto que reinaba en el campus en relacion con el sexo, y hacia lo que podia para poner a prueba sus limites y entrarle a todas las mujeres que se le ponian a tiro.

– Deberias ponerte algo que realzara tu escote; quizas uno de esos nuevos sujetadores Wonderbra -anadio Lonnie-. Asi los chicos te prestarian mas atencion en clase.

– Si, eso es precisamente lo que necesito.

– En serio, jefa, ?cuando fue la ultima vez que lo hiciste?

– Hace ocho meses, seis dias y… -Lucy miro el reloj- cuatro horas.

El se rio.

– Me tomas el pelo, ?no?

Ella se limito a mirarle.

– He impreso los diarios -dijo.

Los diarios confidenciales y anonimos.

Lucy daba una clase que la universidad habia bautizado como Razonamiento Creativo, una combinacion de trauma psicologico avanzado, escritura creativa y filosofia. A decir verdad, a Lucy le encantaba. Tarea actual: cada estudiante debia escribir sobre un suceso traumatico de su vida, algo que normalmente no contaria a nadie. No habia que firmarlo. No se calificaria. Si el alumno anonimo daba su permiso a pie de pagina, Lucy podria leer alguno en voz alta para la clase con el objetivo de discutirlo, siempre manteniendo al autor en el anonimato.

– ?Has empezado a leerlos? -pregunto.

Lonnie asintio y se sento en la silla que habia ocupado Sylvia hacia unos minutos. Apoyo los pies sobre la mesa.

– Lo de siempre -dijo.

– ?Mala literatura erotica?

– Yo diria mas bien porno suave.

– ?Que diferencia hay?

– Y yo que se. ?Te he hablado de mi nueva novia?

– No.

– Es una delicia.

– Ya.

– En serio. Es camarera. La tia mas enrollada con la que he salido hasta ahora.

– ?Y a mi me interesa por…?

– ?Celos?

– Si -dijo Lucy-. Sera eso. Dame los diarios, por favor.

Lonnie le entrego un punado. Los dos se pusieron a hojearlos. Cinco minutos despues, Lonnie meneo la cabeza.

– ?Que? -dijo Lucy.

– ?Cuantos anos tienen estos chicos? -pregunto Lonnie-. Veinte, ?no?

– Si.

– Y sus escarceos sexuales duran… ?cuanto? ?Dos horas?

Lucy sonrio.

– Una imaginacion activa.

– ?Aguantaban tanto los chicos cuando eras joven?

– Ahora no aguantan tanto -dijo ella.

Lonnie arqueo una ceja.

– Eso es porque estas muy buena. No pueden controlarse. En el fondo es culpa tuya.

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