– Ira no fue el unico que me ayudo.

– Lo se -dije-. Gil contribuyo. Ato a Margot. Y mi hermana tambien estuvo alli. Te ayudo a atraer a Margot al bosque.

Wayne entorna los ojos y separa un poco los dedos pulgar e indice.

– Todavia se te escapa una cosita de nada -dice-. Un secretito de nada que he guardado todos estos anos.

Contengo el aliento. El solo sonrie. Rompo el silencio.

– ?Que? -repito.

Se inclina hacia delante y susurra:

– Tu, Cope.

No puedo hablar.

– Estas olvidando tu papel en esto.

– Se lo que hice -digo-. Abandone mi puesto.

– Si, cierto. ?Y si no lo hubieras hecho?

– Te habria detenido.

– Si -dice Wayne, arrastrando la palabra-. Exactamente.

Espero algo mas. No dice nada.

– ?Esto es lo que querias oir, Wayne? ?Que me siento responsable en parte?

– No. No es tan sencillo.

– ?Entonces que?

Sacude la cabeza.

– No captas la idea.

– ?Que idea?

– Piensa, Cope. Cierto, abandonaste tu puesto. Pero tu mismo lo has dicho: yo lo tenia todo planificado.

Se rodea la boca con las manos y su voz es solo un susurro.

– Contestame a esto: ?como sabia yo que no estarias en tu puesto aquella noche?

Lucy y yo vamos en coche al bosque.

Ya he conseguido el permiso del sheriff Lowell, asi que el guarda de seguridad, sobre el que Muse me habia advertido, nos deja pasar enseguida. Paramos en el aparcamiento frente a los pisos. Es raro, pero ni Lucy ni yo habiamos vuelto alli en dos decadas. Evidentemente, entonces aquella urbanizacion no existia. Aun asi, despues de tanto tiempo, sabemos perfectamente donde estamos.

El padre de Lucy, su querido Ira, habia sido el dueno de aquella tierra. Habia llegado alli hacia muchos anos, sintiendose como Magallanes descubriendo un nuevo mundo. Probablemente Ira miro aquel bosque y sintio que estaba cumpliendo su sueno de toda la vida: un campamento, una comuna, un habitat natural libre de los pecados del hombre, un lugar de paz y armonia, todo, algo que fomentara sus valores.

Pobre Ira.

La mayor parte de los delitos que veo empiezan con algo pequeno. Una mujer hace enfadar a su esposo por algo intrascendente -donde esta el mando de la tele, una cena fria- y la cosa pasa a mayores. Pero en este caso, era todo lo contrario. Algo grande hizo rodar la bola. Al final, un asesino en serie desquiciado lo habia iniciado todo. La sed de sangre de Wayne Steubens habia sido el desencadenante.

Tal vez todos se lo pusimos facil de un modo u otro. El miedo termino por ser el mejor complice de Wayne. EJ Jenrette tambien me habia ensenado su poder: si metes miedo a la gente, logras que acepten lo que tu quieres. Aunque no habia funcionado en el caso de violacion contra su hijo. No habia podido asustar a Chamique Johnson. Tampoco habia podido asustarme a mi.

Tal vez porque a mi ya me habian asustado bastante.

Lucy lleva flores, pero no deberia haberlo hecho. En nuestra tradicion no colocamos flores en las tumbas. Colocamos piedras. Tampoco se para quien son las flores: para mi madre o para su padre. Probablemente para ambos.

Tomamos el antiguo sendero, que todavia existe, aunque esta un poco desdibujado, hacia el lugar donde Barrett encontro los huesos de mi madre. El hoyo donde ha yacido todos estos anos esta vacio. Los restos de cinta amarilla de la escena del crimen han volado con la brisa.

Lucy se arrodilla. Escucho el viento, me pregunto si oigo los llantos. No. No oigo nada mas que el hueco de mi corazon.

– ?Por que fuimos al bosque aquella noche, Lucy?

No me mira.

– Nunca habia pensado en ello. Todos se lo preguntaban. Todos se preguntaban como habia podido ser tan irresponsable. Pero para mi estaba claro. Estaba enamorado. Me habia escapado con mi novia. ?Que podia ser mas natural que esto?

Deposita las flores con esmero. Sigue sin mirarme.

– Ira no ayudo a Wayne Steubens aquella noche -digo a la mujer que amo-. Fuiste tu.

Oigo al fiscal en mi voz. Quiero que se calle y se vaya. Pero no se va.

– Me lo dijo Wayne. Los asesinatos estaban cuidadosamente planificados: ?como podia saber que yo no estaria en mi puesto aquella noche? Porque tu mision era hacer que no estuviera.

Veo que se encoge y se marchita.

– Por eso no podias enfrentarte a mi -digo-. Por esto te sientes como si rodaras colina abajo y no pudieras parar. No es porque tu familia perdiera el campamento o la reputacion o el dinero. Es porque ayudaste a Wayne Steubens.

Espero. Lucy baja la cabeza. Estoy de pie detras de ella. Esconde la cara entre las manos. Solloza. Le tiemblan los hombros. La oigo llorar y mi corazon se parte en dos. Doy un paso hacia ella. A la mierda, pienso. Esta vez el tio Sosh tiene razon. No necesito saberlo todo. No necesito destaparlo todo.

Solo la necesito a ella. Asi que doy este paso.

Lucy levanta una mano para detenerme. Se recupera poco a poco.

– No sabia lo que pensaba hacer -dice-. Me dijo que haria arrestar a Ira si no le ayudaba. Pense… pense que solo iba a asustar a Margot. A hacerle alguna broma estupida.

Se me forma un nudo en la garganta.

– Wayne sabia que nos separamos.

Asiente.

– ?Como lo supo?

– Me vio.

– A ti -digo-. No a nosotros.

Asiente otra vez.

– Encontraste el cadaver, ?no? El de Margot. Esa era la sangre de la que habla el diario. Wayne no hablaba de mi. Hablaba de ti.

– Si.

Pense en ello, en lo aterrada que debio de sentirse, en como debio de correr a ver a Ira, el panico que debio de sentir tambien Ira.

– Ira te vio manchada de sangre. Penso…

No habla. Pero ahora todo cobra sentido.

– El no nos habria matado a Gil ni a mi para protegerse -digo-. Pero era padre. Al final, por mucha paz, amor y comprension que predicara, Ira era ante todo un padre como cualquier otro. Y mato para proteger a su hijita.

Ella vuelve a sollozar.

Todos habian callado. Todos tenian miedo: mi hermana, mi madre, Gil, su familia y ahora Lucy. Todos eran igual de culpables, y todos habian pagado un precio terrible. ?Y yo que? Busco excusas argumentando que era joven y que solo queria echar una canita al aire. Pero ?es esto una excusa en realidad? Tenia la responsabilidad de vigilar a los campistas aquella noche y fui un vago.

Los arboles parecen caernos encima. Los miro y despues miro la cara de Lucy. Veo la belleza. Veo el dolor. Quiero acercarme a ella. Pero no puedo. No se por que. Quiero hacerlo, se que es lo correcto. Pero no puedo.

En lugar de esto me doy la vuelta, alejandome de la mujer que amo. Espero que me llame, que me pida que me detenga. Pero no lo hace. Me deja marchar. La oigo sollozar. Sigo caminando. Camino hasta salir del bosque y llegar al coche. Me siento en una acera y cierro los ojos. Un dia u otro tendra que pasar por aqui. Asi que me siento y la espero. Me pregunto adonde iremos cuando venga. Me pregunto si nos marcharemos juntos o si este bosque, despues de todos estos anos, se habra cobrado una ultima victima.

* * *

Agradecimientos

No soy especialista en casi nada, pero tengo la suerte de conocer a genios generosos que si lo son. Esto parecera una lista de nombres, pero me ayudaron mis amigos y colegas, el doctor Michael Baden, Linda Fairstein, el doctor David Gold, la doctora Anne Armstrong Coben, Christopher J. Christie y el autentico Jeff Bedford.

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