a Nicola O'Shea, editora senior de HarperCollins, cuya capacidad de organizacion, diligencia y pasion por su labor hacen que trabajar con ella sea un placer. De hecho, cada vez que pienso en el entusiasmo, profesionalidad y talento colectivo del equipo de HarperCollins, no puedo sino maravillarme. En particular, me gustaria mencionar a Brian Murray, Shona Martyn, Sylvia Marson, Karen-Maree Griffiths y Vanessa Hobbs.

Tambien querria dar las gracias a Fiona y Adam Workman. Si, como dice Marilyn, los diamantes son los mejores amigos de las chicas, entonces Fiona y Adam son los amigos de claridad mas deslumbrante, corte y profundidad ideales y peso por quilate perfecto. No solo me dieron inestimables consejos cada vez que me atascaba, logrando sacar a la superficie de nuevo mi creatividad gracias a su exquisita cocina y a su alegria de vivir, sino que me enviaron un cofre del tesoro que contenia fuentes de informacion fundamentales. Entre ellas, destacan los maravillosos Kay Campbell y Theo Barker, que investigaron para mi sobre el campo de inmigrantes Bathurst y sobre los campos de inmigrantes en general, mientras yo residia en Nueva York, y Joan Leyda y Peter Workman, que se tomaron la molestia de compartir conmigo sus animados y entretenidos recuerdos sobre el Sidney de los anos cincuenta. Sobre este tema, me gustaria dar las gracias a la legendaria disenadora australiana, Beril Jents, al periodista y autor, Kevin Perkins; a Gary A. Shiels y Aran Maree, del Club de Salvamento y Surf de Bondi Norte, y John Ryan, del Club Australiano de Jinetes por la informacion de valor incalculable que todos ellos compartieron conmigo.

Agradezco tambien al resto de mis fuentes de informacion su entusiasmo y el tiempo que se tomaron en contestar a mis preguntas: a Levon y Janna Olobikyan por sus relatos de primera mano sobre el Moscu de los anos sesenta; a Andrea Lammel por los terminos sobre baile y las frases en aleman; a la doctora Ludmila Stern, de la Universidad de NSW, y a Svetlana Aristidi por revisar todos los terminos en ruso y los nombres patronimicos; a Jan Wigsten, de Nomadic Journeys, y a Graham Taylor, de Karakorum Expeditions, por explicarme los detalles practicos a la hora de cruzar el desierto del Gobi; y a Vicky Robinson por su comprension del polaco.

Tambien hay una multitud de gente a la que quiero agradecer que haya suavizado los momentos duros del viaje de la que suscribe y haya endulzado mis alegrias. Desgraciadamente, por restricciones de espacio, no puedo enumerarlos a todos, pero me gustaria especialmente mencionar a Jody Lee, Kim Swivel, Maggie Hamilton, el profesor Stephen Muecke, Bruce Fields, Jennifer Strong, Alain Mentha, Andrea Au, Brian Dennis, Shilene Noe,

Jeffrey Arsenault, Kevin Lindenmuth, Tom Nondorf, Craig Smith, Phyllis Curott, Arabella Edge, Christopher Mack, Martin Klohs, Kai Schweisfurth, Virginia Lonsdale, Olivia Rhee y los miembros de Women in Publishing, Nueva York. Tambien me gustaria dar las gracias a mi companera de cuarto de Nueva York, Heather Drucker, no solo por prestarme generosamente todo su equipo de comunicaciones y procesamiento de textos sin restricciones, sino tambien por compartir conmigo la compania de sus dos maravillosos gatos. Sentada en la cama con mi portatil, con Sabine y Chaplin acurrucados y ronroneado uno a cada lado y con la nieve amontonandose en el exterior de la ventana, disfrute de la atmosfera perfecta para escribir La gardenia blanca de Shanghai. ?Gracias a todos!

Belinda Alexandra

***
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[1] Cochecito ligero de dos ruedas arrastrado por una persona. (N. de la T.)

[2] General Post Office. Oficina central de correos de Sidney. (N. de la T.)

[3] Country Women's Association. Asociacion de Mujeres Rurales de Australia. (N. de la T.)

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