dias de la muerte de Gustavo Horacio Gilabert (articulo al que ya nos hemos referido), Jaume Palau sugeria que, en este pasaje, el autor parece reflejarse en su personaje de forma muy explicita, ya que, segun Palau, «no habia nada que irritase mas a la persona de Gilabert que la caida de un reloj al suelo». Sobre el caracter irascible y sombrio del Gilabert real, se han escrito muchas cosas que, segun Palau, no son enteramente ciertas Tambien se ha dicho que Gilabert era un hombre hosco y seco, que rechazaba los homenajes y los actos publicos, las tertulias y las escuelas, que arremetia contra el oficialismo cultural con una mala leche de francotirador y que solo concedia entrevistas a «dos o tres amigos intimos y a algunas mujeres fantasiosas». Jaume Palau no desmiente estas atribuciones de su personalidad.

[28] Absurdamente, Hans Eckhart ha sugerido que este fragmento implica que mis notas y el mismo prologo, son en realidad adiciones metaliterarias que Gilabert escribio para la edicion en castellano. En esa disparatada hipotesis, yo seria un personaje inventado por Gilabert…

[29] La idea de colocar el Paraiso terrenal en la cima de un alto monte se hallaba ya presente en obras de los padres de la Iglesia oriental; igualmente, san Buenaventura habia situado el Paraiso en una atmosfera pura en la que se podian distinguir, en tenues contrastes cromaticos, los tres grados de conocimiento elaborados por santo Tomas. Como ha senalado Guido Castillo, la descripcion que hace Gilabert aqui se asemeja mas a la concepcion clasica que sigue el esquema aristotelico-ptolemaico de los pecados. Guido Castillo, Algunas concomitancias esenciales entre Dionisio Aeropagita y G. H. Gilabert, Temas de hoy y de ayer, Montevideo, 2002.

[30] Como descubrio el arqueologo literario Alberto Couste, esta frase es casi identica a otra que se repite en Homero (en el canto XI de la Odisea, cuando Ulises habla con su madre en el bajo Hades), en Virgilio (en los cantos II y VI de la Eneida, cuando, respectivamente, Eneas ve el fantasma de Creusa y alucina el de su padre) y en Dante (en el canto II del Purgatorio, al encontrarse Dante con el alma de Casella). Alberto Couste, «El subterraneo clasicismo de Gilabert», El Eco de Sitges, 3 de enero de 2008.

[31] Margaret O'Sullivan Dexter ha apuntado que Gilabert quiere acercar aqui a Lopez a la categoria de nuevo Fausto, M O'Sullivan Dexter, «Faustian Presences in the Prose of G. H, Gilabert», New Canadian Literature Review, 2006.

[32] Es bien sabido que el autor tenia verdadera pasion por el deporte del golf, y que llego a cumplir el handicap 8 (lo que significa jugar considerablemente bien) durante muchos anos. Aqui, con este personaje que lleva su nombre, parece ironizar sobre si mismo como en ningun otro lugar de la novela.

[33] En su libro titulado Los silencios de Homero, Ion Agheana acuna el rustico termino «polvo epico» para referirse a la relacion erotica que mantienen Elena y Paris en la Iliada. Aqui, entre lineas, Gilabert parece hacer un pequeno homenaje a Agheana, sin duda uno de sus amigos mas entranables. Ion Agheana, Los silencios de Homero, Revista de Las matas, Madrid, 2009.

[34] E. J. Hartigan Jr, en su escandaloso articulo titulado «Interior Duplication and the Problem of Form: Cervantes vs Gilabert» (Oklahoma, Univ. of Oklahoma Press, p. 125), sugiere que la funcion discursiva de este plagio -son literalmente las palabras que aparecen en El Quijote en boca del Sancho real- no es otra que la de cubrir un pasaje que a Gilabert le hubiera resultado del todo imposible imitar…

[35] Duque, Satie y Lesconi fueron hombres de negocios muy conocidos en la Europa de finales del siglo XX. En su tratado titulado La velada comercialidad de Lopez y yo, Samuel Me Graw Hill senala que el autor incluyo a estos tres hombres en su novela para conseguir una resonancia mayor en Espana, Francia e Italia, de donde eran respectiva y originariamente estos tres empresarios ya fallecidos. Lo cierto es que en Espana se llegaron a vender en un solo ano 643.789 ejemplares, en Francia 453.212 y en Italia 587.009.

[36] No hemos traducido el termino «fot-li» al considerar que el propio autor lo juzga intraducible. Como orientacion aproximativa, «fot-li» significaria dale, o pegale. Por lo demas, es dificil adivinar el sentido que Gilabert quiso darle a este pasaje en el que Cioran, un autor rumano, habla explicitamente en catalan. Garcia Bowle de Andrade, en una frase indigna de Garcia Bowle de Andrade, ha recordado aqui que «el pintor catalan Salvador Dali tambien solia afirmar que se sentia catalan, catolico, apostolico, romano y un poco rumano».

[37] Gilabert se refiere aqui al cuento de Borges titulado «La otra muerte». En el se plantean varias versiones de la muerte de Pedro Damian. (Nota a la nota.) Falta muy poco para que el lector conozca la definitiva identidad del autor de esta novela; es decir, la mia, la de Luis Lopez. Por ello, no tiene ya sentido que sigamos con esta farsa del prologuista y de sus fastidiosas notas a pie de pagina. Ademas, me empieza a caer un poco mal este tio. Manana, segun como me levante, a lo mejor voy y ?zas!, me lo cargo de un plumazo.

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