Vestidas con camisones de algodon y zapatillas de andar por casa, se rieron de el, cambiaron de canal, se sentaron y empezaron a ver «La tribu de los Brady», aparentemente sin que les molestara, al menos por el momento, el movimiento de la imagen. Caleb se dio cuenta desde los primeros segundos de que se trataba del episodio en el que Cindy pierde a Kitty Guarda-todo -su muneca, sospechosamente parecida a la senora Beasley, de «Cosas de casa» que la joven Buffy llevaba obsesivamente colgada del cinturon, solo que sin las gafas de abuela. No recordaba el nombre verdadero de Buffy, de la actriz. El hermano, Johnny Whittaker, hizo
Buffy murio de una sobredosis, recordaba Cal.
Hay veces en que uno no puede pensar en nada bueno, ni aunque este viendo «La tribu de los Brady». En el pasillo, el agua emitia ruidos metalicos al pasar por los radiadores y la condensacion enturbiaba las ventanas que habia sobre ellos. Su mirada se perdio entre los matorrales cubiertos de escarcha.
Mientras estaba en clase no se le ocurria nada mas apetecible que pasar el dia entero retozando, pero ahora no se sentia con ganas de leer, dormir, o hacer la colada, que realmente hacia mucha falta. Por la ladera de la colina marchaban manadas de estudiantes en direccion a los edificios de fisica y biologia, mientras otros cruzaban el cesped para dirigirse a los departamentos de humanidades de Camden Hall o al gimnasio. Nunca habia entendido que la gente hiciera ejercicio al comenzar el dia, aunque Willy lo hacia a menudo. Un telefono sono en algun lugar cercano.
A lo mejor deberia ir a hablar con Fruggy Fred. Consulto su reloj, que tenia el cristal empanado de sudor.
No tenia por que haberse molestado. Era imposible que Fruggy estuviera despierto a esas horas de la manana. El tio era capaz de dormir dieciseis horas al dia y dormitar algunas de las restantes. Lo llamaba terapia de sueno, de modo que trataba el asunto con solemnidad y reverencia. Caleb sentia a menudo como si un grueso descorchador estuviera atravesandole el pecho cuando Fruggy hablaba de ello.
– Si controlas el sueno del mundo controlas el mundo -dijo en una ocasion Fruggy Fred, con voz sonolienta, a las ondas de la KLAP, antes de quedarse dormido sobre el panel de control. La lugubre cancion de los Doors, «When The Music Is Over» habia sonado ininterrumpidamente cuatro veces antes de que Rocky y los demas guardias de seguridad echaran la puerta abajo.
Fruggy no estaba disponible al menos hasta las tres de la tarde, cuando empezaba su turno en la radio.
9:05.
9:06.
Caleb penso en ir a buscar a Jodi y tratar de persuadirla para que se saltara las clases restantes, pero sabia que no lo conseguiria. Ella siempre se habia tomado los estudios con mucha seriedad -demasiada seriedad-, incluso en la escuela elemental, hasta tal punto que habia aparecido en la prensa local por no haberse perdido un solo dia de clase hasta su graduacion. Entendia las razones pero hubiera preferido que las cosas fueran diferentes. En aquel momento estaba al borde de un ataque de melancolia.
Ella creia que tenia que ser infatigable si queria escapar al destino de la miseria que sufria el resto de su familia. Dos hermanos y dos hermanas, todos menores que ella y ya con familias propias y cada vez mas numerosas -ninos a los que no podian mantener, antecedentes por robo, trafico de drogas y por disparar contra perros, un par de ninos retrasados que nunca podrian recibir la atencion especializada que precisaban-.
A su hermano Johnny lo habian apunalado en seis ocasiones diferentes, y disparado en otras dos, y el tio seguia en la calle robando coches, a pesar de que le faltaba la mitad del intestino delgado. A Rusell le iba mas el allanamiento de morada y por las noches solia deslizarse por tuberias y enrejados, cuando la gente estaba cenando y viendo la television. Lo habian detenido en cinco o seis ocasiones ya, pero la policia no podia encerrarlo demasiado tiempo porque nunca robaba nada que valiera mas de cincuenta pavos. Sobre todo monederos, zapatos de mujer, relojes-radio, fotografias antiguas en blanco y negro y cualquier ejemplar del
Tenia tambien el desagradable presentimiento de que sus hermanos podian haber abusado sexualmente de ella en alguna ocasion, y sus dientes manchados, sus barrigas de cerdo y sus tatuajes proyectaban en su mente imagenes especialmente pavorosas, aunque lo cierto es que ella nunca habia dicho nada. En ocasiones daba patadas y lloraba mientras dormia. Caleb se preguntaba si podria pedirle a Fruggy Fred que la siguiera en una de sus pesadillas, entrara en su subconsciente y regresara con toda la verdad.
Una de las cosas mas incongruentes era que su madre, una alcoholica, guardaba todavia los primeros cuadernos de matematicas y caligrafia de Jodi, llenos de estrellas doradas y con sonrisas pintadas por todas partes. Los habia ojeado en alguna ocasion, pagina tras pagina en las que hasta los primeros signos y simbolos eran perfectos. Cada proyecto, realizado sin tacha: el tracto digestivo dibujado a escala precisa, el sistema limbico, mapas del tiempo mas detallados que los de Mary Grissom, todo elaborado de manera exhaustiva y precisa, ano tras ano. ?Que nina de cinco anos no mezclaba las
Ahora, en el ultimo semestre de su ano de graduacion, estaba mas absorta que nunca en sus estudios. Habia muchas cosas entre ellos, cosas que no se decian pero se inferian, y surgian cada vez mas a cada dia que pasaba. Ella habia tenido que ir al dentista a que le hiciera una ferula de plastico porque habian empezado a rechinarle los dientes con mucha fuerza. El termino clinico era bruxismo, y el sonido lo mantenia despierto durante la noche y le crispaba los nervios durante el dia. Pero se habia convertido en tal medida en parte de ella, que Jodi ya ni lo oia.
Su media academica, sus cartas de referencia, sus contactos en la facultad y sus investigaciones:
9:10.
Caleb apoyo los codos en la ventana y contemplo el presente antes de que tuviera tiempo de alejarse mas de el. Al ano siguiente Jodi iria a la facultad de Medicina, y por mucho que le habia asegurado que eso no afectaria a su relacion, el habia visto la verdad en sus ojos. Ya estaba deshaciendose. Confiaba en que sus propias mentiras no resultasen tan evidentes, pero tenia la sensacion de que no era asi.
El telefono del pasillo seguia sonando y finalmente logro que se levantara. Se acerco, preguntandose si alguien lo cogeria. Cuando habian pasado unos catorce tonos, se dio cuenta de que era el suyo.
Saco la llave mientras corria por el pasillo, casi seguro, pero no del todo, de que probablemente, alguien que no hubiera colgado a estas alturas esperaria otro minuto. Como llevaba solo los calcetines en los pies, resbalo sobre las baldosas y estuvo a punto de chocar de cabeza contra la pared. Llego a su cuarto corriendo, introdujo la llave en la cerradura y giro el picaporte. ?Quien podia estar tan desesperado por hablar con el?
En un movimiento rapido, la puerta se abrio con mucha mas facilidad de lo normal, el picaporte se le escurrio entre los dedos y el impulso que llevaba lo lanzo demasiado deprisa al interior del cuarto. Patino sobre la alfombra y logro mantener el equilibrio pero estuvo a punto de caer de rodillas al chocar de costado con la silla del escritorio. Jesus, iba a partirse una pierna si seguia asi. Llovieron libros de la estanteria y el frasco de cacahuetes que habia sobre el pequeno refrigerador cayo al suelo y se hizo anicos.
– Maldicion. -Levanto el telefono-. ?Si? -Con mucho cuidado, reunio los trozos de cristal de mayor tamano empujandolos con el pie-. ?Quien es? Eh, no cuelgue ahora, que estoy aqui.
No habia senal, ni esa clase de estatica que indica que hay una conexion defectuosa.
El aire esperaba, tan gelido que casi pudo sentir un descenso de la temperatura.
– ?Si…?
Vacio. Espero, y el seco silencio se prolongo identico otros cinco latidos de corazon, y luego ocho, y diez, contabilizados sin ninguna razon. Al otro lado no se oia una respiracion, no habia un pitido de tren ni un solo sonido de fondo que pudiera darle alguna pista. Nada que sugiriera la presencia de algo humano, y por eso espero tanto tiempo, ya que aquello habia esperado tanto tiempo por el.
Mientras se acercaba mas al receptor, creyo poder detectar una presencia. Algo mucho mayor que el mismo estaba tratando de atraerlo alla dentro. No terminaba de decidirse a decir nada mas: el silencio era tan completo que parecia como si no tuviera un telefono en la mano y no hubiera un oido escuchandolo.