tenia razon Camino. Y ademas ayudaba a dormir.

– ?Seguro que no quieres que te vayamos a ver?

– Seguro.

– La verdad es que tienes muy buena voz -decia ella-. El domingo te vuelvo a llamar.

– Vale.

– Pues hasta el domingo, tesoro.

Lo que tiene el encontrarse bien es que no lo apuntas, te acostumbras como a algo normal que va a durar siempre. En los ratos malos se queda uno atrapado, dejan mas marca. Total, que si no tomara por testigo los dibujos del cuaderno, es como si no hubiera estado nunca en aquel campamento de verano. Y eso que pase alli mes y medio. Que tambien lo se por el cuaderno.

El dos de septiembre, a la hora del desayuno, me avisaron por megafonia. Baje corriendo al locutorio, pero no era la voz de ella sino la de mi padre. Que, por cierto, parecia otra, vacilante y apagada. Me llamaba para decirme que la abuela habia muerto de un ataque al corazon. Estuve a punto de preguntarle que que abuela, pero me calle porque me parecio que el estaba llorando. ?Y yo que podia decirle? Creyo que se habia cortado la linea.

– ?Estas ahi, Baltasar?

– Si, papa. Pero no llores.

– Es que tengo remordimientos. La tarde antes fui a verla y le estuve hablando de muchas cosas. Sobre todo de ti. Ella se sulfuro mucho y tuve que darle un calmante. Pero acabo reconociendo que te queria conocer, que sonaba contigo sin parar. Esa misma noche murio, mientras dormia. Pero antes habia escrito un papel. Bueno, ya te lo contare todo. Con tu madre no me puedo desahogar. Solo quiero que sepas que la abuela tenia mucho genio, pero en el fondo era buena.

– Claro, es que a veces se metia en su cuarto a hilar tiempo.

– No entiendo nada de lo que dices.

– Es la linea. Yo tambien te oigo fatal. Pero dime, ?tengo que volverme antes o hacer algo? Aqui nos queda una semana.

Se quedo dudando. Luego dijo con voz entrecortada.

– Falta no es que hagas. Ya la hemos enterrado y tu madre ni siquiera queria que te lo dijera. Te estoy llamando desde el despacho. Pero es que soy yo quien necesita verte, hijo, entiendelo. Hablar contigo.

– Okey, pero no llores, por favor. Dime lo que hago.

– Manana por la manana pasara un taxi a buscarte desde Vigo. Preguntaran por ti. Prepara tus bultos. Y gracias.

Ahi se empezo a desencadenar el vendaval de otono, y volvi a sentir el fardo de la realidad sobre los hombros.

Cuando desembarque en la casa zurriburri, todo andaba mas que nunca a la deriva y papa tardo lo menos tres dias en hablar conmigo, porque estaba asustado.

– Lo estamos todos un poco, tio -me conto Max, que fue el unico al que me atrevi a pedirle explicaciones-. Aqui se corta el aire con un cuchillo. Es que tu no sabes como ha sido lo de mama desde que se murio la vieja. Neurotica total. No quiere ni que le nombren la casa del rio y menos a Saturio. Le dan ataques de nervios. Tu padre con lo de Fuencis se porto mucho mejor, hay que reconocerlo. Mama es que a veces se pone muy burra. No atiende a razones.

– ?Pero quien es Saturio?

– El criado ese de tu abuela, que parece un palo. El que la encontro muerta. Enseguida se presento aqui, llorando y dando gritos. Que no veas como se puso mama. Segun dice Damian, para el es como de la familia. Bueno, no lo dice mucho porque no se atreve.

Habiamos bajado a tomar un cafe con leche a la plaza, a peticion mia, la misma noche en que llegue del campamento. Y me parecio que para los dos era un consuelo estar hablando. Es el ultimo rescoldo de calor familiar que despide la provincia sumergida. Le pregunte por Camino y dibujo en el aire con la mano el gesto de espantar a un abejorro. Se habia largado sin despedirse, llevandose unas chucherias de Lola, cosa de poco valor, pero bueno, otro minicabreo. Ahora iba a llover el dinero, por lo visto. Los duelos con pan son menos. A ver si mama se calmaba, reconocia que se estaba pasando y nos largabamos de una vez a Madrid, que en Segovia ya nadie pintaba nada.

– ?Huyamos despavoridos! -remato.

La casa del rio, que mucha gente la llamaba asi, es aquella grande del escudo con dragon, donde yo deje de pequeno mi firma trazada con carboncillo. Pertenece a un genero inquietante: el de los llamados bienes inmuebles, o sea que donde la dejas alli se queda como no la vueles con dinamita. Hasta hace pocos meses, cuando papa ha comentado por telefono con Pedro que por fin alguien la quiere para construir un parador, ha sido tema tabu. Tabu quiere decir que, sin que nadie te lo prohiba con amenaza de muerte, notas que no puedes hablar de ciertas cosas, se te pega la lengua al paladar con engrudo, como en las pesadillas, y no es poco si por lo menos consigues tragar saliva.

La ultima vez que se menciono fue la del ultimo ataque de furia de mama en el gabinete. Nunca la habia visto asi, echando chispas pero de verdad; y de esa vision saque luego el dibujo para el colegio Atenea donde aparece con los pelos de punta y chillando. Yo estaba presente, porque mi padre lo habia querido, y no sabia que hacer, porque ademas hablaban de mi.

– ?Pues el tampoco va, ni a rastras! -grito mama apretandome contra ella-. ?Alli no pone los pies tu hijo! Por lo menos mientras yo viva.

Papa dijo bastante sereno:

– Eso habra que preguntarselo a el.

Mama se solto de mi y cayo en un sofa pataleando. Desagradable a tope.

– ?No quiero! ?No quiero! ?Alli no, alli no!

Papa, creo que con toda la razon del mundo, la llamo histerica y le pego una bofetada que la tranquilizo como por encanto. Mucho dano no creo que le hiciera. Pero sono.

– Vamos un momento a tu cuarto, Baltasar, hijo -dijo luego, encaminandose a la puerta.

Fui yo quien, espontaneamente, le agarro la mano. Y el la oprimio con una voluntad clara de alianza. Ya habian pasado tres dias desde que volvi del campamento y lo primero que hizo, cuando nos vimos en la casita de papel, fue pedirme perdon por haber tardado tanto en explicarme las cosas. Tambien sentia mucho -dijo- que se le hubiera escapado aquel bofeton a mi madre delante de mi. No la pegaba nunca, jamas.

Me acerque a cerrar la puerta y no se veia nada.

– Bueno, no creo que le hayas hecho mucho dano -dije-. Pero sientate.

Lo hizo en el sillon que herede de Bruno. Y venia a cuento. Porque de lo que el me queria hablar era de herencias. Yo me quede apoyado en el pupitre de Gabriel y pasaba los dedos por el borde.

– A ti te gustan estos muebles de tu cuarto, ?verdad? Seguro que te los quieres llevar a Madrid.

– Si, ?te parece mal?

– No, hijo, ni mucho menos. Solo queria dejar claro que los heredas de una familia que a ti no te toca nada. Y yo, que soy tu padre, quiero pedirte que vengas conmigo a la casa donde naci y he vivido tantos anos, no creo que sea mucho pedir. La casa es tuya, ella lo ha dejado escrito en los papeles, pero como es un bien inmueble y por ahora no va a venderse, no la vamos a cargar en un camion de mudanza. Lo de dentro en cambio son bienes muebles, ?entiendes?, cosas que se pueden llevar. Y yo tengo el gusto de que elijas alguna para ponerla en tu cuarto de Madrid. ?Que te parece?

Me sente y me rasque la cabeza.

– Bien. Pero ?que cosas hay? ?Son muebles grandes?

– Bastante grandes, si -reconocio-. A mi padre, que en paz descanse, le encantaba lo grande.

– Pues eso es un problema. Pero bueno, algo habra mas pequeno, tu no te preocupes. Se me ocurre una cosa. ?Por que no me lo eliges tu? Piensa a ver.

No parecio disgustarle aquella oferta de pacto. Apoyo la frente en la mano. Yo seguia atento a los ruidos de fuera. No se oia nada. Al cabo de un rato, la cara de papa se ilumino.

– ?Ya esta! Hay una cosa que se que va a encantarte. Un poco grande, si. Pero tu cuarto de Madrid es el doble de este, supongo que cabra.

Sonreia, como un nino al que le han hecho un regalo. Gestos asi son los que tengo que almacenar en mi memoria para cuando me da por no sacarle mas que defectos al hijo de ese duque que nos cedio a los dos su

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