emocionar como me sucede cada vez que lo recuerdo… Eva recosto las caderas sobre el escritorio presidencial, nos miro a todas y sonrio. Era un gran privilegio, dijo, que nos tocara gobernar como amigas, como mujeres sin la obligacion de fingir seguridad ante la disyuntiva que nos tocaba enfrentar, como personas conscientes de nuestro deber de preservar el proyecto del pie. Precisamente por eso debiamos meditar la decision que tomariamos. Lo debiamos hacer de la manera mas ponderada. No necesitabamos votar, ni gritar nombres, ni apresurarnos. Una de nosotras tomaria el lugar de Viviana. Ojala solamente por unos dias, pero bien podia ocurrir que fuera por mas tiempo y la decision necesariamente debia obedecer al peor escenario imaginable, al escenario de una sustitucion definitiva. ?Quien de nosotras reunia las capacidades necesarias? ?Cuales eran esas capacidades? No estabamos en guerra. La emergencia de la explosion del volcan Mitre se habia superado. Nuestra fragilidad como gobierno era de otra naturaleza: se debia al espiritu de igualdad que nosotras queriamos imprimir al ejercicio del poder; un espiritu de igualdad que, segun habiamos propuesto, requeria de un momento inicial de terror y sorpresa - shock and awe, eso mismo dijo, como en los bombardeos a Irak- en que los hombres experimentaran la perdida absoluta del poder; que pasaran a calzarse, literalmente, los zapatos de la sujecion domestica que por siglos las mujeres habiamos experimentado y a la que habiamos resistido, no con guerras, ni con bombas, sino haciendo de tripas corazon, aprendiendo a ejercer el amor, volviendonos expertas en el cuido de la especie, encontrando, en las condiciones mas dificiles de represion de nuestra riqueza intelectual, el espacio pequeno donde recordar que nuestra libertad, lo sublime y bello de nuestro espiritu perduraria y algun dia, paso a paso, un pie delante del otro, lograria emerger y mostrarle al mundo otro camino, un camino nuevo de camaraderia, de colaboracion, de respeto mutuo. Quizas nosotras eramos el tesoro secreto de la vida. Quizas nuestros sufrimientos tenian sentido: nos habian forzado a guardarnos para este momento de la humanidad, para que fueramos nosotras quienes tomaramos las riendas y alteraramos el curso de nuestro planeta. Faguas, la pequena y pobre Faguas, con nosotras a la cabeza, podria, debia mostrar que era posible una organizacion social igualitaria, enriquecedora para hombres y mujeres, capaz de integrar la familia con el trabajo y de aniquilar esa injusta explotacion milenaria que, lamentablemente, se aprendia en el mero corazon del hogar, y de la cual las mujeres eramos las victimas propiciatorias.

Por eso, nosotras, no podiamos en ese momento, pensar a la ligera.

Rebeca, Ifigenia, Juana de Arco y yo miramos a Eva con un torozon en la garganta. Con sus palabras dijo lo que las demas sentiamos. Nos dio gran ternura verla asumir el sentido historico de aquel momento.

Madre mia, pense yo, este experimento nacido en el jardin de Ifigenia, una noche de la semana entre amigas, alumbrado con vino, cigarrillos, humor y amor, ahora es una saeta lanzada desde la imaginacion, que nos toca sostener en el aire. Y no unicamente por lo que el pie representaba como ruta nueva, sino por vos Viviana, porque vos estas en una cama de hospital, en coma, y ni yo ni ninguna de nosotras toleraria verte despertar para ver un fracaso. El pie continuaria. Nos tocaba escoger bien.

Eva y Rebeca, la una con su fuego y la otra con su flema, parecian las protagonistas del chiste de los gemelos educados que no nacian porque uno le decia al otro: pasa tu; y el otro respondia: no, pasa tu primero. Entonces yo dije que se callaran. La Ifi, Juana y yo ibamos a escoger entre ellas y la cosa terminaba alli. El voto de Juana supliria el de Viviana. Juana nos repartio unas tarjetas blancas. Hubo dos votos para Eva y uno para Rebeca. No se dijo mas. Acordamos que las representantes del pie propondrian a Eva a la Asamblea. Ella no se resistio.

Rebeca la abrazo. Nos abrazamos todas. Asi fue como sucedio.

(Materiales historicos)

BLOG DEL IMPERTINENTE [3]

?Parece mentira! ?Las cosas que pasan en Faguas! Menos mal que los hombres nos repusimos ya del mal de testa porque este pais si que esta madreado. La Presidenta sigue en coma y mientras tanto la Asamblea de las Mujeres (?que diria Aristofanes de esta?), en abierta violacion a la Constitucion, ha elegido en su lugar, interinamente dicen y con los votos mayoritarios del pie (de quien mas), a la benemerita pelirroja, Ministra de Defensa y antigua gerente de Servicios de Seguridad s.a. (ssaa), Eva Salvatierra, para que nos gobierne. En la Reforma Constitucional realizada bajo los auspicios de nuestro ilustre gobierno femenino, ellas mismas dejaron claramente establecido que nadie que no fuese directamente electo o electa, debia asumir el rol presidencial. Al imponer a Eva Salvatierra, la Asamblea Nacional ha contravenido esta disposicion, colocandose fuera del marco que rige las leyes de nuestra nacion.

Lo anterior ha acontecido, seguramente, a instancias de esta senora Salvatierra, que, como es bien sabido, no solo es militar, sino el intelecto que ha llevado a Faguas a la Edad Media, con jaulas donde se exhiben delincuentes, tatuajes impios en las frentes de estos y los trabajos forzados a los que somete a los prisioneros.

No es que pidamos misericordia para quienes cometen crimenes deleznables, pero poco edificante es combatir la violencia contra las mujeres aplicando esos metodos barbaros e inhumanos contra los hombres.

Eva Salvatierra podra ser muy del pie, muy Eva y muy Salvatierra, pero ni pertenece al Paraiso Terrenal, ni tiene en mente salvar a nadie; al contrario: es, como lo fue Thatcher en su tiempo, una dama de hierro.

Los hombres de Faguas ya estamos cansados de estas amazonas trasnochadas que han intentado convertir a nuestro pais en una guarderia infantil y convertirnos a nosotros en dociles servidores de sus necesidades.

Es urgente que no permitamos que se atropelle nuestra Constitucion. Manifestemos nuestro desacuerdo y demandemos nuevas elecciones.

?Que las mujeres buelvan a sus casas!

Jose de la Aritmetica se paro frente al hospital. Todas las mananas pasaba por alli. Que dedicacion la de las floristas, penso. Dia a dia ponian flores frescas en los baldes plasticos sobre la acera.

El esperaba a que salieran las enfermeras a comprar raspados y platicar con el en sus ratos libres. Asi se enteraba de como iba la salud de la Presidenta. Segun decian, seguia dormida en esa coma que quien sabe donde la tenia perdida mientras el pais se alborotaba. A los de la oposicion para nada les habia gustado que pusieran a mandar a la Eva pelirroja. Jose no se explicaba de donde venia la inquina hacia ella. Le parecia que mas bien querian convertirla en el pretexto para sacarse de encima a las mujeres porque el, cada vez que se entrevisto con ella, lo que vio fue una persona centrada, buena. Mal le olia la ola de criticas y ataques por los medios. Claro que a el tampoco le gustaba lo de poner a los delincuentes en jaulas, por muy malos que fueran. Ni sabia por que no le gustaba. Si alguien discutia con el, no sabia expresarlo. A la misma Eva Salvatierra no se lo habia podido explicar. Ella le dio sus argumentos y aunque el los entendiera, en el fondo, fondo, no lo convencian. Pero agarrarse de eso para decir que la mujer no estaba capacitada para sustituir a la Sanson, era pasarse de moralista o de vivo, no sabia cual.

Sono sus campanas. Un hombre gordo y alto le compro un raspado de pina, despues paso una senora con una nina y le compro uno de frambuesa. ?Que raro que no saliera la Chelita!, penso. A esa hora siempre salia a darse su estiradita, a fumarse un cigarrillo y comerse su raspado. Era la enfermera de los cuidados intensivos. Ella le habia contado de la muchacha extrana -clienta de el tambien- que se alternaba con el novio de la Presidenta, noche y dia. Juana de Arco se llamaba. Siempre andaba vestida de negro, con el pelo corto engomado para mantenerlo parado en punta. Llegaba en moto y salia a banarse, a cambiarse de ropa, porque en la tarde regresaba. A esa hora compraba su raspado. El primer dia lo quedo viendo extrano. Usted estaba en la plaza cuando hirieron a la Presidenta, ?no es cierto?, le pregunto. El le conto como se habia brincado desde su carrito cuando vio que ella caia para atras. Y ella le echo una gran sonrisa. Sin saber por que el le tuvo lastima. Era bien jovencita, pero trataba de hacerse la mujer vieja, madura. Queria aparentar que era supercontrolada.

Un chavalo paso a su lado y le puso una papeleta en la mano. La leyo:

Hombres de Faguas

ya es hora que las mujeres buelvan a sus casas

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